martes, 16 de diciembre de 2008

DEFENSA DE LA SALUD PÚBLICA


por Ariel Pascielli



Para construir “una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana”, “la propiedad privada debe tener una función social y deberá estar sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común”.

“El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino.”

“Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaran en poder de particulares serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando una ley nacional lo determine.”

“El precio por la expropiación de empresas concesionarios de servicios públicos será el del costo de origen de los bienes afectados a la explotación, menos las sumas que se hubieren amortizado durante el lapso cumplido desde el otorgamiento de la concesión y los excedentes sobre una ganancia razonable que serán considerados también como reintegración del capital invertido.”

“La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución.”

Estos conceptos doctrinarios entrecomillados pertenecen a la Constitución del 49 y deben tenerse como pensamiento de acción para plasmarlos en cuerpos de ley, porque tienen el valor político agregado de poder ejecutarlos inmediatamente para ir andando el camino que nos permita llegar al objetivo señalado en el primer párrafo de esta nota.

Por eso, los servicios públicos esenciales de salud, educación y justicia, en primer término, que vienen siendo erosionados fuertemente y expropiados total o parcialmente por el capital privado, desde hace muchos años, merecen que se le preste una fuerte atención por parte de los movimientos nacionales y populares.

Una fuerte atención significa concentrar esfuerzos en accionar sobre ellos para darles el sentido de prestación social que nunca deberían haber perdido.

Ello nos motiva a señalar que tenemos que actuar rápidamente en todo el país pero, muy específicamente en el área metropolitana y sobre todo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde la acción de gobierno está llevando a cabo la destrucción del sistema público y que se palpa día a día por los bajos e inciertos servicios que se presta pese al esfuerzo de los trabajadores por sobrellevarlo, por el intento de discriminación permanente, por la puesta en marcha de sistemas de subsidiaridad, por la destrucción de servicios y por la amenaza de cierre de hospitales públicos, etc. etc.

Salud, juntamente con educación, está en la mira de los empresarios de ambas disciplinas, que pretenden dominar el sistema para ponerlo al servicio del lucro y no al servicio del pueblo.

Es evidente que la estrategia del Gobierno de la Ciudad pasa por trasladar el problema a la acción sindical, a la que pretenden hacer responsable ante la comunidad de todos los defectos que el sistema de salud puede tener en la coyuntura, al incentivar conflictos, divisiones, retardos, malos entendidos, etc. para poder desarrollar en el imaginario popular, una mala imagen del Sistema Público de Salud y crear un campo propicio para llevar adelante sus negociados y su lucro, sin importarle la acción social de las prestaciones, la optimización de su calidad y el derecho soberano a la salud que tiene el pueblo.

Creemos que el mejor camino es plantar bandera y todos: los trabajadores de la salud y el pueblo, las organizaciones sociales, políticas y gremiales, deben apuntar su acción a defender el Sistema Público de Salud, sin dejar de lado la defensa de sus intereses pero priorizando asociadamente las coincidencias en su acción defensiva.

Erradiquemos a los mercaderes del templo de la Salud, con la acción mancomunada de toda la comunidad.

Erradiquemos la ineficiencia y la improvisación.

Erradiquemos el lucro empresario en la prestación de servicios de Salud

Erradiquemos las diferencias coyunturales y defendamos los intereses del pueblo.

Llevemos adelante planes de acción que nos permita lograr el objetivo de mejores prestaciones de salud, mejoras tecnológicas en salud pública, mejores condiciones de trabajo y de salario para los trabajadores de la Salud.

Defendamos la Salud Pública; no permitamos su destrucción


Diciembre 2008


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