viernes, 5 de junio de 2009

VOLVER AL FUTURO


por Jorge Rachid


La contradicción que encierra el título es la misma disyuntiva que enfrentamos los argentinos cuando hablamos de política, porque da la impresión que todo es ahistórico, todo significa un comienzo y en algunos casos hasta un alumbramiento de soluciones espontáneas que resolverán la vida de todos nosotros.

Es sin dudas una de las características de los procesos electorales, en especial aquellos en donde las figuras son mas importantes que las propuestas, procesos en donde las formas dominan los contenidos y la confrontación a fondo es el signo de partida para ocupar espacio en los actuales medios de comunicación.

Sin embargo, mas allá de la siempre despectiva y racista forma de denominar el voto popular, debemos preguntarnos si el pueblo ignora lo que es futuro y lo que es pasado, oculto detrás de una marquetinera forma de hacer política, por supuesto siempre presentada como “nueva”.

Quizás nos enteremos de la realidad, cuando nos interroguemos acerca de si estamos dispuestos a volver a ver a funcionarios del FMI paseándose por los pasillos del Ministerio de Economía dándole órdenes al ministro de turno, o si vamos a estar nuevamente pendientes de “calificadoras de riesgo” que nos pongan notas sobre nuestro perfil financiero como si en ello descansase la suerte de millones de argentinos, olvidándonos que estas “empresas” fueron las mismas que calificaron con un “Excelente” a las que tuvo que auxiliar con billones de dólares el gobierno de los Estados Unidos. Empresas que para horror de los “liberales puros” ahora tienen como socios mayoritarios al propio Gobierno, como en el reciente caso de la General Motors, donde los ciudadanos de los Estados Unidos poseen el 60% de las acciones y el Sindicato de los Trabajadores el 17.5%.

No olvidemos a aquellos que sienten nostalgias por los perdones alejados de la Justicia, en juicios, que son el único tema en que los “liberales puros” no dan crédito al clamor internacional sobre la dictadura y los genocidas. Cualquier otro reclamo del exterior es expandido con megáfono en los medios de comunicación, como si “hacer bien los deberes” con los intereses económicos de otras latitudes nos garantiza la viabilidad interna, siempre y cuando esté referida al aspecto económico garantizando el Mercado y no de derechos humanos o temas del medio ambiente o el combate a la pobreza y la distribución del ingreso.

Otros claman por paraísos perdidos que nunca existieron y menos aún cuando gobernaron, hablan de otro país, de otra geografía, de otro tiempo cuando se refieren a la seguridad social en el tema jubilados, congelados, mancillados, descontados, ignorados por décadas, en gobiernos de signo neoliberal, de crecimientos económico “macro” y acumulación de riquezas para pocos, pero con un pueblo triste, desocupado, errante en las periferias mismas de la pirámide social.

¿Que tiempo pasado hay que recuperar cuando la noche del dolor quedó atrás, aunque queda un largo camino a recorrer, pero con objetivos nacionales y populares que puedan recrear las esperanzas del pueblo argentino, que no sólo se nutre del día a día, sino de la posibilidad de prever un futuro para sus hijos, en un país mas justo.?

Sería ilógico desde este análisis pretender que todo lo realizado desde la crisis del 2001 haya sido lo correcto. Es mas, decirlo sería faltar a la verdad, pero desde ese momento en que se produjo el quiebre político del neoliberalismo dominante hasta hoy, se ha recorrido un camino que si lo hubiésemos planteado en aquella situación no habríamos tenido crédito a nuestras palabras.

Ni un paso atrás es la consigna que permite identificar claramente el camino, especialmente en estos tiempos de lides electorales, cuando los leones se visten de corderos, cuando la historia es escondida bajo la alfombra, cuando el peronismo es ocultado vergonzantemente aún en su diáspora y cuando se tergiversa la epopeya de un conductor estratégico como Perón quien nos anunció hace 34 años de donde venía el enemigo para hacerse de los recursos naturales, las reservas acuíferas y los espacios libres.

Un Perón que, según algunos, no estatizó los ferrocarriles, ni la banca y ni el crédito, que se olvidó del comercio exterior; que el IAPI, la Fábrica Militar de Aviones, Altos Hornos Zapla nunca existieron, como tampoco el Pulqui, ni el sedán Graciela ni la moto Puma, ni el Instituto de Reaseguros ni las cajas de Jubilaciones, ni ni la Salud ni el Hospital Público Carrillista. Claro que pudieron invertir los privados en esa época, de hecho se cuentan por millones la inversión en industrias, pero en el marco del Estado Justicialista del Plan Quinquenal del 46 y del 52, con la Comunidad Organizada como concepto del equilibrio de intereses y de organización popular.

Algunos pretenden que hoy no se hable de enemigo, como si en la lucha entre los intereses nacionales del pueblo argentino y los del capitalismo financiero salvaje y codicioso, estigmatizado ya en su momento por Juan Pablo ll y ahora por los mismos EEUU, pudiesen tejerse acuerdos ventajosos para la mayoría de los argentinos. En esa lucha de intereses que se plantea dentro de nuestro territorio por la distribución de la riqueza, también impera la cultura de 33 años de individualismo, de existismo y del “salvese quien pueda”, fundamento filosófico del egoísmo cultural neoliberal.

Quienes hoy plantean desde una tribuna política conformada por los medios comunicacionales propios como se debe proceder, fueron incapaces de hacerlo cuando gobernaron y si las fallas de la actual gestión pueden enumerarse en decenas, no es menos cierto que cada vez que decidieron, lo hicieron para el lado de los trabajadores y los desposeídos. En ese sólo gesto puede enmarcarse una conducta y desde ahí puede construirse un camino.

Algunos opinan que no alcanza para definirlo como un modelo, lo que no deja de ser una discusión semántica, pero hoy la Argentina está presente en el mundo con perfil propio, participando en las discusiones globales y proponiendo la eliminación del azote financiero y los paraísos fiscales, estableciendo los puentes necesarios de consolidación del UNASUR con su banco y su sistema de defensa, avanzando en el camino de la unión de los pueblos, no sólo de la económica que discute aranceles y desvela a los gurués liberales del otro tiempo.

Está en marcha en nuestro país, un nuevo paradigma que sólo surge de la conciencia colectiva del pueblo en sus múltiples formas de expresión. Las elecciones construyen caminos, con altibajos propios de los tiempos que se toman las mayorías populares para construir su destino, apostando a la paz y a la democracia en su autenticación correcta que es la democratización del poder, con herramientas plebiscitarias en cada jalón del camino, abandonando actitudes del coloniaje mental, del seguidismo acrítico y del anclaje político externo, pero siempre adelante, hacia objetivos que devuelvan la identidad y el orgullo de ser argentinos.

JORGE RACHID
CABA 2-6-09
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
www.jorgerachid.blog

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