sábado, 31 de enero de 2009

Holocausto y limpieza étnica.



por Francisco A. Álvarez




Israel nunca ha cumplido resolución alguna de la ONU que lo involucre, ni siquiera la de su fundación, a pesar de que la invoca tendenciosamente como argumento para legitimar su existencia.


A pesar de que Washington utilizó decenas de veces el veto para maniatar al Consejo de Seguridad, Israel no cumplió más de cincuenta declaraciones que procuraban en vano frenar “la adquisición de territorios mediante la guerra” (1967) y detener su expansionismo artillado denunciando que «..la política y las actuaciones de Israel de establecimiento de asentamientos en los territorios palestinos y árabes ocupados desde 1969 no tienen validez legal y constituyen un serio obstáculo para la consecución de una paz justa, global y duradera en Oriente Próximo» (1979). En otras palabras, Israel se ha burlado sistemáticamente del organismo que posibilitó su existencia.


1) A la luz de los organismos internacionales sus acciones son claramente ilegales.


Tenemos así un estado que se apropia por la fuerza de territorios que no le pertenecen, que masacra a la población civil con metralla y fósforo blanco, que encierra en guetos y prisiones infectas a los palestinos, que tortura hasta la muerte a los “prisioneros de guerra” (¿qué guerra con 13 muertos de una lado y más de 1500 del otro?) y que – oh, curiosa tentación de la historia a las repeticiones – todo lo hace en nombre de un pueblo superior. ¿Que nunca dijeron tal cosa? Veamos, ¿no sostiene el sionismo que el judío “es el pueblo elegido de Dios?” ¿Pondremos en duda la sabiduría divina suponiendo que El no elegiría a los mejores? Y según el diccionario de la RAE mejor es: “superior a otra cosa en bondad y que la excede en una cualidad natural o moral”. Por si alguien se horroriza, y no pienso en los compañeros de SYL, es bueno recordar que en diciembre de 1948 el New York Time publicó una carta abierta escrita por Albert Einstein, Hannah Arendt, el rabino Jessurun Cardozo y 26 destacados intelectuales judíos estadounidenses, donde ya en esa fecha advertían del peligro que suponía la ideología sionista a la que relacionaban con el fascismo y el nazismo

2) Justifican su barbarie con los mismos argumentos que han utilizado otros estados terroristas de triste memoria.


Volvamos a lo que sosteníamos al comienzo de esta nota y quizá podamos entender mejor por qué es el criminal accionar de Israel el que fogonea el supuesto antisemitismo que tanto preocupa a ciertas organizaciones de la colectividad judía en la Argentina, que se espantan por la cruces esvásticas pintadas cerca de la AMIA – y está bien que lo hagan – pero guardan un silencio ominoso sobre los cientos de niños palestinos incinerados por la soldadesca israelí.


No cabe sorprenderse mucho ante tanta sensibilidad selectiva, cuando Menahen Beguin (premio nóbel de la paz de 1978) se refirió a la masacre de Deir Yassin, en la que más de dos centenares de palestinos fueron masacrados, mutilados, saqueados, vejados y arrojados en fosas comunes, de esta manera: “No sólo la matanza era justificada, sino que no hubiera habido Estado de Israel sin la victoria de Deir Yassin” (SIC).


En 1947 la ONU decide dividir el territorio de palestina y crear dos estados (uno judío y otro palestino) y poner a Jerusalén bajo custodia internacional.


Inglaterra se propone abandonar el protectorado que ejercía sobre Palestina el 15 de Mayo de 1948. Un día antes, el 14 de mayo, Ben Gurión, adalid del sionismo, declaró la formación del estado de Israel. Luego vino la expansión armada sobre territorios árabes y palestinos con variadas excusas, preferentemente contar con fronteras seguras ante la “agresión” de los terroristas y es bueno recordar que así fueron calificados ayer Al Fatah y la OLP y hoy lo es Hamas. Mal que les pesara a los sionistas no les quedó más remedio que aceptar al demonizado "terrorista" Yasser Arafat como presidente de la autoridad palestina.


Holocausto condensa en diez letras los horrores inimaginables del nazismo y nos recuerda con precisión un genocidio que subleva a toda persona honesta cualquiera sea su credo político o religioso. Lo que no se debe hacer es degradarlo a vulgar taparrabos del genocidio sionista en curso.


Limpieza étnica también habla de genocidio, de crímenes inenarrables, del más brutal salvajismo, de las mujeres y los niños como víctimas preferidas en este intento demencial por sojuzgare al pueblo palestino. Es lo que se practica diariamente en la franja de Gaza.


3) Si los dirigentes israelíes continúan masacrando palestinos y los representantes de la colectividad judía en nuestro país persisten en hacerse los distraídos, el antisemitismo crecerá por su absoluta responsabilidad.



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