domingo, 29 de marzo de 2009

PUBLICIDAD ENGAÑOSA


por Ariel Pascielli


El Gobierno está haciendo circular, para su discusión, un proyecto de ley sobre medios de comunicación para terminar con la vergüenza e ignominia del encuadramiento legal de ésta actividad –más conocida como Ley de Radiodifusión- en normas establecidas por la dictadura militar, con parches, remiendos, adaptaciones y modificaciones parciales legales y administrativas tomadas durante las sucesivas administraciones.

La Ley y sus modificaciones sólo permitieron la concentración de medios a favor de los factores concentrados del poder económico para encorsetar a la democracia y a la expresión popular, impidiendo la pluralidad de opiniones y la posibilidad de expresión para el campo popular.

Más allá de la adecuación legal a las nuevas tecnologías, la discusión hay que plantearla firmemente en la defensa de la libertad de expresión, del acceso a los medios de comunicación, del respeto intelectual por el pueblo, de la erradicación de pautas culturales que se amparan en ella para penetrar la idiosincrasia, la vida, las costumbres del pueblo, tratando de insuflarle, en un proceso de aculturación, sistemas de vida ajenos a nuestro sentir argentino.

Todo este proceso comunicacional es el coadyuvante para el sojuzgamiento y control de los intereses del pueblo. La aculturación imperial que le dicen.

Allí juegan los valores culturales que se pretenden imponer, a través del oligopolio y la cartelización de las noticias, sin permitir accesos a las vías de comunicación de otras corrientes que no se encuadren en los moldes preestablecidos por el poder local e internacional.

Ello responde a una estrategia de poder mundial que desde siempre ha estado presente pero que recrudeció a partir del Consenso de Washington.

Pero más allá de las editoriales y el manipuleo de la información, recrudeció la comunicación publicitaria siguiendo esas directivas de penetración, para promover el consumismo como deformación al buen consumo, llegando a caer sin ningún límite, en la mentira, en el falseamiento, en la falta de rigor científico para posicionar un producto, segmentarlo y dirigirlo al blanco específico de consumo y aún más, por repetición y “descreme”, abusando de las necesidades reales o provocadas, para ampliar las bases de la pirámide de uso.

Se ha abusado, y se abusa, del pueblo receptor de la comunicación y se lo incita a comprar productos más allá de sus necesidades reales y de su posibilidad de acceder al precio que tienen o del beneficio que le puede reportar.

La gran mayoría de los productos que se ofrecen, contienen un altísimo porcentaje de lo que se denomina “publicidad engañosa”, que no es otra cosa que abusar del desconocimiento del público, de su buena fe, de su posibilidad de comprender el todo del mensaje, en fin, de estafarlo intelectualmente para sumarlo al “target” de compradores.

Donde se observa con más frecuencia este tipo de metodología, es en la comunicación publicitaria de alimentos, suplementos alimentarios, medicamentos, dermatocosmética o instrumental o métodos que prometen menor peso, mejor masa muscular, mejor confort o calidad de vida, casi por milagro y en tiempo récord.

Existen en Argentina normas, disposiciones, resoluciones, decretos que tratan el tema con muy buen criterio en general, pero no existen leyes que obliguen a seguir pautas claras y precisas para terminar con el engaño, ni voluntad política ni sistema institucionalizado que adecue este tipo de temas para no seguir causando daño intelectual, físico o psíquico al pueblo argentino.

Esto viene de larga data y está enmarcado en el concepto “neoliberal” para su tratamiento denominado pomposamente “autorregulación publicitaria”, que coadyuva a consolidar el sistema de expoliación y dominio.

La “autorregulación” es un eufemismo que no tiene limites sino aspiraciones de mayor venta, de mejor rentabilidad, a expensas de deformar mentes y conceptos y calidad de vida. En aras de la libertad comunicacional no hesitan en distorsionar la verdad u ocultarla para ofrecer “beneficios” que no son tales.

Para evitar el encuadre en normas que pongan coto a este tipo de abusos, se han desarrollado conceptos como el de la mencionada “autorregulación publicitaria”, provenientes del hemisferio norte y que han permitido el libre albedrío y la proliferación del engaño al
pueblo argentino.

En nuestro país existen y están vigentes normas de muy buena factura que se pasan impunemente por alto, dado que el sector alimentario, medicamentos e instrumental para el confort y la buena salud, entre otros no las acatan.

No hay un sistema bien definido y estructurado para aplicar esas normas.

El Ministerio de Salud de la Nación, a través de la Subsecretaría de Regulación y Control y Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), debe proponer en la discusión de este proyecto de ley, que el Estado tome definitivamente esa función, la de control y rigor científico en la comunicación audiovisual de alimentos, medicamentos, suplementos dietarios y toda otra que se efectúe para promover o inducir al consumo de estos productos, para resguardar la salud de la población y erradicar la estafa y el engaño.

Tiene las normas vigentes para ello y puede hacerlo por si o con el apoyo invalorable que le pueda dar el COMFER.

Aprovechemos la oportunidad para lograr la ratificación por Ley de este problema que afecta al pueblo, de especial valía, tanto como lo son la pluralidad, la participación y la libertad de expresión y la lucha contra los monopolios comunicacionales.


Ariel Pascielli
Marzo 2009

LA INSEGURIDAD SOCIAL


por Jorge Rachid


La sensación que domina hoy en la Argentina es la inseguridad. Así lo afirman y lo remarcan los medios de comunicación, que muestran avances y tapas de crímenes y asaltos por doquier, con familiares y víctimas en estado de shock y con comprensible dolor y necesidad de justicia. Esta situación es reafirmada cada fin de semana con encuestas que remarcan la seguridad como la principal preocupación comunitaria.

Es legítima esa preocupación porque quienes la han vivido en carne propia, el curso de su vida no es el mismo. Cuidarse, tomar medidas que antes no se tomaban, alertarse telefónicamente, en fin un cambio de metodología cotidiana que calme la angustia producida por el stress postraumático, sobreviviente a un hecho delictivo.

Ahora desde el punto de vista sociológico, tomando distancia del dolor inmediato, el problema tiene otras características. En efecto si uno rememora la sociedad inclusiva y de pleno empleo de la mitad del siglo pasado, con proyectos de vida individuales y colectivos como pueblo, con movilidad social y ascenso en los indicadores de vida, puede empezar a sacar algunas conclusiones.

Desde 1976 en adelante se instaló en la Argentina un modelo económico, acompañado por un cambio cultural, que permanece dominante en estos días. Dicho cambio producto de la dictadura primero y de la persistencia de políticas neoliberales en el marco de la democracia posterior, enterraron el Estado de Bienestar, destruyeron la sociedad solidaria e instalaron la fragmentación social, como eje de la modernidad, demonizando al mismo tiempo al Estado, la pobreza y el trabajo argentino. Así hasta el 2001 en que el pueblo dijo basta a la lógica del Mercado y sus consecuencias en especial financieras.

En lo económico desde entonces ha habido avances en especial en el último lustro, al producir medidas que cambiaron el eje del dominio financiero neoliberal del mercado, hacia la cultura del trabajo y la producción, produciendo la incorporación de mas de 3 millones de argentinos a la población económicamente activa, derrotando la apropiación del ahorro interno genuino de trabajadores eliminando las AFJP verdadero ícono del saqueo neoliberal y restituyendo las leyes de protección de los trabajadores avasalladas por la flexibilización laboral en función de bajar los costos empresarios y la reinserción al esquema de movilidad de los sectores pasivos que durante años fueron congelados y después esquilmados por los poderes de turno .

En lo cultural en cambio, el proceso es mas lento, porque varias generaciones de argentinos crecieron en la lógica del individualismo, el exitismo, el sálvese quine pueda sin importar el prójimo, en medio de una diáspora social, con sectores arrojados de la pirámide social para siempre, empujados al desempleo y la desocupación en plena etapa productiva de sus vidas, con familias que debieron cambiar, cuando pudieron sus proyectos de vida para ellos y sus hijos, que no siempre lo consiguieron quedando como los nuevos pobres, después de haber habitado las capas medias argentinas, orgullo latinoamericano de nuestro país, en los años 50.

Si alguien pensó que las “fiestas” no traen consecuencias y sobre todo en el plano social, es porque no tiene pensamiento abstracto y proyectivo, pero un país que de la noche a la mañana produce 15 millones de desocupados y excluídos, que durante durante mas de 30 años instala el concepto egoísta y codicioso del dinero como eje de vida, que soporta una de las crisis mas importantes del mundo en el 2001, que se da el lujo de entregar desde sus fábricas hasta su tecnología de punta, que abandona la educación y la salud como reaseguros sociales futuros, que se desentiende del Estado confiando sólo en el Mercado como ordenador social , sólo puede esperar violencia, dolor y muerte. Son las secuelas naturales del neoliberalismo que privilegia lo económico sobre lo humano, lo inmediato por sobre los trascendente, la foto sobre la película, el individuo sobre la Comunidad, la fragmentación social antes que la solidaridad.

Un proyecto de país es un Destino Común para todos los argentinos, no sólo para algunos. Quienes quedaron dentro de la pirámide social, aquellos privilegiados que por información, herencia, suerte, pero también trabajo, ahínco, esfuerzo lo lograron no pueden desconocer el cuadro de situación social gravísimo que se les presenta diariamente. No son delincuentes los pobres ni los humildes, ni los desprotegidos. Son sobrevivientes con hijos sin proyecto de vida. Sólo en Provincia de Buenos Aires hay 200 mil chicos menores de 15 años sin estudios ni trabajo. No tienen la culpa ellos de esa situación. Si todos nosotros que habitualmente miramos hacia otro lado y nos emocionamos cuando nos muestran mujeres abnegadas, en especial mujeres que con comedores y ONG intentan paliar en parte tanta angustia y tanto dolor, deberíamos pensar que esos chicos de los comedores deberían comer en sus casas con sus padres y no de la dádiva pública.

No salen en los diarios ni siquiera en páginas interiores, los cadáveres de niños que no deberían morir y mueren de causas evitables, verdaderos asesinatos cotidianos, mas dolorosos aún en nuestra profesión médica. Son catalogados como indios Wichis o Tobas argentinos que mueren de hambre hoy en el Impenetrable chaqueño, como si fuesen extraterrestres mas que nuestros hermanos, verdadera discriminación pos mortem. No mueve la información la aparición de nuevas enfermedades infecto contagiosas ya derrotadas en otras épocas, ni el salvaje deterioro de los hospitales públicos, pero si son tapas los reclamos de los sectores de mas altas ganancias en el lustro, que piden pagar menos impuestos.

Dónde está el Estado? claman los medios cuando la noticia hospitalaria salta por un accidente grave y colapsa el servicio de emergencia, pero callan a la hora de los recursos. Dónde está el Estado? cuando piden represión a chicos fumando paco o tomando cerveza en una esquina, cuando la respuesta lo sabemos todos, es desde lo social, no desde lo policial. Así la lista interminable de un batalla cultural en pleno desarrollo entre un Modelo Social Solidario que debemos reconstruir o el afianzamiento del Modelo Neoliberal exedentario que con la teoría del derrame, postergó “sine die”las esperanzas del pueblo argentino y los proyectos de vida de miles de compatriotas.

Esa verdadera discusión que aún no está sobre la mesa es la que permitirá elaborar los nuevos paradigmas comunes de los argentinos. Si somos capaces de encontrar las formas de discusión, sin extorsiones ni prepotencias sectoriales en un marco común de combate, frente a la crisis de los países centrales , sin comprar recetas prehechas ni imposiciones de organismos externos, sólo defendiendo el interés del pueblo y la Nación, que sólo se puede realizar desde una identidad nacional muy fuerte, entonces podremos comenzar a restituir el tejido social dañado por años de desidia, codicia y un Estado ausente de sus obligaciones institucionales.

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar

CABA , 23 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

ORQUIDEAS, ORTIGAS Y CARDOS


por Ariel Pascielli


Sixto Condal Ríos y Carlos Olivari era una dupla de autores de libretos cinematográficos que, entre otros, tuvieron grandes éxitos en el viejo cine argentino de teléfonos blancos. Uno de ellos se tituló “Los Martes, Orquídeas”. Tal fue el suceso de ésta película que Hollywood adquirió sus derechos para realizar una remake que no tuvo la trascendencia de la original argentina.

“…Ni cardos ni ortigas cultivo, cultivo una rosa blanca…”. Utilizando al poeta y a los escritores trataremos de poner en actualidad los dichos y títulos de estas obras.

En la puja sectorial que los “gauchócratas”, ganadores de rentabilidad adicional sobre lo que no le pertenece y especuladores financieros al servicio del gran capital, cuando no gran capital ellos mismos, están representando y defendiendo claramente intereses de clase.

El Superior Gobierno de la Nación, elegido democráticamente en elecciones libres, con un porcentaje más que elocuente sobre el segundo en la puja electoral, representando y defendiendo un proyecto reivindicador que mantiene en alto la bandera nacional y popular, y que ha demostrado en los hechos y en líneas generales, su actitud de defensa de los intereses del pueblo argentino, tratando de reafirmar la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.

Pareciera ser que se ha instalado una costumbre de reunirse los “martes” para negociar las demandas de ése sector.

El Superior Gobierno de la Nación, representado en esas reuniones por Ministro y funcionarios del más alto rango, se prestó al diálogo y accedió a algunas de esas demandas que se asemejan a las “orquídeas de los martes”, como prenda de cumplimiento del concepto de prestar atención a las necesidades de economías regionales, segmentando los beneficios a favor de pequeños y medianos productores y dando solución a las necesidades de sectores específicos que pueden proveer valor adicional a sus productos, alentando la optimización de su calidad y brindando oportunidad para colocarlos en el exterior.

Hasta el momento, no se han resuelto beneficios adicionales que reclaman y defienden los dueños de la alta rentabilidad y la especulación, que pertenecen a zonas ricas del país, que ofrecen la mayor rentabilidad.


Cada martes sigue la puja, la lucha de una clase privilegiada contra el proyecto del pueblo, representado por el Superior Gobierno de la Nación.

Entonces, cada martes, reciben “orquídeas” y entregan “cardos y ortigas”, nunca una “rosa blanca” de aceptación. Porque nunca van a estar conformes y siempre van a reclamar más. Siempre van a correr el arco.

¿Qué es para ellos reclamar más?

Pretenden quedarse con el resultado de una buena administración y con el producto de un buen crecimiento, sin ceder nada, aunque eso signifique hambrear a maestros, rebajar el sueldo a jubilados, destruir la estructura productiva de los pequeños y medianos campesinos, explotar a quienes trabajan con ellos en forma directa, en fin, hacer valer sus ambiciones de clase poderosa, sojuzgando a las clases populares argentinas.

Pero no están solos. Están aliados con poderosos que poseen medios de comunicación y dan espacio para incentivar actitudes de sus servidores de la oposición política.

Por eso, el campo nacional y popular no debe dejar lugar a este tipo de acciones, debe clarificar a todos sus integrantes, debe dar lucha en el campo electoral y en otros campos donde sea necesario defender los logros obtenidos con tanto sacrificio.

No bajar los brazos. Levantar las banderas de la defensa de los intereses populares y nacionales. Concienciar al campo popular. Arrollar a ésta clase depredadora que pretende someter al pueblo.


Ariel Pascielli
Marzo 2009.

AL FILO DE LA NAVAJA


por Jorge Rachid

Cuando el mundo se debate en la mas seria crisis que hemos vivido y tengamos memoria personal, en nuestro país, bailando en la cubierta del Titanic, los sectores dirigenciales políticos y empresariales, creen que pueden salvarse solos, o lo que es lo mismo, en forma independiente del resto de los argentinos, desconociendo su pertenencia, su identidad, el destino común y lo mas importante y cruel, poniendo en riesgo al resto de los compatriotas.

Ni las demandas sectoriales, satisfechas o no, ni la cercanía electoral, son motivo suficiente para alterar el curso de la historia democrática que hemos elegido los argentinos y que nos permite disentir, criticar, acordar, elegir, ser elegidos, votar y gritar cuando queremos, sin la sombra negra de la dictadura o la represión. Valores que hemos ganado entre todos como para encolumnarnos en campañas difamatorias, perversas y ruines evaluando conductas y personas sobre las que podemos o no estar de acuerdo, con las que podemos tener o no empatía, pero que son parte de nuestro pueblo que no merece un estado de crispación y conflicto permanente, mas allá de los supuestos justos reclamos que ponen en vilo a la sociedad.

Hace pocos años, los desocupados juntos a los estafados por el corralito, los desamparados expulsados de la pirámide social junto a los nuevos cuentapropistas de las ex empresas estatales, vivían la hecatombe final de un proceso de penetración cultural y económica que cambió el marco social de la Argentina. De una Argentina productiva, solidaria en la cultura del trabajo y la protección social, pasamos a un modelo instalado con sangre y fuego por la dictadura militar, basado en la codicia financiera, la timba económica y la exaltación del éxito personal como único objetivo de vida, y así instalaron la cultura neoliberal, tan solo ayer dominante y hoy en crisis mundial.

Este modelo afianzado en los años de democracia que siguieron, profundizó su presencia al calor de los dictados de los organismos de crédito multilaterales avalados por los gerentes locales en puestos públicos que permitieron la ideología del remate, descapitalizaron nuestro país y sometieron bajo el slogan de la modernidad y la globalización, a millones de compatriotas en la desesperanza y el dolor. Un nuevo genocidio se estaba produciendo en la Argentina, esta vez de carácter social, profundo y doloroso como el de los desaparecidos de la noche larga dictatorial.

Este breve síntesis sirve de sustento para evaluar los niveles de conflicto actuales, que son de un maniqueísmo dogmático, donde el enemigo es cualquier argentino que no piense como uno. El pensamiento crítico aplastado durante años parece haberse puesto de pié en su forma de pensamiento frívolo, donde las formas importan sobre el fondo, donde la valoración es la de la foto y no de la película que hemos vivido estos últimos años.

No se pide condescendencia y menos en la faz política, sino acuerdos de respeto con las críticas que no pongan en juego el destino como Nación. No se puede alegremente denunciar por narcotráfico y lavado una ley de la Nación destinada al blanqueo de capitales y hacerlo en los foros internacionales, cuando esos mismos foros después comparten los términos de las leyes argentinas.

No es justo, y menos aún ético, que opinen de la crisis los mismos economistas de la década del 90 que nos llevaron desde la convertibilidad al corralito sin autocrítica alguna y hoy pretenden ser nuevamente gurúes, sino adivinos, de los nuevos tiempos. Falta que sigan midiendo “el riesgo país” en un mundo financiero que ya no existe, con consultoras que imponían a nuestro país condiciones crediticias y reformas estructurales y que han caído en el abismo de sus propias mentiras, ambición y codicia.

No pueden los medios de difusión ser parte de la mentira cotidiana de rumor y la falsa información, ni pueden deteriorar sin perder su credibilidad, las instituciones de la Nación.

No es un juego de buenos contra malos. Es una pugna de intereses económicos sectoriales o políticos electorales, pero en ningún caso los golpes pueden ser de “la cintura para abajo”. Ahí no se pega, es regla en el barrio, y lo es en la vida, en lo personal y aún en lo familiar. No es de “hombre” dirían nuestras abuelas, ese tipo de críticas. No es de bien, dirían las señoras de la beneficencia.

En medio de una tormenta inédita en lo internacional, hoy la Argentina está con un esquema consolidado de cuentas públicas e inserción laboral aceptable, con movilidad en los haberes de la clase pasiva posible aunque distante del ideal, con grandes y serias posibilidades de capear el temporal en este año difícil. Queda sin dudas mucho por realizar en la faz social, hipoteca pendiente de años de crecimiento, pero no por ello se puede arriesgar el todo por la nada, ante una elección o un reclamo.

Los anuncios apocalípticos continuos y nunca cumplidos, la extrema dureza en el reclamo con el objetivo declarado de desgastar al Gobierno, los juicios livianos ante el menor conflicto, la inseguridad como eje detonador, la judicialización de la política, la justificación de la dictadura militar, los pedidos de ajuste sin aporte de otra opción social, la reincorporación al culposo declarado FMI, la denigración presidencial ante la convocatoria a nuestro país por el Grupo de los 20, los fogoneos ante los jueces de EEUU por los fondos buitres encubiertos en realidad por los bancos ex dueños de las AFJP, la caracterización imperial de la UNASUR, el desprestigio permanente a Chávez caracterizándolo como “dictador” sin mencionar las catorce elecciones ganadas ante presencia de veedores internacional, a Morales y a Correa contraponiéndolos con Lula, Bachelet y Tabaré , estigmatizar al movimiento obrero organizado, desconocer los movimientos sociales campesinos y urbanos, reinstalar la idea de la represión a la pobreza contra los cartoneros, los niños en situación de calle, las familias sin techo y las villas miserias, todo, absolutamente todo, sirve de ariete del sistema para defender sus privilegios.

Toda noticia nacional o extranjera traída por la “prensa libre”, pasa a ser motivo válido para querer volver a ser el eje dominante en la pretensión de una Argentina sometida. Sin embargo, nadie iguala el embate de “la media luna” poseedora de la riqueza gasífera y petrolera boliviana, con los de la zona invadida por la soja, los Fondos de Inversión, que además de erosionar y desertizar, han contaminado las napas y enfermado la tierra y los seres humanos empobreciendo a muchos compatriotas .

El poder del dinero no se rinde. Se deberá trajinar y militar mucho, para que tampoco se rindan los que aún creemos que se puede construir una sociedad mas justa, los que no aceptamos que debemos subordinarnos al dictado de los poderosos, los que decimos que no debemos ver el mundo color dinero, aceptando matanzas, invasiones y violaciones soberanas a aquellos países que se rebelan al statu quo imperial.

Los argentinos hemos protagonizado epopeyas que quedarán grabadas en la historia de los pueblos, como habernos independizado en la única revolución triunfante en Latinoamérica desde el inicio, habernos dado una educación popular y pública que nos convirtió en uno de los pueblos mas alfabetizados del mundo, haber salvado al mundo de las hambrunas con solidaridad y afecto, haber recibido refugiados de todos los rincones del planeta con los brazos abiertos, haber sido capaces de integrar la inmigración a nuestra cultura sin preguntar el país de origen, habernos dado la ley del voto obligatorio y los derechos de los trabajadores, los niños y los ancianos, haber logrado el voto femenino cuando los países centrales no lo permitían, haber generado gestas como la revolución del 90 con Alem y del 17 de octubre con Perón, haber luchado y vencido a través de 18 años de resistencia a las fuerzas de la reacción y recuperar la democracia y el líder para nuestro pueblo, haber tenido madres que fueron capaces de vencer la dictadura con su pacifismo, su dolor y su conciencia, simbolizando una lucha universal reconocida en el mundo entero, sin olvidarnos de haber sido capaces del comienzo de la demolición del modelo neoliberal en las jornadas del 2001, aun vivo en lo estructural.

No somos incapaces ni minusválidos frente a la historia, somos un pueblo vivo y con esperanzas. Tampoco somos tontos de no saber quien es quien en el panorama actual, quienes actúan por compromiso y quienes lo hacen por intereses específicos de cualquier orden. Pueden ser críticos desde supuestas teoría de izquierda, se puede realizar críticas desde alguna interpretación del peronismo, o se las puede hacer aún desde la reacción. Pero todos sabemos que esas críticas no pueden poner en riesgo la Nación, ni las instituciones de la democracia, que por mas imperfecta que sea, es el sistema que hemos elegido los argentinos.

Ninguna idea ni ninguna persona puede considerarse por si misma, ni como grupo, los “dueños de la verdad”, los “salvadores,” ni los “predestinados” de la Patria, porque eso implica poner en riesgo la Argentina como destino común de todos nosotros. Con humildad y sin rencor se puede construir un camino de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, que reinstale el Estado de Bienestar con un pueblo feliz y una Patria grande, integrada en una Latinoamérica unida.

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
www.jorgerachid.blogs.ar
CABA, 10 de marzo de 2003

domingo, 8 de marzo de 2009

¿CÓMO SE CUENTA LA CRISIS?


por Ariel Pascielli
Marzo 2009


El sistema capitalista, históricamente, cae en crisis cíclicas que, mas allá de las decisiones económico-políticas que la llevan a ellas, manifiesta minicrisis de la cual siempre se sale hacia adelante, beneficiando a los dueños del poder y del dinero.

Las minicrisis fueron precursoras de grandes crisis que terminaron en guerras o en cracks generalizados. A partir de la globalización de la economía, favorecida por el manejo cibernético de los negocios, la creación de dinero virtual para la especulación y el amoral desempeño que dieron al sistema todos sus servidores, desde los poderosos hasta los “yuppies” buscando el dinero fácil, el éxito de hoy, la preponderancia de ambiciones personales, aún a costa de destruir valores de solidaridad y de construcción de futuro para las generaciones venideras.

Al estallar la crisis en el centro mismo del poder económico del primer mundo y de todas las potencias europeas que la componen, se necesitó hacer creer algún cuento a la opinión pública mundial, para salvaguardar el prestigio del sistema financiero y bancario, las calificadoras de riesgo, los gurúes internacionales y locales de cada mercado y, por supuesto, ganar tiempo para encontrar la solución que afectara lo menos posible al sistema capitalista y salvar los beneficios de los encumbrados ejecutivos fogoneadotes del crack.

Parafraseando el viejo dilema: “¿quién es primero, el huevo o la gallina?”, vale la pena trasladarlo a la situación económica actual: ¿quién causó la crisis, el mal manejo de la economía real o la desmedida ambición del sistema financiero?. Tal vez ambos a la vez, o en secuencia, para dar vuelta la hoja y comenzar a hacer girar la ruleta para que el sistema capitalista se afiance y desarrolle con nuevas reglas de juego que evocan experiencias pasadas.

No en vano se trae a la palestra, como experiencia de acciones tomadas en la última gran crisis del año 29, la necesidad de volver al keynesianismo o, para algunas mentes afiebradas, evocar a Carlos Marx, en algunos sacándolo fuera de contesto, o sin explicar éste, para mostrarlo, si a Marx, como un descolgado defensor del librecambio.

Todos estos artilugios comunicacionales tratan de ocultar el verdadero rumbo que están intentando tomar los dueños del poder y del dinero.

Desde otra óptica trataremos de intentar otra vertiente de análisis, en relación con lo sucedido en la economía real, la especulación financiera y el rumbo político mundial, con la intensiva participación de nuevos gigantes económicos, financieros y políticos.

Las llamadas hipotecas subprime no representarían otra cosa que la punta de un iceberg a la que se le trata de cargar la responsabilidad de la situación existente, inclusive ejecutándolas aceleradamente, apropiándose del inmueble aunque éste tenga menor valor real que el monto hipotecario.

Partiendo de un juego de simulación a partir de hechos reales, trataremos de llegar a una conclusión como punto de partida de una discusión que puede resultar interesante.

Si apreciamos que el polo de poder económico-político mundial está instalado geográficamente en el hemisferio norte, juntamente donde pululan la banca “off shore” y los paraísos fiscales, no puede resultar casualidad que allí sea la zona de mayor incidencia de hipotecas subprime, las que han sobrevaluado el valor del metro cuadrado habitacional o de locales comerciales, para garantizar un valor en dinero virtual que supera el valor real de los inmuebles.


Ese dinero virtual fue lanzado a la especulación financiera pagando altas tasas de interés y obteniendo con la reventa de ese dinero una excelente rentabilidad especulativa.

Los especuladores hicieron todo tipo de negocios, amparados por informes de tramposas consultoras de riesgo, elevando los precios de comodities que colocaban en diferentes mercados asiáticos en proceso de transformación interna que alentaban el consumo local.

Pero esos países también desarrollaron su potencial tecnológico e industrial bajo el comando de empresas multinacionales que, utilizando mano de obra barata y trabajo esclavo, colocaban en el mercado internacional (especialmente en el estadounidense) su producción estimulando el consumo y generando alto crecimiento de su deuda externa.

Estados Unidos es el país que tiene el mayor déficit fiscal y la mayor deuda del mundo porque, luego del Tratado de Breton Woods y del Consenso de Washington, siguió valorizando y dando seguridad con sus Bonos del Tesoro, en la medida que es la fábrica de dólares sin límite. Dándole un tratamiento a la economía contrariamente a los dictados del FMI para los países emergentes.

China tiene una participación de casi el 40% en las importaciones de Estados Unidos y, además, una alta participación entre los acreedores de la deuda externa de ese país.

Por ello, y desde hace tiempo, los norteamericanos bogaban por una devaluación del Yuan –la moneda China-, para de esa forma posicionarse mejor en los términos de intercambio, en el resultado fiscal y en la deuda externa.

La burbuja financiera, la economía real y la complejidad de los procesos, cibernéticos y reales, de los manejos comerciales con sus tercerizaciones, su mercado negro, su imperio de actividades dolosas y cualquier otro tipo de delincuencia de guante blanco, ocultaron en la sombras la masa financiera real de la economía.

Entonces, estalla la “crisis” y se derrumban los gigantes de la economía y las finanzas, y también los medianos y pequeños, se paralizan o amenguan las actividades y el pánico y la incertidumbre pasan a ser protagonistas principales de la situación.

Mientras tanto, las consultoras, los bancos, las empresas productivas y las de servicios o quiebran o están al borde de ello. Presurosos los gobiernos, ya sean buenos o malos administradores de los intereses de la sociedad capitalista, concurren a ayudarlos con cuantiosos fondos que, en definitiva pertenecen al pueblo. Ese pueblo que más temprano o más tarde es el que va a pagar los dislates de los poderosos de una sociedad injusta, que actúa con mirada corta de lucro inmediato, sin importarle el futuro y menos elementales actos de solidaridad.

La situación provoca reducción de los valores de los activos empresarios y las compañías pasan a ser papeles baratos, expuestas a la voracidad de los poderosos financistas que defienden sus valores manteniéndolos en la sombra, por cuanto no es hora de que vean la luz mientras haya posibilidades de sacar más dineros a los gobiernos cómplices, presionando más a la baja a todos los activos económicos reales.

Ya llegará el momento de adquirirlos a precio vil y recomponer las estructuras de la economía del sistema capitalista, aceptando un juego de simulación de reglamentar todas las transacciones para iniciar nuevamente el camino del libre mercado, de la flexibilidad, de que lo que no está específicamente prohibido está permitido, del dejar hacer, del dejar pasar y así reconstruir el sistema que le brindo tanta ganancia especulativa.

Por eso hay que estar alerta. Hay que poner las cosas en claro para el conjunto de sociedad. No hay que sumarse al coro hipócrita de aceptar calladamente la simulación de situaciones que siempre tienen dos o más ópticas para analizar.

Tratemos de no echar nafta al fuego diciendo, con disimulada algarabía, desde nuestras propias filas que estamos frente al colapso, a la destrucción del sistema capitalista. Pensemos en las idas y venidas de la historia.

Mientras tanto: ¿por qué llegamos a esto?. Seguramente no fue por el empuje de acciones revolucionarias y transformadoras para construir una sociedad mejor.
Recordemos la división internacional del trabajo, los tratados bilaterales espurios entre países superdesarrollados y países emergentes, la desindustrialización, las fábricas vacías, la venta de empresas nacionales a multinacionales para invertir las ganancias obtenidas en la bicicleta financiera de rápidos y pingües resultados, la ausencia de responsabilidad social de los empresarios y la falta de pertenencia a su propia clase.

Hicieron dinero rápido, destruyeron sus industrias, se dejaron llevar por los cantos de sirena de la especulación financiera, contribuyen a inflar la burbuja financiera.

Hoy los especuladores van a comprar nuevamente los activos de producción, van a manejar la distribución y venta de los productos, van a seguir con la publicidad engañosa.

Tomemos conciencia y traspasémosla para que no se siga viviendo en hipocresía y asumamos acción para construir una fuerte actividad nacional, popular y revolucionaria que garantice justicia social, libertad política y soberanía económica.

miércoles, 4 de marzo de 2009

HACIA UN NUEVO MODELO SOCIAL SOLIDARIO



por JORGE RACHID



Derrotar las secuelas estructurales del neoliberalismo será cuestión de años, por cuanto de este concepto cultural abrevaron no menos de dos generaciones de argentinos, fundados en el consumismo, el individualismo, el materialismo y el éxito hoy sin un mañana posible y bajo el manto del tráfico ideológico de la Modernidad y la Globalización.

Para esta cruzada, es necesario plantear un modelo de construcción político y social diferente. Lo que sirve para ganar elecciones o para superar las crisis, no contribuye a la organización del pueblo ni a fortalecer sus demandas históricas de justicia social y soberanía política.

Entre la realidad dolorosa a la cual debe darle respuesta inmediata, y el fortalecimiento de los lazos sociales íntimos de una comunidad agredida por años, desplazada, excluida y sometida por la lógica del Mercado, debe existir un proyecto estratégico de construcción, una planificación indispensable, excluyente y participativa y necesaria del conjunto de los sectores sociales involucrados, para valorar los indicadores de mejoramiento de situaciones críticas en tratamiento, en el campo mismo de acción, el territorio.

Se requiere organización del pueblo para que existan políticas sociales a largo plazo. Sin ejes claros que permitan a los protagonistas, nuestros compatriotas, reconocerse como actores de los cambios y no como meros receptores, no hay políticas a largo plazo.

Se necesitan objetivos compartidos, discutidos, analizados y protagonizados para que los resultados sean estructurales y no solamente paliativos.

Sin un acompañamiento orgánico, en la presencia y lucha cultural que marque los nuevos paradigmas, seguirán divorciados los ejes de los dirigentes y funcionarios de las demandas populares.

La salud, la educación, la vivienda y los servicios, son las motivaciones mas claras de organización popular, así sea para tareas de coyuntura tipo campaña para el dengue, como permanentes como seguimiento de la madre y el niño en sanidad, vacunación y escolarización.

La organización popular debe contar, imprescindiblemente con asesoramiento profesional y participación del funcionariado, que debe facilitar las herramientas del Estado, y a quien se debe capacitar e impregnarlo con una nueva cultura y metodología de respeto y consolidación hacia la organización popular.

Para ello es necesario que desde los máximos niveles del Ejecutivo Nacional hasta el último Intendente del interior del país absorba la necesidad de terminar con lo conocido desde el punto de vista político y asuma el riesgo, pero también el desafío, de una construcción política mirando a la sociedad, para poder encontrarse con el pueblo en sus conductas mas sublimes como es la organización social del bien común.

Es difícil y duro el camino, lleno de contradicciones, con sumatoria de conflictos, debiendo derrotar los fantasmas de la cultura dominante que afloran a cada instante, reconstruyendo la mística y la confianza en el hombre argentino, recuperando identidad y presencia, con pensamiento crítico alejado de la abulia del discurso único, en un proceso de búsqueda sin final, de construcción diaria, multiplicado por miles, con brotes sin dudas de nuevas ideas, aportes invalorables hoy desconocidos y hasta menospreciados, ennoblecidos en su origen mismo que es la necesidad, desde una visión de salida, con proyectos de vida e inserción social plena.

En éste marco es insoslayable la presencia y el debate de la organizaciones libres del pueblo en el Consejo Económico Social, que debería convocarse con una conceptualización más cercana a la Comunidad Organizada fundacional de un nuevo modelo, que al Pacto de la Moncloa de armonización de intereses corporativos.

Estamos en un nuevo tiempo, que exige respuestas a las demandas de la hora diferentes a las que sólo brinda la democracia limitada del Consenso de Washington, hoy en decadencia frente a la crisis internacional.

La elecciones son sólo una de las herramientas de la democracia, que para ser participativa debe encontrar formas de canalización de la voluntad popular superior que permitan abrir el camino a la democratización del poder. Este es el único camino que permite poner límites a la profesionalización de la política de los últimos treinta y dos de neoliberalismo que la encapsula, la aísla del pueblo y crea una nueva oligarquía, traspasada sin pudor de padres a hijos, a hermanos y amigos como los caminos monárquicos que repudia el pueblo en su conjunto.

La propuesta es asumir es la responsabilidad compartida, ayudar a la construcción de nuevas organizaciones libres del pueblo con ejes temáticos claros que tengan que ver con las demandas de las necesidades cotidianas, que sean organizaciones de funcionamiento pleno, democratizando el poder de decisión, acabando con el prebendarismo, recuperando la dignidad y transformándose en herramientas genuinas del cambio social, con participación activa y sin exclusiones del conjunto de la comunidad.

JORGE RACHID
jorgerachid2003@ yahoo.com.ar
CABA, FEBRERO DE 2009

LA TEORÍA DE LA JUSTIFICACIÓN


por Jorge Rachid


Mientras el mundo debate acerca de cómo manejar la crisis provocada por una sumatoria inconciente y perversa de delegaciones de poder por parte de los gobiernos de los países centrales al sector financiero mundial, producto de la codicia capitalista en el contexto de la cultura neoliberal, en nuestro país la oposición y sectores del gobierno, siguen actuando como “Alicia en el País de las Maravillas”, en un escenario sólo marcado por el calendario electoral.

Cuando en nuestro país se planteaba con fuerza desconocer la deuda externa ilegítima que por años asfixiaba cualquier modelo de salida macroeconómica, producto de la delincuencia financiera asociada a la dictadura militar primero y a los sucesivos planes de ajustes liberales marcados por el FMI después, quienes lo hacían entraban en la categoría de delirantes francotiradores, aun cuando en mayo de 2001 la CGT disidente de entonces reuniese 100 mil compatriotas en la Plaza de Mayo, en repudio a la deuda externa y al FMI.

No importaba ni el fallo del Juez Ballesteros que no podía condenar por prescripción del delito, ni la tarea titánica del padre de la investigación, el Dr. Alejandro Olmos, un patriota que investigó desde Martínez de Hoz en adelante. En una Argentina rendida de antemano al tráfico de la globalización y la modernidad impuesta a extorsión, sangre y fuego por los países centrales y los organismos internacionales, sólo había que cumplir los compromisos según los pregonaban analistas y consultores económicos.

Así, las decisiones soberanas estaban enmarcadas en las teorías del Mercado, verdadero ordenador social en la cultura dominante del neoliberalismo. Por ello, nos acomodamos a la teoría de la división internacional del trabajo, dedicando sólo esfuerzos a la especulación financiera y los comoditties y abandonamos la investigación, el desarrollo y las tecnologías de punta, producto de décadas de esfuerzo y sacrificio. Tiramos en el “rincón de los recuerdos muertos”, al decir del tango, el Plan Nuclear argentino y los proyectos de combustibles sólidos y de propulsión como el “Proyecto Cóndor”, privatizamos la Fábrica Militar de Aviones y 50 años después de haber fabricado aviones a reacción como el Pulqui 1 y 2, pasamos a armar turbohélices. Pese a ser socios activos del FMI y del BID, solo cumplimos sus pautas ciegamente, y fuimos meros cadetes de sus órdenes e instrucciones.

Cuando esto era planteado con crudeza, enseguida era refutada por ser una teoría conspirativa, adjudicando mecanismos del pasado a esa aseveración, asociados a la guerra fría, sin asumir siquiera que pudiese tratarse de un pensamiento nacional. El discurso único se imponía sobre la base de negar otra realidad, sin analizar que se encuentra corroborada por años de desarrollo autónomo y soberano, que llevó a nuestro país a un marco de Justicia Social y Soberanía Política, y fue ejemplo en Latinoamérica. Sin embargo la democracia limitada habilitada en los 80, sólo permitía las herramientas mercadistas como modelo de desarrollo, sin importar el grado de impacto social que produjesen. La secuela de millones de argentinos arrojados a las fosas comunes del desamparo y la exclusión, en un genocidio social impensado, fueron explicadas como efectos colaterales de un crecimiento ficticio del país.

Hoy la crisis internacional de los países centrales sin dudas impactará por su costado comercial en nuestro país, no así por su debacle financiera de la cual estamos exentos. Lo que hasta ayer nomás fue mostrado como debilidad, hoy constituye fortaleza, inclusive para el sector financiero privado y estatal, que se muestran sólidos frente a sus pares de los países desarrollados, que deben solicitar cada días mas refuerzos económicos ante el quiebre de sus balances, en tanto sus ejecutivos retiran cientos de millones en bonus, a costa de los contribuyentes trabajadores, que aportan sus impuestos.

Ante la catástrofe mundial, es indudable que el consumo interno y por ende la fortaleza del empleo constituyen pilares sólidos desde donde soportar el embate externo. Es como respirar bajo el agua con un sorbete, despacio y pausado para poder conservar lo que se tiene. Sin embargo los fuegos cruzados pre-electorales, promovidos y envalentonados por los medios de comunicación, cruzan el umbral de lo aconsejable en épocas de crisis, reclamando saltos al vacío institucionales y económicos, con rediseños e ingenierías que desconocen el manejo del poder.

Es fácil ante la opinión pública pedir la eliminación de las retenciones, sin ofrecer una contrapartida presupuestaria que permita atender las obligaciones constitucionales del Estado. Para la oposición política del proyecto económico del Gobierno, es por demás criterioso y “políticamente correcto” solicitar el subsidio básico al menor , desnudando una hipoteca social fuerte de la actual administración, que debería haberse realizado, pero que no puede contraponerse a los planes de conservación del empleo. Para esta oposición, es correcto demonizar al presidente Chávez, en sintonía con la embajada de EEUU, pese a ser un puntal de la UNASUR y del proyecto de reconstrucción del bloque sudamericano. Para estos “nuevos dirigentes” es “políticamente correcto” embestir contra Evo Morales de Bolivia y Correa de Ecuador cuando plantean en sus países medidas soberanas, que afectan los oligopolios que asfixiaron sus economías. Ese mundo financiero y no productivo que se muere, moviliza defensores residuales en los países donde conquistaron virreyes para su causa, que siguen como los estertores del moribundo planteando las mismas cosas que llevaron a la hecatombe actual.

Nacionalizar la Banca y el crédito ya se hizo en la Argentina, lo mismo que el control del comercio exterior. Es mas: cuando fue creado el FMI nuestro país no ingresó al mismo por decisión política soberana, al desistir de integrar un organismo a todas luces estructurado para condicionar a los países en desarrollo. Así el proceso de industrialización asentado en los propios recursos del ahorro interno, y los derechos sociales institucionalizados en la Constitución del 49, parecen cobrar vida seis décadas después. Lo que se hizo en la Argentina que costó golpes militares, persecución, vejaciones y muertes en nombre del “occidente cristiano” contra el peronismo, hoy lo plantea el mundo como una salida de la crisis, sin inmutarse por las repetidas recetas que impusieron en el pasado reciente y que llevaron al fracaso presente.

La construcción de un nuevo orden mundial frente a la crisis deberá rejerarquizar al hombre como eje de la política, los derechos humanos, las leyes sociales de los pueblos, la ecología, los recursos naturales de los países y el respeto por las culturas diferentes.

Ya nada será igual a lo anterior, adquiriendo dimensión universal los procesos nacionales, integrados en bloques, en decisiones soberanas y no en imposiciones imperiales ni extorsiones económicas. Debemos reconstruir un nuevo modelo de relaciones internacionales en paralelo con la multipolaridad emergente, que privilegie el acceso a la vida de los grandes sectores de la humanidad que padecen y sufren el hambre y la humillación como seres humanos, en un mundo que se vanagloria de los avances tecnológicos-científicos y no resuelve lo elemental de la subsistencia.

No se trata de ser mas socialista o mas capitalista, sino de distribuir la riqueza, recuperar la solidaridad, ejercitar la democracia con respeto real a los pueblos y no sólo a las formas, recuperar la política como herramienta de construcción de una sociedad mas justa y enterrar los modelos especuladores y estafadores del sector financiero, verdadero eje del poder neoliberal actual, responsable de la crisis y la angustia de los pueblos.

JORGE RACHID
C.A.B.A., 23 de febrero de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

Juana Azurduy y la Revolución continental. Una historia silenciada*


por Alberto Jorge Lapolla





Juana de América. La Guerrillera de la Libertad


Francisco de Miranda murió en las mazmorras de Fernando VII en Cádiz. Mariano Moreno fue envenenado por el capitán de un barco británico y su cadáver arrojado al mar, anticipando un destino recurrente para los revolucionarios argentinos. Manuel Belgrano murió en la pobreza en 1820, cuando aún la América necesitaba de sus inigualables servicios. Todavía no se habían cumplido ocho años de que hubiera salvado a la Revolución continental en Tucumán. Bolívar murió solo perseguido por facciones oligárquicas que combatían su proyecto de unidad continental, expresando con amargura ‘he sembrado en el viento y arado en el mar.’ Bernardo O’Higginns fue desterrado y perseguido luego de luchar toda su vida por la libertad americana. Monteagudo fue apuñalado en una oscura calle de Lima. Dorrego fue fusilado sin juicio alguno -por instigación de Rivadavia- por su antiguo compañero de mil batallas, ‘el sable sin cabeza’, el genocida Juan Galo de Lavalle. Juan J. Castelli el ‘orador supremo de la Revolución’, quien destruyera los argumentos realistas en mayo de 1810, el jefe del ejército libertador americano que más cerca estuvo de llegar a Lima y destruir de un golpe el poder imperial español, antes de la llegada de San Martín, murió con su lengua cortada, preso y perseguido. Apenas dos días antes San Martín, Alvear y su discípulo Monteagudo acababan de desalojar al gobierno contrarrevolucionario de Rivadavia y el Primer Triunvirato, retomando la senda de Moreno y la Revolución. En este marco de ingratitud caída sobre nuestros revolucionarios, aquellos que nos dieron la libertad y produjeron la más grande de las revoluciones del mundo occidental del siglo XIX, no es de extrañar que Juana Azurduy, la mayor guerrera de América, ‘Juana de América’ -en un continente que hizo de la resistencia su identidad-, terminara sus días como una mendiga miserable en la calles de Chuquisaca habitando un rancho de paja.


Juana Azurduy y su esposo el prócer americano Manuel Ascencio Padilla, son los máximos héroes de la libertad del Alto Perú y por ende de nuestra libertad como americanos y como provincia argentina de la gran nación americana. Sólo la ignominia que aun campea sobre nuestra historia y sobre sus mejores hijos, hace que la República de Bolivia -escindida de la gran nación rioplatense, por el elitismo sin par de los ejércitos porteños que desfilaron, saquearon, defeccionaron y abandonaron el Alto Perú, a excepción del general Belgrano y por las apetencias oligárquicas- no considere a Juana y a su esposo el Coronel Padilla, como sus máximos héroes, y sí rinda honores al mariscal Santa Cruz uno de los generales realistas que reprimió la Revolución de La paz de 1809, y que se pasó a las filas patriotas al final de la guerra de la Independencia. Fue el propio Bolívar quien al visitar a Doña Juana -ya destruida por las muertes de los suyos, el olvido de sus conciudadanos y el saqueo de sus bienes- le expresara ante la sorpresa de sus compatriotas, que Bolivia no debía llevar su nombre sino el de Padilla, su mayor jefe revolucionario. Pero los adulones destruyen las revoluciones.

El Alto Perú tierra india


Juana Azurduy -junto a su esposo- simbolizan lo mejor de la revolución americana, lo popular y lo indio de nuestra gesta emancipadora. Combatieron por la libertad del Alto Perú -por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata primero y de las Provincias Unidas después- desde la revolución de Chuquisaca y la Paz en 1809 -que fueran ahogadas en sangre desde Lima y Buenos Aires. Y en particular guerrrearon sin descanso y sin cuartel desde el grito de libertad del 25 de mayo de 1810. Ellos y los 105 caudillos indios y gauchos como Vicente Camargo, el Cacique Buscay, el Coronel Warnes, el padre Muñecas, Francisco Uriondo, Angulo, Zelaya, el Marqués de Tojo, el Marqués de Yavi, José Miguel Lanza, Esquivel, Méndez, Jacinto Cueto, el indio Lira, Mendieta, Fuente Zerna, Mateo Ramírez y Avilés entre muchos otros, junto a Güemes en Salta, fueron quienes impidieron que luego de las sucesivas derrotas de los ejércitos porteños al Norte, los realistas pudieran avanzar sobre Buenos Aires y destruyeran la revolución. Juana y Padilla eran oriundos de Chuquisaca -también llamada La Plata o Charcas- sede de la universidad. Allí estudiaron -y conspiraron- Mariano Moreno, Juan José Castelli y Bernardo de Monteagudo. Castelli, ya jefe del ejército del Norte, se hospedó en la casa de Padilla en su marcha hacia La Paz. Moreno era abogado defensor de indios pobres y perseguidos en el estudio del Doctor Gascón en Chuquisaca. Allí contactó con el movimiento revolucionario. Juana nació en 1780, el año en que Túpac Amaru lanzó su revolución indígena que casi liquida al poder español. Sería el mismo favorito -de la reina- Godoy quien señalara que la rebelión de Túpac estuvo a punto de quitarle a España los virreinatos del Perú y del Plata. Esa rebelión ahogada en la sangre de los cien mil indios ajusticiados por la represión genocida española y en los gritos del suplicio del gran Túpac, su esposa Micaela Bastidas Puyucawa y sus hijos, abrió el camino de la libertad pese a su derrota. El ejemplo del Inca Condorcanqui no podía sino conmover hasta los tuétanos el corazón de la América del Sur, del cual el Ato Perú y el Perú eran su núcleo principal de población original, con culturas profundas y altivas. Nada sería igual después de la rebelión de Túpac: ni el dominio español ni la resistencia americana. La generación posterior a su derrota, sabría vengar su suplicio y expulsaría a los criminales españoles por mucho tiempo -por lo menos hasta la llegada del Traidor Carlos Saúl I, ya al final del siglo XX. Es así que el sol de nuestra bandera es el glorioso sol de los incas y de Túpac Amaru.

La Revolución continental


Juana Azurduy es la máxima heroína de la Independencia Americana y su vida un verdadero ejemplo de la entrega a la revolución y a la lucha por la libertad de sus semejantes. El Alto Perú era el corazón del sistema colonial español y del genocidio indígena. Allí los indios enviados al socavón del Potosí eran despedidos para nunca más volver. Morían a los veinte años de edad con los pulmones perforados, a los dos años de llegar a la bocamina. Allí todas las injusticias eran realizadas en nombre del rey de España. Los azotes -las arrobas- eran el trato habitual para el indio. Juana, una hermosa mujer de familia criolla, habría podido tener una vida acomodada de mujer casada. En lugar de ello prefirió el combate sin cuartel por la libertad. En esa lucha perdió de la manera más cruel a sus cuatro hijos pequeños, destruidos por el hambre, las penurias y el paludismo. Vio la cabeza de su esposo -el héroe Padilla- clavada en una pica carcomida por los gusanos. Vio a los ejércitos elitistas porteños, subir hasta la garganta del Desaguadero y ser destruidos uno tras otro por las tropas del Virrey del Perú. Arrogantes al extremo de impedir que las fuerzas guerrilleras -mejor capacitados que ellos para el Alto Perú- combatieran como parte del ejército regular. Cada vez más deteriorados, centralistas, autoritarios y cada vez más odiosos contra lo indígena. El extremo fue el ejército corrupto, de Rondeau y Martín Rodríguez, que en el colmo de su impericia hizo volver al General Arenales que oficaiba -por orden de San Martín- como comandante de las montoneras, dejándolas sin estrategia de conjunto. Martín Rodríguez por su parte, hizo su aprendizaje de saqueo y enriquecimiento ilícito en el Alto Perú, para luego continuarlo en la ‘feliz experiencia’ de la restauración rivadaviana posterior a 1820. Primero fue Castelli, que en su ejemplar afán revolucionario no estuvo exento de un jacobinismo a veces desmesurado, en particular por las actitudes iconoclastas del joven Monteagudo. Belgrano intentó reparar luego, los excesos de su primo Castelli. Él ayudó y premió a Juana y al coronel Padilla. Fue sin duda la mejor de las expediciones, pero tenía por meta un imposible como era llegar a Lima por allí, cuestión que Don Manuel ya sabía. Sólo aceptó continuar por las presiones de Buenos Aires. Luego, la lamentable experiencia de Rondeau. Por último el intento también fallido de Lamadrid, enviado por Belgrano para auxiliar la feroz represión de que eran objeto los ejércitos montoneros de los caudillos altoperuanos luego de Sipe Sipe.

La Guerra gaucha montonera


Luego de Vilcapugio y Ayohuma, pero en particular a posteriori del desastre de Sipe Sipe en 1815, la situación del Alto Perú se tornó terrible. El poder español impuso un terror desenfrenado como política de ‘pacificación’ de la revolución altoperuana. Decenas de miles de paisanos fueron pasados por las armas o murieron en combate. Las torturas más atroces y los escarmientos más crueles fueron aplicados a los guerrilleros mayoritariamente indios de lo que hoy es Bolivia. 105 caudillos altoperuanos libraron la Guerra Gaucha. ‘La Guerra de las Republiquetas’ la llamó Mitre en su historia oficial, para no usar la palabra montonera, pues su gobierno había sido enfrentado por la montonera federal -y que él pasó a degüello de la misma manera que los españoles- de todo el país. Fue la mayor guerra de guerrillas del continente americano entre 1810 y 1825. De los 105 jefes sólo sobrevivirían nueve, al final de la guerra. La mayoría moriría en combate o sería bárbaramente ajusticiada por el terror de Abascal y Pezuela. Sus cabezas serían clavadas en picas en las plazas de los pueblos para escarmiento popular. La guerra de partidarios -partisanos- montoneros o de recursos, la guerrilla del Alto Perú y la de Güemes en Salta, fueron organizadas por el General San Martín veterano de la guerra de guerrillas en España contra Napoleón. Pocos saben que esta guerra sería el ejemplo que tomarían los patriotas italianos, franceses, yugoeslavos, rusos, bielorrusos, ucranianos y griegos para luchar contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Hasta allí llegaría el rumor potente y victorioso de Juana de América y sus compañeros, pese a que entre nosostros Doña Juana sea sólo una canción.


La historia oficial argentina prefirió olvidar a los gloriosos revolucionarios del Alto Perú, por dos razones. Primero porque debido a las infamias cometidas por los ejércitos porteños, lograda su independencia en 1825 -y tal cual dejó entrever Ascencio Padilla en la carta que envió al fugitivo Rondeau- el Alto Perú decidió independizarse no sólo de España, sino también de Buenos Aires. Pasaría a llamarse Bolívar primero y Bolivia después, pese a la oposición del Libertador que comprendía que así ambas naciones perdían, pero el Alto Perú perdía más. La medida a su vez profundizaba la balcanización de la América unida que Gran Bretaña piloteaba a toda máquina apoyada en los Rivadavia y García de cada ciudad-puerto del continente. La segunda razón del olvido altoperuano en la historia argentina, obedece a razones más abyectas. La guerra del alto Perú es esencialmente una guerra de indios, de caudillos, de gauchos, de los patriotas de a caballo, del pueblo puro de América. Ese mismo pueblo que las tropas porteñas destruirían una y otra vez en la Banda Oriental, en el litoral o en el interior y finalmente en el Paraguay. Además eran guerrilleros, caudillos militares y habían ganado su grados -Manuel Ascencio Padilla fue designado Coronel del ejército del Norte cuando su cabeza estaba ya clavada en una pica. Juana Azurduy fue nombrada Teniente Coronel del ejército argentino a pedido de Manuel Belgrano- en el combate. Reivindicar su memoria para la historia oficial es nombrar lo innombrable. Lo gaucho. La ‘barbarie’ de Sarmiento, la lucha de los pobres. Reconocer que los indios, los gauchos, los negros, los esclavos, los mestizos no eran inferiores sino que por el contrario, lucharon con mayor tenacidad y desprendimiento que la clase culta porteña por la libertad. Reconocerlo es negar el papel rector de Buenos Aires en el destino americano que inventó el partido unitario -y luego mitrista- y tanto daño hizo a la causa americana. Mejor es olvidar. ‘- No sólo son bolivianos -‘bolitas’- además son indios, negros, matacos -monos’.


Era verdad como demostraría San Martín que por el Alto Perú no se podía llegar a Lima, pero Buenos Aires con la historia oficial oculta algo más grave que explica el suplicio de la población altoperuana, jujeña y salteña entregada a la represión genocida española. Buenos Aires pudo haber liberado un gran ejército que tuvo combatiendo largo tiempo en la Banda Oriental para auxilio de los pueblos del Norte. Sólo debía reconocer -tal cual lo planteó Moreno en su Plan Revolucionario- que Artigas debía comandar la guerra por la liberación de la Banda Oriental, con sus gauchos y su pueblo, del cual era el jefe natural. Pero eso era inadmisible para la elitista y exclusionista clase mercantil porteña. En lugar de eso prefirieron entregar la Banda Oriental, primero a Portugal -se lo propusieron en secreto Alvear, Alvárez Thomas y Pueyrredón- y luego aceptaron su ‘independencia’ colonial británica, que lograba así crear otro estado en la boca del Plata, impidiendo que la Argentina tuviera el exclusivo control de los Ríos de la Cuenca. Esa y no otra fue la causa de todas las guerras contra Rosas, Caseros incluida. Cualquier cosa antes de aceptar que los gauchos se manden a sí mismos o peor aun que ‘nos manden’. Con sólo enviar esas tropas al Alto Perú y estacionarlas en Potosí -como señalaron Belgrano y San Martín- mientras se preparaba el cruce de los Andes, el pueblo boliviano habría sido salvado de sufrir lo indecible.


Juana Azurduy es la Revolución, es el pueblo en armas, son las mujeres del pueblo en armas, que pelean junto a los hombres, igual o mejor que ellos, que los mandan. Mujeres y hombres que destruyen ejércitos completos, superiores en número y armamento. Armados con hondas, macanas, lanzas, boleadoras, a fuerza de coraje y fiereza. Coraje y fiereza que dan la decisión de luchar hasta el fin por la libertad, por la justicia contra la opresión y el sometimiento de los semejantes. Luego del asesinato de su esposo y de varios de los principales jefes guerrilleros, Juana bajó a Salta y combatió junto a Güemes, quien la protegió y le dio el lugar correspondiente. Luego del asesinato de Güemes en 1821, Juana entró en una profunda depresión. En 1825 solicitó auxilio económico al gobierno argentino para retornar a Chuiquisaca. La respuesta del gobierno salteño resultó indignante, apenas le otorgó ‘50 pesos y cuatro mulas’ para llegar a la ‘nueva nación de Bolivia’. Doña Juana murió a los 82 años en la mayor pobreza. ‘Juana avanzaba casi en línea recta, rodeada por sus feroces amazonas descargando su sable a diestra y siniestra, matando e hiriendo. Cuando llegó a donde quería llegar, junto al abanderado de las fuerzas enemigas, sudorosa y sangrante, lo atravesó con un vigoroso envión de su sable, lo derribó de su caballo y estirándose hacia el suelo aferrada del pomo de su montura conquistó la enseña del reino de España que llevaba los lauros de los triunfos realistas en Puno, Cuzco, Arequipa y La Paz.’ (1) Por esta acción en la batalla del Villar, en 1816, Juana Azurduy fue ascendida por Belgrano al grado de Teniente Coronel del Ejército de las Provincias Unidas.

(1) O’ Donnell Pacho. Juana Azurduy. Planeta. 1998


* Artículo publicado por la Revista Lilith de Marzo de 2005. Buenos Aires

C.A.B.A. INCORPORATED / BONUS TRACK



por Ariel Pascielli
Soberanía y Liberación
Febrero 2009



El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) está preparando la liquidación de premios (bonus track), consistente en varios sueldos para los funcionarios políticos de la estructura de gobierno, desde ministros hasta directores generales con fondos del erario público engrosado por la suba de impuestos, por la falta de realización de determinadas partidas presupuestarias, mientras no son atendidos los reclamos de los trabajadores de la educación, de salud y de vivienda, etc. y otros servicios esenciales para mejorar la calidad de vida del pueblo de la Ciudad.

Este tipo de remuneración extra es un sobre sueldo encubierto, que permite repartir una importante cantidad de dinero entre quienes ocupan cargos por pertenecer a los “equipos” que deben llevar adelante la “gestión” que votó la “gente” en su condición de “vecinos” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La exacción que se pretende llevar adelante mediante ésta arbitraria medida, no contemplada como método remunerativo en el Presupuesto aprobado por la Legislatura, agrede grosera e impunemente cualquier criterio de transparencia que deberían tener todos aquellos que acceden a cualquier cargo de gobierno para administrar la cosa pública.

Este tipo de sistema remunerativo es privativo de las empresas privadas y está directamente relacionado con el nivel de rentabilidad de la misma, a la que aportan con su gestión los ejecutivos, aunque el monto de estos premios está condicionado por los objetivos logrados por cada uno en el ejercicio fiscal.

La gestión empresaria tiene como objetivo el lucro monetario de cada compañía, lo cual resulta absurdo de aplicación en la gestión pública donde el lucro consiste en accionar para brindar mejor calidad de vida al pueblo y promover condiciones de transformación.

Esta decisión del Gobierno de la Ciudad es una parodia con el sistema de bonos que se aplica en la actividad privada, por cuanto cuyo fin traído de los pelos parece que es para beneficio exclusivo de integrantes de una casta gobernante, más allá si han cumplido o no con los supuestos que los “vecinos” esperaban d ésta adnibistración,

En el management o gestión de negocios de la actividad privada, rigen sistemas de administración por objetivos, enmarcados en una parafernalia que comienza fijando la “visión” de negocio; la “misión” -o contenido social de mercado- de la empresa; la “acción” o actividad a desarrollar; los “objetivos” generales; los “objetivos” sectoriales; los “objetivos” de cada funcionario que son, generalmente, discutidos y aprobados con el superior, reseñando las “estrategias” y “tácticas” en cada caso y detalle para poder tener un seguimiento de cumplimiento.

Todo ello se hace con el conocimiento y consentimiento del conjunto de funcionarios hasta determinado nivel, con la anuencia, escalando la pirámide, de los accionistas y dueños que fijan como parámetro la rentabilidad a lograr en cada ejercicio.

Así funcionan, en rasgos generales, las empresas en un sistema de administración por objetivos.

Así no puede ni debe funcionar ningún gobierno cuyo objetivo es cumplir lo prometido al pueblo que lo eligió.


En el caso de Macri, lo que se pretende aplicar es, como decíamos antes, una parodia por cuanto, más allá de la invasión amarilla del marketing electoral que se sigue levantando como bandera de que se está “Haciendo Buenos Aires” en el espacio público, no conocemos propuestas, ni metas, ni logros a alcanzar, ni “objetivos” a cumplir, por cuanto fue elegido por la “gente” por encandilamiento de empresario exitoso o ganador auriazul, y hoy los está padeciendo el pueblo de Buenos Aires y los mismo “vecinos” que lo instalaron en el cargo.

Este personaje parece que se ha dado objetivos de lucro futuro arruinando la escuela pública y a los docentes con medidas arbitrarias y retaceando sus ingresos; la salud pública totalmente desquiciada para dar el zarpazo que favorezca a los empresarios de la medicina; negociando la recolección de residuos, persiguiendo a pobres e indigentes; desplazando a habitantes humildes de viviendas precarias y transitorias para favorecer negociados inmobiliarios; maquillando Buenos Aires sin resolver los problemas de estructura; etc., etc,

Larga lista de “objetivos” que son premiados con bonos por que van a acercar negociados y futuras ganancias a sectores del privilegio y van a hacer de Buenos Aires, no una ciudad para su pueblo, sino un habitat al servicio de la discrecionalidad y los buenos negocios.


Ariel Pascielli
Soberanía y Liberación
Febrero 2009

EJEMPLO A SEGUIR: PREÁMBULO DE LA NUEVA CONSTITUCIÓN BOLIVIANA


En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia.

El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado.

Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda para todos.

Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos.

Nosotros, mujeres y hombres, a través de la Asamblea Constituyente y con el poder originario del pueblo, manifestamos nuestro compromiso con la unidad e integridad del país.

Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.

Honor y gloria a los mártires de la gesta constituyente y liberadora, que han hecho posible esta nueva historia.

LO ESTRUCTURAL DE LA POBREZA


por Jorge Rachid

Febrero 2009





Cuando lo invisible se hace visible, como sucede en la tragedia de Tartagal, la vergüenza nos alcanza a todos los argentinos, no por desconocer esa realidad que muchos conocemos desde hace años, sino por no haber sido capaces de modificar una sociedad injusta, en un modelo social solidario como alguna vez vivimos en nuestro país.

La pobreza en la Argentina es un fenómeno social novedoso, en cuanto a que es pobreza estructural, porque es aquella que ha quedado anclada generacionalmente en una posición social inamovible, sin otro horizonte que la supervivencia, sin proyectos de vida alternativos ni movilidad social por delante; son aquellos compatriotas de sectores arrojados de la pirámide social por la voracidad insaciable del proceso de acumulación de las riquezas, que domina nuestro país en forma ininterrumpida desde 1976 amparados en la cultura neoliberal ahora decadente e instalada a fuerza de sangre y dolor social.

Esto hoy es estructural, por cuanto las nuevas generaciones fueron creciendo en una cultura individualista, egoísta, del sálvese quien pueda, rompiendo los lazos sociales íntimos que daban cobertura a la solidaridad cotidiana, produciendo una diáspora social nunca conocida. Esta realidad ni siquiera se presentó en la sociedad argentina, ni aún en el mayor proceso de crecimiento demográfico que se vivió en el país, como fue el inmigratorio de principios de siglo, cuando supo absorber las diferencias sociales de los recién llegados, ofreciendo el cuerpo generoso del país “a todos los hombres y mujeres del mundo”, como se proclama en el Preámbulo de la Constitución Nacional.

Sin embargo, hoy vemos que los propios argentinos, “hombres y mujeres” del Preámbulo, se encuentran desposeídos, siendo que nacieron en esta tierra.

Este análisis permite clarificar que la pobreza no es un slogan de campaña electoral, ni se representa con un candidato caminando el barro, ni es un discurso confrontativo de una lucha electoral, siempre pequeña, siempre mediocre, que utiliza la pobreza como ariete especulativo conmovedor de su supuesto compromiso con el pueblo. Mas aún cuando en una tragedia como la de Tartagal, se llega a criticar y desmerecer la ayuda destinada a paliar el dolor al vestirla de electoralista, incluída la visita presidencial lo que representa un verdadero despropósito, producto de la necedad de quienes se creen el ombligo del mundo en su afán oposicionista, sin límites.

Así como en la década del 90 la teoría del derrame llamaba al sosiego social, porque ya vendrían los beneficios sociales de la acumulación capitalista- financiera, mientras tanto las fábricas cerraban y los desempleados caían en la desesperación, hoy sin dudas, en un país en crecimiento en los últimos años, que ha avanzado ampliando la oferta de empleo, que ha sabido mejorar los condiciones de los trabajadores, que supo dar respuesta puntuales al dolor social, debemos asumir que hay una hipoteca social pendiente y de magnitud mas que considerable.

Debemos asumir que ahora derrotar la pobreza estructural no es un problema del ámbito de Desarrollo Social, que puede haber funcionado en la emergencia y debe seguir haciéndolo, pero que la batalla contra esa pobreza, va desde los cultural a lo sanitario, desde lo educacional a la distribución justa de la riqueza creando un marco de movilidad social, de proyectos de vida, de presencia del Estado, que hasta ahora formaba parte del “debe” de la agenda oficial.

Para eso es necesario que la “pobreza” abandone la agenda electoral y comience a ser una agenda de políticas de Estado, lejos del tironeo prebendario, sin estar sometida al efecto pánico que introducen los profetas de catástrofes deseadas, ni que sean escenario de escarceos tácticos destinados a apagar los fuegos antes que construir realidades. Cuando millones de chicos y adolescentes no tienen proyecto de vida, la vida no vale nada; cuando no tienen compromiso social no son parte de la sociedad; cuando sus familias han sido abandonadas a la mano de Dios, el rencor y la violencia son parte de lo cotidiano. Por eso el Estado es el único garante de impulsar un Modelo Social Solidario, al mismo tiempo que brinda respuestas coyunturales.

A quienes defienden sus intereses sectoriales, sin importarle el resto de la sociedad; a quienes plantean que no se pueden tocar los impuestos y los gravámenes porque es exacción y luego pregonan la inseguridad creada por la propia disyuntiva riqueza-pobreza, y la carencia de recursos para los hospitales y las escuelas públicas tendrán que aceptar que los recursos del Estado son para eso. A quienes aplauden las políticas de mano dura que sepan que están matando chicos, que las cárceles son sociales, exclusivas del country de la pobreza. A los que apuestan al fracaso y piden el cambio ya recuerden los procesos traumáticos en democracia, de abortar continuidades y de dictaduras abortando vidas.

Los argentinos en situación de pobreza son producto de años de sometimiento a la extorsión económico financiera neoliberal, ejecutada por argentinos que han perdido pertenencia e identidad, que tabicaron las bocas y trataron de hacer lo mismo con las mentes a través del discurso único y nuestra entrada heroica al primer mundo, como sirvientes internacionales de los poderosos. Se destruyeron sueños, ilusiones, fuentes de trabajo, sistemas médicos, escuelas públicas ejemplares, posibilidades de investigación y tecnologías de punta que estaban en desarrollo. Se destruyó la autoestima de los argentinos a quienes se les inculcó incapacidad para crecer y protagonizar, de ser y construir nuestro propio destino, siempre mirando al llamado “mundo” para la imagen espejada, como quien necesita mirarse para saber que existe.

El peronismo ha sido y debería seguir siendo, mientras así se denomine, el nombre y apellido de la Justicia Social en la Argentina, ya que su compromiso con los humildes, desposeídos y trabajadores fue la base de construcción social, desde lo conceptual, de un modelo de país y un liderazgo que aún sigue dando respuestas a las demandas de la hora.

No puede el peronismo ignorar que mientras una sola necesidad persista en nuestro país, hay un derecho por otorgar y mientras no cierren las heridas sociales provocadas por el simplismo codicioso de un país grande en un marco social degradante, no resolveremos la ecuación histórica de las luchas sociales en nuestro país.

Así como existe una pugna entre capital e interior histórica y justa desde el punto de vista de los intereses también debe existir esa tensión entre la pobreza e indigencia hasta ahora invisibilizadas y los sectores formales de la sociedad, algunos de los cuales se niegan a mirar la solidaridad como un normal quehacer cotidiano, en una comunidad que debe reestablecer sus lazos sociales íntimos.

Los argentinos nos debemos la elaboración de políticas sociales activas que contengan planificación estratégica, para el desarrollo de un Modelo social Solidario, con objetivos de corto, mediano y largo plazo.
Que nos permita ir valorando los indicadores de la inversión social en forma sistemática y que al mismo tiempo de dar la respuesta coyuntural, vaya instalando la nueva cultura del trabajo y la solidaridad, como ejes transformadores de la sociedad, que estimulen proyectos de vida a familias de compatriotas que han sido denigradas y expulsadas socialmente.
Derrotar la dádiva y el prebendarismo , no es fácil. Crear una nueva cultura tampoco lo es. Gestar un nuevo modelo social es proponerse una revolución. Cambiar los actores del poder es muy difícil pero no imposible. Cada cambio es un conflicto. Cada medida un tironeo de intereses. Cada anuncio un cóctel de lobistas del impedir. El envío de una nueva ley al Parlamento un condicionamiento de negociación. Así que la voluntad debe ser firme y sostenida. Conducir es predicar y predicar es persuadir, pero después es pelear por los intereses de los más débiles y los mas desposeídos, los que no tienen voz, los que sólo aparecen en las tragedias y dejan de ser noticia a los pocos días, de acuerdo al rating. Ese debe ser el compromiso y los argentinos debemos asumirlo para construir la historia entre todos, en una sociedad mas justa, mas libre y mas soberana.


JORGE RACHID

jorgerachid2003@yahoo.com.ar

CABA , 12 DE FEBRERO DE 2009

CHAPALEANDO BARRO


por Ariel Pascielli
Febrero 2009



La Presidenta de la Nación bajó del avión que la trajo de España y se subió a otro rumbo a Tartagal. Buen gesto político para reafirmar que todos debemos ayudar y comprender la emergencia.

La “oposición” no asumió, y si lo hizo fue muy tímidamente, una actitud que la colocara a la altura de los acontecimientos, porque si lo hubiera hecho tendría que acusar al kirchnerismo de no haber tomado medidas por los desmontes para la ampliación de la frontera agrícola. Y ahí, estaría tocando intereses sojeros que forman parte del sistema al que quieren servir y la sostiene.

El gesto afortunado de la Presidenta se vio, desafortunadamente, empañado por declaraciones que no mencionaron los desmontes si no, por el contrario, trataron de ningunearlos.

Eso si, muy acertadamente, argumentó que este tipo de catástrofes, se producen por desbordes naturales, que se repiten periódicamente, y que el problema de los habitantes de la zona es consecuencia de la “pobreza estructural” causado por la falta de “redistribución de la riqueza”.

A esta altura del pragmatismo kirchnerista, con el que en “algunas cosas estamos de acuerdo” pero que en “otras estamos muy en desacuerdo”; que en “otras estamos en desacuerdo”: y en otras creemos necesario “hacerlas diferentes”, es mejor que más allá de discursos y declaraciones se concreten obras para prevenir problemas de esta índole y se redistribuya la riqueza y no se la mencione más ésta necedad. Hagámosla.

Por otra parte, todo el arco opositor, con el impulso, la anuencia, la presencia, la influencia y, por qué noel mandato de los medios de comunicación, se encargaron de minimizar el recibimiento que hicieron a Cristina en España, aunque con ello ningunearan al País, y a darle mucho espacio a la “Unión Democrática de la Confusión y la Mezcla”, a la “Unión Democrática PRO con el peronismo de derecha”, a la gauchocracia que busca interlocutores políticos para reafirmar sus amenazas de lockout y al “Palo “izquierdo” de la “Unión Democrática”, que junto a vecinos y gente manifestaron contra el tarifazo, quizás por que encontraron un argumento válido, aunque reeditando los mejores momentos de movilización, como aquellos en los que, absurdamente, acompañaron a la derecha argentina.

Este año se cumplen doscientos del nacimiento de Darwin, el autor de la “Evolución de las especies”, aquel al que se atribuye popularmente que definiera que el “hombre desciende del mono”.

¿Será por eso, o por que es un año electoral, que vuelven los “gorilas”que, en realidad, nunca se fueron?

Como estamos en febrero y se celebra el Carnaval, es bueno que sepamos como se van definiendo las mascaritas para que no nos pretendan llevar en carroza al baile de la dominación oligárquica y proimperialista.





Defendamos lo logrado, hagamos fuerza por corregir las cosas hechas en la que estamos en desacuerdo y muy en desacuerdo. Apostemos a la construcción de una Nación Justa, Libre y Soberana y apoyemos la construcción de la Patria Grande actuando fuertemente en el UNASUR.

Efectuemos y profundicemos la “Redistribución de la riqueza para el Pueblo. Ya!”, definamos con claridad al enemigo y no nos dejemos confundir por los que usan consignas para acumular porotos electorales.


Ariel Pascielli
Febrero 2009