martes, 14 de julio de 2009

¿REFORMA POLITICA o REFORMA ELECTORAL?


por Ariel Pascielli


El 9 de julio, desde Tucumán, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó a la ciudadanía al diálogo sobre tres ejes de discusión, uno de los cuales lo llamó reforma política, explayándose con tópicos y ejemplos para abordar el tema.

Por el tenor dado a su discurso pareció que la intención era abordar una reforma electoral mas que una reforma política, por cuanto hizo hincapié en la necesidad de llamar a internas abiertas para la designación de candidatos, lo cual no está mal, si se toma como punto de discusión el proyecto en ese sentido presentado por ella misma cuando se desempañaba como Senadora Nacional.

Desde ése punto de vista el tema no debería tener mucho para dialogar, siempre y cuando se pretenda legislar para acotar proliferación de candidatos a cargos ejecutivos que surgieren como resultado de campañas personalizadas, sin el respaldo de partidos políticos organizados en base a estructuras con soporte doctrinario, programático y con propuestas claras para mejorar la calidad de vida de los argentinos.

Es necesario poner sobre la mesa la realidad de nuestro país, en cuanto a la carencia de estructuras políticas que representen los distintos intereses en pugna en la sociedad. Las pocas “estructuras partidarias” que existen ya no representan intereses sectoriales definidos, sino que están al servicio de la coyuntura electoral, como las falsas personerías que se alquilan para facilitar las maniobras de especuladores y negociados de la política argentina.

Esa política ninguneada, despreciada y rechazada por la mayor parte de la ciudadanía, impulsada por maniobras de baja estopa por los propios políticos e impulsada por la cultura dominante que trata de evitar la representación de los ciudadanos, aunque se llenen la boca hablando de democracia, siempre y cuando esa democracia sea para ellos, personeros de una pretendida élite dominante.

La constitución de partidos políticos, surge en la “democracia representativa” para defender intereses sociales y económicos de las diferentes capas que integran la sociedad, a partir de ideas convertidas en ideología, en doctrina. Con propuestas de transformación o de defensa de lo establecido, que se plasman en programas de acción, plataformas de actividades inmediatas que, en definitiva, tratan de construir una sociedad diferente transformando lo conocido.

Para ello es necesario construir herramientas políticas orgánicas, con estructuras bien definidas a partir de objetivos políticos, lineamientos estratégicos y acciones tácticas, que consoliden esa herramienta.

El partido político debe ser una herramienta de transformación con claras ideas de práctica aplicación, con programas internos de formación para sus adherentes y definiciones públicas que aliente a la ciudadanía para darle su apoyo, no solamente en el acto electoral sino en la acción política de todos los días.

La estructura formal de un partido político debe estar compuesta por dirigencia, cuadros, afiliados, adherentes, simpatizantes, con criterio de “democracia participativa” en sus definiciones sobre los diferentes temas que hagan a su vida y con la elección de sus integrantes.

Más allá de las ideología debe ponerse en discusión el tema político por cuanto es la savia misma que alimenta al sistema. Sistema que se traslada al acto electoral cuando se nominan candidatos entre los mejores integrantes y los que reúnan una serie de condiciones que los sindiquen como los más aptos para ocupar funciones de diferentes características.

Por eso, más allá que una discusión táctica en cuanto al sistema electoral, según el llamado de la Presidenta, debemos tomar conciencia clara de las necesidades del sistema político argentino que, claramente, pasa por considerar la necesidad de partidos representativos de los intereses en pugna en la sociedad, permeables, transparentes, organizados, difusores de doctrina y abiertos al debate político, descartando las postulaciones de marketing sobre personas que, a no dudarlo, siempre buscan servir a intereses que pretenden manipular a la ciudadanía.

Por eso debemos discutir reforma política profunda para poder discutir, luego, reforma electoral.

No hay comentarios: