sábado, 16 de enero de 2010

Respuesta, movilización y propuesta




por Ariel Pascielli
Soberanía y Liberación
Enero 2010


La situación política que vive actualmente Argentina por sí, y como parte de la que transitan los gobiernos populares en América Latina, forma parte de los avances y retrocesos que imprimen actividad a los procesos históricos.

En este momento, y a raíz de decisiones estratégicas tomadas por el gobierno nacional y popular de Cristina Fernández de Kirchner, mediante dos Decretos-Ley de indudable encuadre Constitucional, se ha desatado un debate que enriquece a la sociedad política argentina, más por la información y atención que le brinde el pueblo, por el desenmascaramiento que se está produciendo mostrando quién es quién y qué interés defiende en el entramado político, económico, social y mediático de nuestro país.

La agenda del debate transita entre las facultades del Ejecutivo para remover al Presidente del BCRA, la judicialización de la política, la negociación de la deuda con los “holdout” (fondos Buitres), la disponibilidad de las reservas por parte del Ejecutivo, la autonomía del Banco Central, la legitimidad de la deuda, etc.

Esta es la agenda de impronta protodestituyente que quiere imponer la ultraderecha y el neoliberalismo, creando excusas y generando argumentos para sustentar el “golpe blanco” y continuar hondurizando Latinoamérica porque han advertido, hace ya tiempo, que el proceso de transformación que llevan adelante los gobiernos populares, con mayor intensidad o con paso más lento pero sostenido, está afectando muy seriamente sus intereses y el sistema al que pretenden sostener y darle supervivencia en el presente y para el futuro.

Parados en la vereda nacional, popular, reivindicadora del interés del pueblo argentino y latinoamericano, de la integración regional con independencia económica, soberanía popular y justicia social para la transformación histórica, nos cabe hacernos una pregunta frente a estos casos puntuales:
¿QUÉ HACER?

Movilizar todas las fuerza del campo popular para actuar y para discutir contundentemente los pasos a seguir, por cuanto, si tenemos conciencia donde está el enemigo solamente nos resta perfeccionar los planes, los planos y los plazos de ataque con decisión y criterio político para arrinconar al enemigo y no dejarlo resollar con el fin de desbaratar futuras acciones que posterguen o frenen los derechos que el pueblo gana con su lucha.

Las fuerzas sociales y los sindicatos se movilizan, juntamente con las fuerzas políticas, intelectuales, científicas, profesionales, académicas en la misma dirección y con los mismos objetivos.

Quienes no lo hacen que dejen caer su careta y se muestren como son.

Y el Gobierno, el oficialismo, debe sustentarse en esta movida tomando decisiones que desbarate la acción de los enemigos de todo pelaje.

En esta situación puntual es preciso decidir sobre las reservas del país, desechando los conceptos liberales y neoliberales que pretenden darle atribuciones intocables a los Bancos Centrales por sobre las decisiones de la voluntad popular, tal como ya en 1807 lo propulsaban los ingleses, lo afirmaron en 1936 con el tratado Roca-Runciman y lo consolidaron durante la dictadura con “Joe” Martinez Hoz en 1976 y en la década menemista con legislación impuesta por Cavallo.

Si Argentina es uno de los países fundadores del Unasur, y como consecuencia de ello, accionista por el aporte de 4 mil millones de dólares de Banco del Sur, el país debe depositar sus reservas, o gran parte de ellas, en dicho Banco y transferirlas desde Nueva York y desde Basilea a esta entidad bancaria de América Latina, obteniendo mejores intereses de los que está logrando en los mencionados centros financieros.

El compromiso de aporte de capital fue tomado por Argentina y el aporte debe salir de dos fuentes: el Presupuesto Nacional o lo que se llama “excedente” de las Reservas del Tesoro Nacional, que son herramientas de política económica que pertenecen a la voluntad popular ratificada en las urnas por elección transparente y sin dudas, en el 2007, para administrar el país cuyo Poder Ejecutivo es de signo y estructura Presidencialista, pese a que no lo quieran reconocer los opositores de toda laya, que pretenden hacer creer al pueblo que el Congreso Nacional, a partir de diciembre de 2009, puede y debe arrogarse funciones ejecutivas de gobierno.

Una medida de este tipo, con apoyo de la movilización popular integrada por los sectores ya nombrados, pondrá la agenda del debate en su lugar y evitará que el enemigo corra permanentemente el arco para dar lugar a actitudes ventajeras y de especulación, por cuanto no hay propuestas positivas y concretas para discutir por parte de la oposición, que signifiquen ventajas para el pueblo y acciones transformadoras que avancen sobre la realidad para mejorar el curso histórico del país y la consolidación de una sociedad más justa y equitativa.

Discutir, en este momento estratégico, la legalidad o ilegalidad de la deuda externa es como encerrarse en un laberinto a discutir el sexo de los ángeles, por cuanto su demostración real, palpable, demostrable, llevaría muchos años y representaría, una vez más, hacerle el juego a la derecha, al “status quo”, para que nada cambie y todo se mantenga sin transformaciones de fondo. HOY Y AQUÍ.

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