miércoles, 26 de noviembre de 2008

COMUNICADO DE PRENSA

La Interhospitalaria de la Ciudad de Buenos Aires adhiere y convoca a participar de las medidas de lucha decididas por la Asociación de Bioquímicos, que se cumplirán por medio de concentraciónes y abrazos en cada hospital el miércoles 26 de noviembre a partir de las 10,30 horas.

Contra el vaciamiento, la tercerización de servicios y el cierre de hospitales públicos, que se enmarcan en la política de privatización de los servicios de Salud Pública que lleva adelante la administración de Macri – Lemus, la Interhospitalaria se pronuncia por:
Un ingreso inicial de $4.500 ajustado por inflación, los nombramientos y coberturas de vacantes de personal, el 82 % vital y móvil para las jubilaciones, no al cierre ni compactación de Hospitales, por las justos reclamos de residentes y concurrentes, no a la privatización del área de facturación de los hospitales, no a la tercerización de servicios, insumos y equipamiento adecuado para el pleno funcionamiento de los hospitales y centros de Salud, que se cubran todos los cargos por concurso, no a las comisiones asesoras.

La ley de cobertura porteña es discriminatoria y es el inicio de la privatización de la atención. Derogación del decreto 1143 (Ley 471) que encubre la pérdida de estabilidad laboral. No a la desjerarquización y destrucción de la Salud Mental. No a la censura. No a la persecución de los trabajadores que luchan. Hospitales públicos para estudiantes de la Universidad pública exclusivamente.
La interhospitalaria adhiere y convoca junto a la Asociación de Bioiquímicos, como parte de un plan de lucha que se extenderá hasta lograr las reivindicaciones mencionadas.

Buenos Aires, 20 de noviembre de 2008.

Firman:
Interhospitalaria; Frente de Recuperación Gremial; Asociación de Psicólogos del GCABA; Agrupación 4 de Mayo (Talleres Protegidos); Tribuna de Salud; Agrupación Delfina Marull (Maternidad Sardá); Ameges (Asociación Metropolitana de Generalistas y Equipo de Salud), Asociación de Trabjadores de la Salud del Hospital J.M. Penna,

sábado, 22 de noviembre de 2008

4 de noviembre de 1780: Túpac Amaru Padre y Héroe de la Emancipación Americana*.


Un artículo de Alberto Lapolla

4 de noviembre de 2008




Ya en Cuzco con empeño
quieren sacudir, y es ley,
el yugo de ajeno rey
y reponer al que es dueño
¡Levantarse americanos!
Tomen armas en las manos
Y con osado furor
¡maten sin temora los ministros tiranos!


(Afiche pegado en Oruro en abril de 1780 por los criollos Tupamaristas)

(2)(pag425)




1.- 4 de noviembre de 1780: El inicio de la Rebelión

Túpac Amaru II encabezó la mayor rebelión que conoce la historia de los países del Tercer Mundo, hasta muy entrado el siglo XX, luego de la ocupación y expansión europea, iniciada a lo largo del siglo XV, con la llegada de Colón a América y de Vasco da Gama a África y Oriente. Organizó y armó a 100.000 americanos originarios contra el poder español, proclamando la libertad y la independencia de América. Su rebelión fue el golpe más fuerte sufrido por el imperio español, desde la invasión a América en 1492. El jefe del gabinete de Carlos IV, ‘el favorito’ -de la reina- Don Manuel Godoy, exclamaría unos años más tarde, ‘Nadie ignora cuánto se halló cerca de ser perdido, por los años de 1781 y 1782, todo el virreynato del Perú y una parte del de la Plata cuando alzó el estandarte de la insurrección el famoso Condorcanqui, más conocido por el nombre de Túpac Amaru’ (1)(pag151)
‘El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru da comienzo a la sublevación.(...) Túpac Amaru y el corregidor de la provincia de Tinta, Antonio Arriaga, se reunieron en la casa del cura de Yanaoca, doctor Carlos Rodríguez, para “celebrar el día de nuestro augusto soberano”. Antes de terminar la comida, fingiendo haber recibido un llamado urgente del Cuzco, Túpac Amaru se retiró de la casa del eclesiástico, y oculto en el camino que conducía a Tinta con un grupo de sus partidarios, esperaba el paso de Arriaga de vuelta para el pueblo.(...) “Retirábase (el corregidor Arriaga) después de comer al pueblo de Tinta, y en la travesía que media le acometió Túpac Amaru con alguna gente que le acompañaba. Echáronle un lazo al cuello y lo trajeron de la mula a la tierra, hicieron a un criado que con él venía y presos dos negros esclavos que a alguna distancia lo seguían, fueron todos conducidos a un sitio separado y secreto, y allí detenidos hasta la medianoche en que fueron introducidos en el pueblo de Tungasuca, y encarcelado el corregidor en una pieza o calabozo en la casa de Túpac Amaru. Observóse tal secreto en Orden a su situación que absolutamente se ignoraba donde se hallaba el corregidor; a unos se decía que estaba actuando ciertas diligencias de importancia que lo negaban a otra atención.” Túpac Amaru llevó al corregidor a Tungasuca y allí estableció su cuartel general, y no en Tinta capital de la provincia. Los motivos saltan a la vista: la situación estratégica de Tinta es mucho menos favorable que la de Tungasuca, que se halla en la cordillera y es de difícil acceso.(...) De acuerdo con el plan previamente fijado y perfectamente ejecutado, obligó de inmediato al corregidor a firmar una carta dirigida a su cajero, en la que le ordenaba remitirle todos los fondos disponibles y todas las armas alcanzables.(...) La fingida carta produjo su efecto. El jefe rebelde, que necesitaba tan apremiosamente armas, sobre todo de fuego, y dinero, gracias a su ardid obtuvo 22.000 pesos, algunas barras de oro, 75 mosquetes, bestias de carga y mulas. Pero el corregidor no sólo se vio obligado a firmar esa carta; también tuvo que poner su firma bajo la misiva a su dependiente Manuel de San Roque, natural de Santiago de Chile, que no le podía presagiar nada bueno. En ésta le ordenaba “fuese a Tungasuca llevando dos pares de grillos, su cama, y llaves de las principales viviendas del Cabildo.” El antes tan soberbio funcionario español, bajo el dictado de Túpac Amaru, el 8 de noviembre de 1780, tuvo que extender órdenes a todos los pueblos de la provincia para que sus habitantes en el término de 24 horas, se presentaran en Tungasuca.(...) “Don Miguel de Mesa y don Félix Castelo, a quienes se da la comisión en derecho necesaria, pasarán al pueblo de Citarangani y notificarán a todos los españoles que restan, para que dentro del término de veinte y cuatro horas se presenten en este pueblo. Asimismo a los indios de ambos ayllus; sin que en esto haya reserva de persona alguna, por convenir al servicio del Rey y causa pública. Tungasuca, y noviembre ocho, de mil setecientos ochenta. Antonio de Arriaga.” Naturalmente, la rigurosa orden del gobernador de la provincia fue ejecutada con toda puntualidad. En Tungasuca se hicieron, pues, presentes miles de criollos, mestizos e indios, y aun algunos europeos. Un genóves residente en Sicuani,(...) en su declaración judicial nos ofrece algunos detalles interesantes sobre los momentos iniciales de la gran rebelión. Según dice, ya el día 8 comenzaron a afluir a Tungasuca muchas personas. De inmediato fueron puestas en pie de guerra, por Túpac Amaru, quien montado en un caballo blanco y vestido de terciopelo negro, dirigía los ejercicios militares en la pampa vecina a Tungasuca. Daba órdenes en los dos idiomas: a los criollos y mestizos, en castellano; a los indios en quechua.’ (2)(pag442 a 444)





2.- La primera Independencia
Entre el 4 de noviembre de 1780 y el 18 de mayo de 1781 –fecha del horrendo sacrificio de Túpac Amaru, su esposa Micaela Bastidas Puyucawa y toda su familia- América disfrutó el único período de libertad desde el inicio de la invasión y opresión española, hasta su emancipación en 1824. En ese breve período, que en verdad se extiende hasta 1784 en la continuidad de la rebelión por los diferentes jefes Indios del Perú, del Alto Perú y del Norte Argentino, quienes prosiguieron la rebelión iniciada por Túpac, hasta ser totalmente exterminados a sangre y fuego por los genocidas españoles. Cien mil hombres en armas levantó Túpac Amaru a lo largo de más de 1500 kilómetros en una insurrección india preparada a lo largo de varios años, que contaba con jefes y lugartenientes tan importantes como su esposa Micaela Bastidas Puyucawa, Julián Túpac Katari –proclamado virrey del Alto Perú, en concordancia con que Túpac Amaru era el Inca de todo el Tuhwantysuwu restaurado-, su esposa Bartolina Sisa, Diego Cristóbal Túpac Amaru –el más destacado de los colaboradores del Inca-, Mariano Túpac Amaru, Miguel Túpac Amaru, Andrés Túpac Amaru y Dámaso Katari entre otros. Todos ellos -y sus completas familias, incluido el desaparecido hijo de Túpac Catari de 8 años- asesinados de la misma atroz manera que el gran Inca, por los ‘civilizados’ españoles. Cien mil indios levantados en armas, con palos, piedras, recursos hidráulicos, macanas y lanzas, pero con muy pocas armas de fuego y sin conocimiento de su manejo. Cien mil indios asesinó en represalia el terror español, en otro de los genocidios con que los europeos trataron históricamente a los americanos nativos. Pero fue en noviembre de 1780, cuando una nueva generación india recobró la dignidad mancillada por el opresor y expresó su grito de libertad e independencia, extendida al corazón de la América India. De hecho, Condorcanqui retomaba el estandarte invicto de Juan Santos Atahualpa, quien había combatido entre 1742 y 1761, sin ser nunca vencido por los españoles. Santos Atahualpa llegó a crear un estado libre de la dominación goda en la selva central del Perú extendido hasta el Matto Grosso, en alianza con una diversidad de etnias guaranyes. Aún hoy, los pueblos de la selva esperan su regreso. Vinculada con su rebelión, se había producido una insurrección india en Lima en 1750, con apoyo criollo, sofocada a sangre y fuego por el poder español. Luego de la muerte de Juan Santos en 1761, sería Túpac Amaru quien continuaría la heroica resistencia india iniciada el 13 de octubre de 1492.
El 4 de noviembre de 1780 el Inca dio inicio a la rebelión –según dicen algunos historiadores, antes del tiempo previsto, precipitada por la detección de la rebelión criolla de Farfán de los Godos en Cuzco, que lo obligó a actuar antes de tiempo para eludir la represión. Según lo relatado, el día 4, el Inca detuvo al odiado y perverso corregidor Arriaga. El día 10 Arriaga fue ejecutado por Túpac Amaru en la plaza de Tungasuca, ante un gentío exultante de indios y mestizos que no podían dar crédito a lo que sus ojos veían. En los días siguientes continuó Túpac, al mando de sus hombres recorriendo la provincia y liberando indios y mestizos esclavos de las encomiendas y obrajes, repartiendo su bienes entre los pobres americanos y ejecutando a todos los españoles europeos presentes, las mujeres españolas eran obligadas a vestirse con ropas de las mujeres americanas, para escándalo de las ibéricas damas. La rebelión se extendió como un reguero de pólvora sobre la mancillada tierra americana. ‘Causa admiración al ver la prontitud con que obedecieron las voz de este Rebelde en todo el Reino del Perú, pues se sabe notoriamente que en toda la costa de Arica, Tacna y Huantajaya hicieron los indios iguales muertes, robos y atrocidades que en la Sierra, manteniéndose sin sujeción alguna. Y hasta los bárbaros Mocovíes y Pampas de la parte de Jujuy y Salta, tuvieron noticia de esta rebelión, y salieron de sus términos insultando e intentando asolar estas dos ciudades, en donde tuvieron la fortuna de haber llegado a ese tiempo la Compañía de Granaderos del regimiento de Saboya, que venía de Buenos Aires, con la cual pudieron resistir sus terribles invasiones. También los Chiriguanos de la frontera de Tomina, hicieron sus salidas costosos con los deseos que tuvieron de conocer al Titulado Rey Túpac Amaru.(...) Pocas veces se habrá visto desolación tan terrible, ni fuego que con más rapidez se comunicase a tantas distancias, siendo digno, de notar, que en 300 leguas que se cuenta de longitud, desde el Cuzco hasta la frontera del Tucumán, en que se contienen 24 provincias, en todas prendió casi a un mismo tiempo el fuego de la rebelión.’ (Relato de dos Relaciones españolas de la época) (2)(pag430) El día 12, Condorcanqui ocupó el obraje de Pomacancha, liberando a los indios allí esclavizados, repartiendo entre ellos sus bienes, dejando a cargo del mismo –ya no como obraje, sino como propiedad comunal indígena, Ayllú- a su hermano menor Juan Bautista Túpac Amaru. Juan Bautista -único sobreviviente de la familia del Inca-, pasaría cuarenta años en las prisiones españolas en África (en Ceuta) y sería proclamado Rey Inca por el general Belgrano en el Congreso de Tucumán, propuesta que el Congreso aprobara el 31 de julio de 1816. Juan Bautista moriría en Buenos Aires en 1827, encontrándose enterrado en una tumba sin nombre en el cementerio de la Recoleta.





3.- Túpac Amaru proclama la Independencia americana
Luego de liberar obrajes, indios esclavos y ejecutar corregidores, Túpac Amaru hizo públicas reiteradas proclamas, reclamando la libertad e Independencia de los pueblos de América. Su proclama más difundida es, sin dudas, uno de los documentos liminares de nuestra Independencia, la misma casi repite los argumentos del Manifiesto por la Independencia de América de Juan Vélez de Córdova, proclamados en la Revolución India-Criolla de Oruro del 8 de julio 1739. Por supuesto Vélez de Córdova sufrió la misma suerte de Túpac Amaru, a manos de los piadosos opresores españoles.(2)
La diferencia entre el proyecto de Condorcanqui y el que luego triunfaría en el siglo siguiente, radica en que él proponía una nación India-mestiza-criolla con hegemonía indígena y no una nación hispano-blanca-criolla-británica, con exterminio y genocidio permanente del indio, como luego seríamos. ‘Yo Don José I por la gracia de Dios, Inca, Rey del Perú, Santa Fe (Bogotá), Quito, Chile, Buenos Aires, y continentes de los mares del sud, duque de la Superlativa, señor de los Césares y Amazonas con dominio en el gran Paititi, Comisario distribuidor de la piedad divina por erario sin par, etc. Por cuanto es acordado en mi Consejo por junta prolija por repetidas ocasiones, ya secreta, ya pública, que los Reyes de Castilla me han tenido usurpada la corona y dominio de mis gentes, cerca de tres siglos, pensionándome los vasallos con insoportables gabelas, tributos piezas, lanzas, aduanas, alcábalas, estancos, catastros, diezmos, quintos, virreyes, audiencias, corregidores, y demás ministros, todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia, en almoneda con los escribanos de esta fe a quien más puja y a quien más da, entrando en esto los empleos eclesiásticos y seculares, sin temor de Dios, estropeando como a bestias a los naturales del reino; quitando la vida a todos los que no supieron robar, todo digno del más severo reparo. Por eso y por los clamores que con generalidad han llegado al cielo, en el nombre de Dios Todopoderoso, ordenamos y mandamos que ninguna de las personas dichas, pague ni obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos, y sólo se deberá tener todo respeto al sacerdocio, pagándole el diezmo y la primicia como, que se da a Dios inmediatamente, y el tributo y el quinto a su Rey y Señor natural, y esto con la moderación con que se hará saber, con las demás leyes de observar y guardar. Y para el pronto remedio de todo lo susoexpresado, mando se reitere y se publique la jura hecha a mi Real Corona en todas las ciudades, villas y lugares de mis dominios, dándome parte con toda la verdad de los vasallos prontos y fieles para el premio igual, y de los que se rebelaren, para la pena que les compite remitiéndonos la jura hecha, con razón de cuanto nos conduzca, etc.’ (2)(pag420-421)





4.- La batalla de Sangarará: día de redención americana
Finalmente en el apogeo de la primera Independencia americana, Túpac Amaru derrotó a las tropas españolas en la batalla de Sangarará el 18 de noviembre de 1780. Tal vez el máximo día de libertad e independencia americana desde la llegada de los españoles hasta entonces. El terror se apoderó de los ibéricos: ‘La tropa al mando del señor mariscal de campo, don José del Valle, volvió al Cuzco muy disminuida por muertos y desertores, y los que entraron en dicha ciudad causaban compasión, viéndolos cubiertos de piojos, muchos o los más descalzos y otros envueltos en pellejos. Fueron a alojarse en los hospitales, porque de los malos alimentos estaban padeciendo disentería; no tuvieron un colchón, casa de medicina, ni médicos para la curación de los enfermos, y las tiendas de campaña estaban hechas pedazos, de podridas y maltratadas. Dicen que no se puede leer sin lágrimas los diarios de los señores Valle y Avilés, y conviene en que aquellos infelices que dejaron el bello temperamento de Lima, la quietud y regalo de sus casas para servir al rey, como sus buenos vasallos, no han sido pagados.’ (Relato español del regreso de las tropas imperiales vencidas en Sangarará)[citado por (1)](pag153)
Los españoles del Cuzco estaban espantados; no sólo se refugiaban en las Iglesias, sino que ‘pedían a los sacristanes les franqueasen las bóvedas para sepultarse vivos.’ (1)(pag 151)(cita original de De Angelis Pedro, Colección de obras y documentos...) La pavura realista, llegó hasta Buenos Aires, donde el fiscal del Virreinato, doctor Pacheco, lanzó una proclama contra la rebelión: ‘Cree el fiscal poderse declarar por rebelde al cacique Túpac Amaru, y en caso no se entregue, o le entreguen sus partidarios a las reconvenciones o requerimientos que permitan las situaciones de cada partido, autorizarse a todo vasallo del Rey, tanto del partido rebelde como del que pase a subyugarle, para que le aprendan o maten para la más cabal inteligencia de aquel excelentísimo señor Virrey, y que las tropas de una y otra parte procedan con la mayor armonía. Buenos Aires y enero 15 de 1781.’ (1)(pag151)




Y pues, el indio ha exhortado
A criollos, atrevido
A seguir el vil partido
que alevoso se ha fraguado
para que entienda el alzado
que a todas luces se engaña
criollo es el que desengaña
y exhorta a la recia plebe
que sólo conocer debepor Padre y Rey al de España.

(Panfleto arequipeño español) (2)(pag417)





Pero el terror de los españoles, no residía sólo en la posibilidad de perder la vida a manos de los esclavizados indios, sino en algo mucho peor para la hidalga raza ibérica: tener que trabajar con sus propias manos, la peor de las maldiciones para un señorito, caballero o hijodalgo español, que tenía prohibido ejercer oficios ‘serviles’:




Nos hicieran (los victoriosos indios) trabajar
Del modo que ellos trabajan
Y cuanto ahora los rebajan, nos hicieran rebajar;
Ande pudiera esperar
Casa, hacienda ni esplendores
Ninguno alcanzara honores
Todos fueran plebeyos
Fuéramos los indios de ellosY ellos fueran los señores.

(Copla colonial española-fragmento) (2)(pag412)





Luego del triunfo de Sangarará, Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, volviendo a convocar a los criollos a la unidad con la causa india: ‘Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen.’ (cit. por4)(pag149)





5.- La derrota demasiado conocida
Como muy bien ha señalado Felipe Pigna, la historia escolar y oficial se ha encargado –y solazado- en enseñar la derrota, captura y posterior descuartizamiento de Túpac Amaru, por los genocidas españoles, pero ha ocultado deliberadamente el carácter y la magnitud de su lucha y su movimiento. Como si sólo se quisiera mostrar qué es lo que puede ocurrirle a quien osara rebelarse contra el poder. También se ha soslayado la inocultable relación entre la rebelión de Túpac Amaru y la Revolución y Emancipación americanas que estallarían a menos de treinta años de su movimiento. Aquello, que en términos históricos constituye una inocultable procesión generacional. Serían los hijos de los derrotados con Túpac Amaru –como justamente ha señalado Alcira Argumedo- quienes conformarían los ejércitos emancipadores que incendiarían el continente y destruirían al Imperio español, vengando al Inca. Sólo que, en esta nueva etapa de la lucha liberadora la hegemonía final sería burguesa (criolla) y no india. Por el contrario, los indios, los mestizos, los mulatos, los negros y los gauchos, serían los derrotados por el recambio de clases dominantes. Ya no serían esclavizados por los godos, sino por sus descendientes directos las oligarquías blancas-criollas asociadas a un nuevo amo imperial: el británico. Sin embargo, es imposible eludir la continuidad histórica de la gran rebelión de los Andes iniciada por Túpac Amaru en 1780, con los sucesos despuntados en 1809-1810. Es más, de alguna u otra manera, la rebelión perduró en los pueblos indios del Norte casi hasta empalmar con la etapa siguiente, ya que territorios del actual Norte argentino y del sur Boliviano mantendrían sublevaciones indias indómitas casi hasta 1805.
Luego de su triunfo en Sangarará el Inca, no ocupó el Cuzco, que se hallaba desguarnecido, en un error fatal para su campaña. ‘El mayor recelo que se tenía era de que el traidor llegase a entrar y fortificarse en el Cuzco, por el crecido número de indios que hay dentro de sus muros, pues si lograra, costaría más el desalojar que lo que costó la Conquista de todo el reino; pero una vez que Dios por su misericordia le negó el concurso para internarlo al principio de su rebelión o después de la derrota de Sangarará(...), en que sin resistencia lo hubiera verificado, pues sus habitantes sobrecogidos de un temor pánico, sin armas, sin municiones, sin tropa, no pensaban en defenderse, sino en hacer fuga muchos de ambos sexos y estados, temerosos del golpe que los amenazaba.’ (Documento español de la época)(2)(pag428) Es dable pensar que el Inca –tal como Aníbal- no quería quedar encerrado en una ciudad y prefirió el movimiento liberador de sus tropas. Sin embargo el hecho de no tomar el Cuzco, unido a la falta de apoyo de los criollos al movimiento indio –los criollos del Perú y Alto Perú eran parte de la clase social que explotaba a los indios y no querían de ninguna manera una Revolución India, tal como comprobarían luego Castelli, Belgrano, Güemes, Juana Azurduy, Ascencio Padilla, San Martín, Artigas, Andresito, O’ Higgins, Sucre y Dorrego. Este conjunto de factores lo llevarían a la derrota. A esto se sumaba el envío de refuerzos de todas partes de la América española –incluido un fuerte destacamento del Plata enviado por el ‘muy progresista’ virrey Vértiz-, la traición de los criollos que Túpac había incluido como artilleros –los indios no sabían usar la artillería, ni la mayoría de las armas de fuego-, la indudable superioridad militar de las armas de fuego españolas y en particular la participación militar directa de la Iglesia en la lucha contra el Inca. Al punto, que en la batalla final, fue decisivo el papel de las tropas armadas por la iglesia española en América, en lucha contra el ‘indio hereje’. La Iglesia estuvo en la primera línea de la represión a la sublevación tupamarista, considerando la rebelión del pueblo americano casi como un asunto particular de desafío a su labor evangelizadora-esclavizadora. Para la Iglesia se trataba de la restauración de la herejía. Como muy bien lo expresaría más tarde, Fray Justo Santa María de Oro en el Congreso de Tucumán en 1816, cuando el General Manuel Belgrano propusiera la Monarquía Inca. Como dijimos, el candidato propuesto era el único familiar sobreviviente del Inca, Don Juan Bautista. En dicha ocasión, Santa María de Oro amenazó con ‘renunciar al Congreso si se elegía tal Rey’.(3)(TomoII) Su oposición, no resultaba precisamente por fe republicana. En 1818 apoyó sin remilgos la posibilidad de coronar a un medio hermano de Fernando VII. De ninguna manera podía aceptar a un ‘indio hereje’ como Rey de los americanos.
Finalmente Túpac fue derrotado, por fuerzas superiores. Traicionado a cambio de la promesa de libertad por un lugarteniente mestizo llamado Francisco de Santa Cruz, ayudado en su infamia por el cura del pueblo de Langui -donde libró su última batalla- Antonio Martínez. Los españoles acudieron al mismo sistema que usaron siempre para dominar a los pueblos americanos: el engaño, la doblez, la traición a los acuerdos establecidos y la violación de la palabra empeñada. También buscaron debilitar la rebelión, otorgando varios de los reclamos del Inca, y desatando una represión de exterminio sobre todos los pueblos que lo apoyaban. Mataron a todos los indios que pudieron: cien mil en total entre 1871 y 1875.





6.-La dignidad del Inca: ‘Volveré y seré millones’
El 18 de mayo de 1871, Túpac Amaru fue ejecutado en el suplicio en la plaza principal del Cuzco. Junto a él fue asesinada toda su familia, incluida su esposa y principal lugarteniente Micaela Bastidas Puyucawa. También sus hijos, demás hermanos y familiares directos, quienes fueron matados previamente al gran Inca. Condorcanqui fue obligaron a observar como uno a uno, sus seres queridos eran atrozmente asesinados por los ‘civilizados’ españoles. Pese al inmenso dolor de ver morir a sus seres amados y a las torturas por él recibidas y al terrible martirio que le esperaba, el Inca no sólo no quebró su coraje y dignidad sino, que volvió a desafiar a los criminales invasores españoles. Antes que el verdugo le cortara la lengua, Túpac Amaru expresó en Qeshwa y Castellano: ‘Volveré y seré millones’. Dicho y hecho. El dominio español en América no duraría treinta años más. Al ser capturado, el Inca tenía entre sus ropas una copia de la proclama independista que reprodujimos más arriba. Aparentemente la misma estaba destinada a ser entregada a un aliado criollo que encabezaría una Revolución criolla en Lima. Pese a las atroces torturas aplicadas por el infame Areche, Túpac guardó el secreto de su socio blanco y respondió con dignidad y desprecio al torturador español. ‘El visitador Areche entró intespestivamente en su calabozo para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión. Túpac Amaru le contestó con desprecio: “Nosotros dos somos los únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. Aquí estoy yo para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo.”(...) fue sometido a la más horribles torturas durante varios días. En uno de los interrogatorios le respondió así al sádico juez Mata Linares: “siendo descendiente de los Incas, como tal viendo que sus paisanos estaban acongojados, maltratados, perseguidos, él se creyó en la obligación de defenderlos, para ver si los sacaba de la opresión en que estaban.’(1)(pag156)
La sentencia del visitador real Areche es muy elocuente sobre el carácter de la dominación española en América, mostrando a su vez el origen de las políticas del Terrorismo de Estado aplicadas sobre nuestros pueblos hasta hoy. ‘Debo condenar, y condeno a José Gabriel Túpac-Amaru, a que sea sacado a la plaza principal y pública de esta ciudad, arrastrado hasta el lugar del suplicio, donde presencia la ejecución de las sentencias que se dieran a su mujer, Micaela Bastidas, sus hijos Hipólito y Fernando Túpac Amaru, a su tío Francisco Túpac Amaru, su cuñado Antonio Bastidas, y algunos de los principales capitanes o auxiliares de su inicua y perversa intención o proyecto, los cuales han de morir en el propio día; y concluidas estas sentencias, se le cortará por el verdugo la lengua y después amarrado o atado por cada uno de sus brazos y pies con cuerdas fuertes, y de modo que cada uno de éstas se pueda atar o prender con facilidad a otras que pendan de las cinchas de cuatro caballos; para que puesto de este modo, o de suerte que cada uno de éstos tire de su fado, mirando a otras cuatro esquinas, o puntas de la plaza, marchen, partan o arranquen de una vez los caballos de modo que quede dividido el cuerpo en otras tantas partes, llevándose éste, luego que sea hora al cerro o altura llamado Picchu, adonde tuvo el impedimento de venir a intimidar sitiar y pedir que se le rindiese esta ciudad, para que allí se queme en una hoguera que estará preparada, echando sus cenizas al aire, y en cuyo lugar se pondrá una lápida de piedra que exprese sus principales delitos y muerte, para sola memoria y escarmiento de su execrable acción. Su cabeza se remitirá, al pueblo de Tinta, para que estando tres días en la horca, se ponga después en un palo a la entrada más pública de él; uno de los brazos al de Tungasuca, donde fue cacique, para lo mismo y el otro para que se ponga y ejecute lo propio en la capital de la provincia de Carabaya; enviándose igualmente y para que se observe la referida demostración, una pierna al pueblo de Livitaca en la de Chumbivilcas y la restante al de Santa Rosa, en la de Lampa.(...) Que las casas de éste sean arrasadas, o batidas y saladas a la vista de todos los vecinos del pueblo o pueblos donde los tuviera o existan. Que se confisquen todos sus bienes, a cuyo fin se da la correspondiente comisión a los jueces provinciales. Que todos los individuos de su familia, que hasta ahora no hayan venido, ni vinieran a poder de nuestras armas y la justicia que suspira por ellos para castigarlos con iguales rigurosas y afrentosas penas, queden infames e inhábiles para adquirir, poseer u obtener de cualquier modo herencia alguna o sucesión, si en algún tiempo quisiesen, o hubiese quienes pretendan derecho a ella. Que se recojan los autos seguidos sobre su descendencia en la expresada real Audiencia, quemándose públicamente por el verdugo en la plaza pública de Lima, para que no quede memoria de tales documentos; y de los que sólo hubiese en ellos testimonio, se reconocerá y averiguará adonde paran los originales, dentro del término que se asigne para la propia ejecución.’ (2)(pag476) Pero el terror no terminó allí: como respuesta a la rebelión, el rey de España proclamó la Ley del Terror en América, a través del llamado Catecismo Regio. La Iglesia sería su principal difusora. ‘La cárcel el destierro, el presidio, los azotes o la confiscación, el fuego, el cadalso, el cuchillo y la muerte son penas justamente establecidas contra el vasallo inobediente, díscolo, tumultuario, sedicioso, infiel y traidor a su Soberano. El vasallo deberá denunciar toda conjuración que llegue a su conocimiento; aun cuando los conjurados fueran amigos, parientes, hermanos o padres, hay obligación de delatarlos.’ (El mismo fue reproducido y difundido en nuestro territorio por el arzobispo de Córdoba, José de San Alberto).(3)(Tomo I)(pagIV) Como puede verse, el Terrorismo de Estado y la colaboración de la jerarquía católica con él, tiene raíces profundas en nuestra historia.





7.- Túpac Amaru y la Emancipación Americana
Sólo una visión racista fundante de la historiografía y sociología argentinas y latinoamericanas, basada en el racismo estructural de nuestras sociedades, sustentadas en la supremacía racial blanca-criolla-europea, impuesta por la invasión europea y la derrota de las naciones indias -racismo expresado sin ambages en las genocidas consignas tales como ‘civilización o barbarie’ u ‘orden y progreso’- sólo desde esa visión se puede intentar ocultar lo evidente. La Revolución Norteamericana estalló en 1774, la Revolución Francesa en 1789, en medio de ambas la historiografía liberal o la católico-nacionalista, no ubican absolutamente nada hasta llegar a la Revolución de Mayo de 1810, hecho en la que coinciden con distintas miradas ambas corrientes europeístas argentinas. Una tributaria de la dominación británica y de la hispana-católica la otra. Este déficit se extiende a la mayoría de la historiografía occidental, con honrosas excepciones como las de Boleslao Lewin, Eduardo Astesano, Rodolfo Kusch, José Carlos Mariátegui, Alcira Argumedo, Ernesto Giúdici, Gabriela Mistral, César vallejo, Pablo Neruda, Osvaldo Bayer, Felipe Pigna y Enrique Dussel entre otros. Autores que han aportado una mirada diferente, abarcatoria de la real dimensión de la rebelión Tupamara y del Incario fundante. El resto, ignora que en el período comprendido entre la Revolución Norteamericana y nueve años antes de la Francesa, estalló una Revolución que conmovió el corazón estratégico del imperio español en América, y que a punto estuvo de liberar los inmensos territorios del Incario. Es imposible negar su conexión con el estallido de la revolución en el Norte de América. Siendo además que, entre 1774 y 1789 se sucedieron en la América española decenas de rebeliones indias y criollas, siendo la Tupamara la principal y más profunda. Ambas visiones dominantes Ignoran –u ocultan- que los planteos de Túpac Amaru, proclamando la abolición de la esclavitud, la encomienda y la servidumbre indias, y de toda dominación sobre otras personas, así como de todo poder colonial sobre los pueblos americanos, eran mucho más avanzados que los principios de supremacía blanca de las revoluciones Norteamericana y Francesa. Movimientos que no abolieron ni la esclavitud, ni el poder colonial sobre sus territorios sometidos, a excepción de los planteos revolucionarios de Maximilien Robespierre. Es de tal magnitud el racismo de ambas corrientes historiográficas, que incluso al hablar de la Revolución de Mayo, dan por iniciado el proceso el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires. Sin embargo, el proceso emancipatorio realmente comienza como proceso histórico, el 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca y en junio del mismo año en La Paz. Ambas ciudades de clara connotación india y Tupamara, situadas en el corazón estratégico del Imperio español en América. Claro que, iniciar la emancipación americana con los sucesos del Alto Perú, sería reconocer la herencia tupamara y el carácter mayoritariamente indio de la América del siglo XIX –y aun de la actual. Baste señalar que Buenos Aires contaba en 1810 con 42.000 habitantes, sin embargo en el Perú y el Alto Perú residían casi 2.500.000 de personas, el 85% de ellos indios y mestizos. Es imposible, como hacen Mitre, Vicente Fidel López y Sarmiento, o el Pepe Rosa, Ibarguren y Palacio, por ejemplo, centrar la emancipación americana en Buenos Aires. El puerto carecía de importancia real en el contexto americano, más allá de su importancia estratégica. Peor aun, centrar el movimiento o la mirada en Buenos Aires, llevaría a la destrucción de la unidad continental, tal como ocurrió. Ni Moreno, ni Belgrano, ni Castelli, ni San Martín, ni Artigas, ni Güemes pensaron así. Tampoco Monteagudo, Murillo, O’Higgins, Miranda, Nariño, o Bolívar Nadie que se propusiera una Revolución continental –nadie pensaba en los paisitos actuales por entonces-, ignoraría ese hecho fundamental: el corazón de la América española no era Buenos Aires, sino el Alto Perú y el Perú. De allí la importancia de la revolución encabezada por Túpac Amaru y sus ecos en la generación que lo sucedió.





8.- Los continuadores y vengadores de Túpac Amaru



Al amigo Ño Fernando
Vaya que lo llama un buey
Porque los tupamaros
No queremos tener Rey

(Copla anónima argentina durante la guerra de la independencia)




Tampoco lo ignoraron quienes se consideraron los continuadores de la rebelión Tupamara. Así Juan José Castelli –‘el más peligroso tupamaro de la América del Sud’, según la policía secreta española en 1803- tendría el honor de conducir los ejércitos de la Revolución a vengar al Inca y redimir a los pueblos indios hacia el Alto Perú. Su accionar sería exitoso y altamente revolucionario en lo social, lo político, lo cultural y en la propia marcha de la Revolución. Sólo podría ser derrotado por la traición. Traición que incluyó el pacto con el general enemigo Goyeneche, llevado adelante por la alianza del saavedrismo con las burguesías del interior en la batalla de Huaqui. Los criollos y españoles del Norte –y los comerciantes de Buenos Aires- estaban aterrados de perder su dominio sobre las encomiendas, obrajes, haciendas y mitas con mano de obra esclava o servidumbre india, que llevaba adelante Castelli cumpliendo el Plan y las órdenes secretas de Moreno. (Saavedra era originario de Potosí, minero y terrateniente. El Deán Funes miembro de la iglesia cordobesa y su mirada sobre los indios era la del racismo hispano-católico). Ese sería también el pensamiento de Moreno, de su obra y de su estrategia expresada sin ambages en el Plan de Operaciones. Tanto Moreno y Castelli, como Bernardo de Monteagudo -su heredero más directo, uno de los jefes de la Revolución chuquisaqueña, refundador luego de la derrota morenista con San Martín de la Logia Lautaro- eran hombres del Alto Perú, habían estudiado en Chuquisaca. Castelli y Moreno habían trabajado como abogados –en distintos períodos- en el estudio de Agustín Gascón, defendiendo ‘indios pobres y abusados’. Eran amigos de Ascencio Padilla y su mujer, Doña Juana Azurduy. La tesis doctoral de Moreno –escrita luego de visitar los horrores de la bocamina de Potosí- se refiere exactamente a la ‘Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios en general y sobre el particular de Yanaconas y Mitarios’. Sus instrucciones a Castelli y Belgrano son claramente indigenistas –indianas en el lenguaje de los Patriotas. Tanto Belgrano, pero en particular Castelli durante su gobierno del Alto Perú, librarían una verdadera redención india y una venganza concreta de la derrota de Túpac Amaru. Castelli escarmentaría a los feroces explotadores españoles, simbolizados en el fusilamiento de Francisco De Paula Sanz, Nieto y Córdova, y en la deportación masiva de los españoles del Alto Perú hacia Buenos Aires (dejada sin efecto por la Junta, ya derrotado Moreno). En estos hechos revolucionarios y redentores, radica la razón de la traición saavedrista. Son también, la causa del posterior arresto de Castelli, su enjuiciamiento y su ocultamiento por la historia oficial de ambos lados. En su fervor indiano, se explica que Juan José Castelli sea uno de los excecrados de nuestra historia, y que la oligarquía del Norte -la más esclavista, reaccionaria y racista de nuestro país- siga acusándolo de ‘hereje, impío, lujurioso y autoritario’. No le perdonan su intento por vengar la memoria y retomar el programa de Túpac Amaru.
Igual sentido indiano, tuvo el accionar de Manuel Belgrano en sus campañas al Paraguay, a la Banda Oriental y luego al Norte y al Alto Perú, donde apoyaría incondicionalmente a los ejércitos indios de los 105 caudillos altoperuanos, encabezados entre otros por -su secretario en la campaña del Paraguay- el héroe Ignacio Warnes, Manuel Ascencio Padilla, Juana Azurduy y Martín Miguel de Güemes, coordinados por Antonio Álvarez de Arenales. –uno de los sobrevivientes de la Revolución de La Paz de 1809 El mismo sentido tendría Belgrano cuando propusiera en el Congreso de Tucumán –en acuerdo con San Martín y Güemes- la monarquía Inca –la vieja propuesta de Miranda-, coronando al hermano menor de Túpac Amaru, don Juan Bautista. El proyecto, aprobado el 31 de julio de 1816, también incluía que la capital de las Provincias Unidas en Sud América –con ese nombre proclamó la independencia el Congreso el 9 de julio de 1816- tuviera su lugar en el Cuzco y no en Buenos Aires. En el mismo ocultamiento racista también silencia, la mirada indiana de la Revolución de Mayo. La misma es distorsionada ya fuera detrás de supuestos objetivos librecambistas o de unidad de los españoles americanos y criollos en una única Revolución Hispanoamericana, sin indios, o mejor dicho con los indios siguiendo como esclavos, según la visión que algunos atribuyen a Saavedra y al Déan Funes. No era por cierto, ese el pensamiento del núcleo revolucionario central: Moreno, Castelli, Belgrano, Murillo y Monteagudo. Ellos planteaban una revolución americana continental, agraria, nacionalista, con las masas indias en el centro de la escena y en completa libertad y restitución de sus derechos. Ellos, y luego San Martín, Artigas, O’ Higgins, Sucre, Güemes y Dorrego intentarían juntar ambas revoluciones: la india, de emancipación social y redención; y la criolla de liberación nacional e Independencia. Es decir una revolución popular-quasisocialista y otra burguesa. En términos actuales: ‘piquete y cacerola’. Tal como efectuara Belgrano en la Banda Oriental, allí designó dos jefes: Artigas por los indios, mestizos, negros y mulatos (la chusma, la plebe) y Rondeau por la ‘gente decente’. Quedaba claro en ese esquema belgraniano, que el jefe real del pueblo Oriental era Artigas (como lo señaló Moreno en el Plan de Operaciones), pero Don Manuel guardaba el lugar a la gente decente para tenerla adentro. Pero la contrarrevolución saavedrista-rivadaviana eliminó a Artigas y dejó a Rondeau. La ‘revolución’ sería sólo para la ‘gente decente’, como aclararía después Vicente Fidel López. Desde esta perspectiva de Revolución Social que proclamaran Túpac Amaru primero, y los Revolucionarios de Mayo a posteriori, es comprensible, que no existiera en la historia mundial ningún documento similar al Plan Revolucionario de Moreno –aun cuando Gaspar Rodríguez de Francia, O’Higgins y San Martín gobernarían con políticas muy parecidas a las propuestas por el Plan-, hasta el estallido de la Revolución Rusa y los escritos de Lenin y Trotzky posteriores a 1920-22, cuando ambos desarrollaran sus trabajos sobre el desarrollo del capitalismo nacional en los países carecientes de burguesía industrial nacional.






9.- Reparación histórica de Túpac Amaru
Ya que los indios y mestizos constituían la mayoría absoluta de la población de los Virreinatos del Plata y del Perú, ellos constituían el sujeto social central de la Revolución. Debían ser liberados, y debía devolvérseles su soberanía y libertad. Tal fue la proclama clara y nítida del fundador de la Revolución Americana, el Inca Túpac Amaru II en 1780. Él propuso especialmente la unidad a los criollos. Pero éstos no aceptaron. No querían perder la mano de obra esclava y la servidumbre india. Y ése sería el conflicto central que se desarrollaría en la larga guerra civil que estallaría apenas producido el inicio de la Emancipación. Sería el choque entre las dos Revoluciones (para la chusma o para la gente decente) que habían madurado en América: la de Independencia y la que además propiciaba el cambio de régimen social. Como señalara Boleslao Lewin(2), una revolución india y una revolución criolla, que maduran a veces en contacto pero en general enfrentadas a todo lo largo del siglo XVIII. Pero en particular, luego de la Independencia de las colonias inglesas del Norte de América, que como no podía ser de otra forma, impactó fatalmente al sur del Río Mississipi –por entonces el límite entre la América española y la anglosajona. La Revolución norteamericana estalló en 1774, la francesa recién en 1789. Pero la de Túpac Amaru II y la de Farfán de los Godos -es decir una india y otra criolla- ocurren en 1780; es decir apenas producido el estallido de libertad en América del Norte. Dos revoluciones en 1780. Una radical, india y otra burguesa. Una obligatoriamente destinada a borrar de raíz todas las formas de explotación, incluidas la Mita, la Encomienda, la Servidumbre, los Obrajes, los Repartos y la esclavitud tal cual entendió y proclamó Túpac Amaru II, eliminando también por lo tanto el dominio colonial. Así lo entendieron y plantearon Moreno, Castelli, Belgrano, Monteagudo, Artigas, San Martín, O’ Higgins, Güemes, Sucre y Dorrego, sus continuadores. La revolución criolla por su parte, sólo se proponía romper los lazos coloniales con España, y a lo sumo ser independientes o neocolonia asociada de Inglaterra, como expresarían el Déan Funes, Saavedra, Rivadavia, los directoriales, los unitarios, los liberales y algunos federales. Está demás decir que esta última es la línea que triunfó, acción británica de por medio.
La historia americana y universal, está en deuda con el Inca Túpac Amaru, de la misma manera que está en deuda con las naciones indias sojuzgadas y asesinadas por la invasión española. Es necesario ubicar en su justo lugar al Inca, junto a los revolucionarios que en 1774 levantaron el estandarte de la libertad –para los blancos poseedores- en las colonias inglesas del Norte de América y los que nueve años más tarde que él, recién en 1789, proclamaron los Derechos del Hombre –blanco y poseedor- y del Ciudadano Francés –es decir no para las colonias de Francia, ni sus esclavos y pobladores originarios- en París en 1789. En medio de ambos hechos, sin duda cataclísmicos para Occidente, emerge la inmensa figura del Padre de nuestra Emancipación, quien se animó a enfrentar al más sanguinario y atroz poder del mundo de entonces: el Imperio español, absolutista, esclavista saqueador, e inquisitorial. No sólo se atrevió, organizando el mayor ejército popular que poblara las tierras de la América española hasta hoy –baste recordar que San martín invadió el Perú con 4990 hombres-, sino que proclamó además por primera vez, en las revoluciones de finales del siglo XVIII, la igualdad y la libertad real y efectiva para todos los hombres que poblaban la América española, suprimiendo toda forma de esclavitud y servidumbre. Cuestión que, ni Washington, ni Paine, ni Jefferson, ni Laffayette, ni Danton, ni Napoleón se atrevieron a plantear. Túpac Amaru debe ser ubicado en su justo sitial, como impulsor primigenio de los Derechos del Hombre, la igualdad, la libertad y la Independencia de América. Con mucha mayor razón, en esta nueva etapa americana donde los Andes han vuelto a sacudir sus cimientos y de la mano de Hugo Chávez, de Evo Morales, del Subcomandante Marcos, de los manes del gran padre Pachacutik, comienzan a completar la obra de inconclusa de José Gabriel Condorcanqui, el gran Túpac Amaru II.





El general Inca viva,
jurémosle por Rey
porque es muy justo y de ley
que lo que es suyo reciba.
Todo Indiano se aperciba
A defender su derecho
Porque Carlos con despecho
los aniquila y despluma,
y viene a ser todo en suma
robo al revés y al derecho.
Tanto daño penetrado
Vengarse a gusto cumplido
Pues españoles han sido
Autores del mal causado
Morirán con el Soldado
Alcaldes, Corregidores
Ricos, Pobre y oidores.
O no he de ser Túpac Amaro.

(Proclama pegada en Chuquisaca el 22 de marzo de 1782)(2)






Citas
1.- Pigna Felipe, Los Mitos de la Historia argentina. Tomo I. Norma. 2004.
2.- Lewin Boleslao, La rebelión de Túpac Amaru y los Orígenes de la Independencia Hispanoamericana. SELA. Buenos Aires. 2004.
3.- A. J. P. Amuchástegui, Crónica Histórica Argentina. Tomo II. Codex. 1968.


Soberanía y Liberación, repudia el nuevo lock-out patronal de cuatro entidades rurales

Soberanía y Liberación repudia enérgicamente el nuevo intento desestabilizador motorizado por las cuatro entidades patronales del campo. Los mismos que durante 120 días perjudicaron al pueblo y a la nación con cortes de ruta salvajes que provocaron al menos dos muertes, generando un caos sin parangón en el transporte terrestre, y un fortísimo desabastecimiento en los grandes centros urbanos, con el consiguiente aumento de precios que aun no se logró retornar al nivel anterior, intentan una vez más impedir la regulación del Estado nacional en la actividad agropecuaria, hoy rediseñada alrededor de la expansión del monocultivo sojero.

Aun resuenan en nuestros oídos las palabras del amigo de los carapintada, don Alfredo de Ángeli cuando señaló ‘que el pueblo debe entender que tiene que pagar el kilo de lomo 80 pesos como ocurre en Uruguay’, país que no tiene retenciones. Esa frase unido a lo expresado por el señor Biolcatti –actual presidente de la Sociedad Rural Argentina- respecto ‘del mejor color de piel de los chacareros’ que hacían los cortes de ruta, respecto de los cortes realizados años atrás por los piqueteros en busca de pan y dignidad, expresan de alguna manera el feroz odio al pueblo que sienten los nuevos empresarios-rentistas rurales, que explotan sin ningún miramiento, leyes, ni condiciones dignas de trabajo a 1.200.000 trabajadores rurales, de los cuales sólo 320.000 se encuentran en blanco. Es bueno recordar que el señor Biolcatti concurrió a solidarizarse con el ex presidente de la SRA de Corrientes, el ex general De Marchi condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad.

Recordamos que según informa el censo agrario de 2002, la Argentina sólo posee 330.000 productores agropecuarios (en 1970 teníamos 650.000) de los cuales unos 220.000 o 230.000 poseen menos de cien hectáreas y no están representados por ninguna de las cuatro entidades empresarias, sino que son los que producen los alimentos que consumimos los argentinos y no el ‘pasto-soja’ que se exporta para que coman los cerdos de China, la India o la UE. De esos 110.000 productores restantes con más de 100 has, sólo 80.000 producen soja, el resto realiza otras actividades, aunque se ven afectados por la expansión del monocultivo sojero.

Denunciamos también el altísimo nivel de concentración de la tierra producido en los últimos vente años: 6900 familias son dueñas del 49.7 % de toda la tierra nacional, 936 terratenientes son dueños de 35millones de has, equivalente a toda la superficie sembrada del país.

Los niveles de rentabilidad, margen bruto, renta agraria y ganancias del sector rural son los más altos de la historia desde 1880 hasta hoy. Una Ha., en la zona pampeana cotiza hoy entre 15 a 20.000 U$S. Es decir que un chacarero de 100 has posee un capital que orilla los 2 millones de U$S. El precio del arriendo de tierras para hacer soja orilla los 600 U$S por ha. Es decir que un chacarero de 100 has recibirá sin trabajar 60.000 U$S (algo más de $15.000 por mes) por cultivo sin hacer absolutamente nada, sin pagar salario ni impuesto alguno, pues toda la actividad es en negro. Esa cifra se eleva a casi 100.000 U$S si además se realiza trigo.

Es esa rentabilidad fabulosa que reciben hoy los pequeños y medianos ‘chacareros’ que en su mayoría ya no viven ni trabajan en el campo, lo que explica el cambio de bando de la Federación Agraria Argentina y su alianza estrecha con la SRA, CRA y CARBAP, históricos representantes de la oligarquía terrateniente y del golpismo reaccionario. Hoy no hay diferencias estructurales entre ellos en pradera pampeana, todos son rentistas y contratistas, explotan muy poca mano de obra en negro y no pagan impuestos, obteniendo ganancias fabulosas. Por ello están aliados contra las retenciones que les quitan parte de su renta para dársela ‘a esos negros de mierda del conurbano que viven sin trabajar’ como suelen decir en sus actos racistas y antidemocráticos. Es por ello que la FAA ya no forma parte del campo popular y quienes la apoyan, cargarán con la responsabilidad de ayudar a la desestabilización del proceso de cambio continental suramericano.

Las cuatro entidades son parte –y ese es el hecho más grave- del eje continental reaccionario y pronorteamericano que forman, la derecha venezolana, la prefectura de Guayaquil en Ecuador, los cinco prefectos asesinos de la Media Luna boliviana -que acaban de intentar un sangriento golpe de Estado el pasado 24 de mayo- y los ruralistas argentinos, tal cual lo expresara el prefecto de Santa Cruz de la Sierra. Destruir el eje Caracas-Buenos Aires-Brasilia, que ha permitido el cambio estructural en nuestro continente expresado en el Banco del Sur, en UNASUR, en las nuevas políticas neokeynesianas de reconstrucción de los estados devastados por el neoliberalismo, el alejamiento del ALCA, el FMI y el BM, así como el respaldo incondicional a los gobiernos populares de Bolivia, Ecuador y Venezuela, es el objetivo principal de estas fuerzas que se mueven en conjunto. Este bloque busca en la Argentina poder construir una poderosa fuerza de derecha con que una al macrismo, la Colición Cívica de Carrió, la UCR, el PS, el señor Cobos, Proyecto Sur y sectores de la izquierda colonial para avanzar en el debilitamiento del gobierno kirchnerista y su reemplazo por otro que vuelva al redil norteamericano, retornando al modelo neoliberal de exclusión y especulación financiera, cerrando cualquier camino a la creciente distribución del ingreso producida desde 2003.

Es ese el contenido principal del reclamo de los rentistas rurales, unido al retorno de las políticas de dominio absoluto del mercado y no intervención del Estado, las mismas que hoy estallan de manera catastrófica en al crisis del imperio norteamericano.

Es verdad que, hoy el sector está afectado por una fuerte sequía que ha provocado una gran mortandad de animales, entre otras razones también a causa de la sojización, ya que los animales fueron corridos por la soja a regiones marginales multiplicando la carga animal en lotes de engorde, donde no se tomaron las previsiones para garantizar la provisión de agua. Eso debe ser resuelto puntualmente, así como otros reclamos concretos, con los que la conducción de la FAA intenta tapar el hecho de que, al hacer caer la resolución 125 modificada en Diputados, perjudicó a los pequeños sojeros en beneficio de los grandes pools y terratenientes. Sin embargo el lobby empresario reclama el quite de las retenciones para quedarse con toda la renta diferencial que provocara la devaluación, la que pagamos todos los argentinos menos ellos que fueron los principales beneficiados revaluando sus campos en más de diez veces desde 2001 a la fecha.

Creemos que el camino de resolución del conflicto pasa por la convocatoria al debate de un nuevo Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario que debe involucrar a toada la sociedad, que de manera democrática y plural debe consensuar una nueva estrategia productiva que abandone la nefasta sojización y sus graves secuelas de cáncer, malfornaciones, desempleo, expulsión de pobladores y miseria, por otro que repueble el campo, defienda y multiplique a los pequeños productores familiares y nos devuelva a la producción de alimentos para todo nuestro pueblo.

Creemos también que el Estado y el pueblo en la calle, no deben permitir que estos sectores del privilegio, se arroguen atribuciones públicas tales como revisar cargas y transportes, o decidir quien pasa y quien no por las rutas, afectando la vida de la inmensa mayoría de los argentinos.

Llamamos al conjunto de las fuerzas populares a unirse y movilizarse en diversidad, para derrotar este nuevo ataque de la derecha que busca desestabilizar a un gobierno del cual no somos parte pero que defendemos como legítimo y válido, ante el ataque del enemigo de siempre, hoy reciclado en el espurio pasaje de la FAA al campo de la reacción.

Buenos Aires 3 de octubre de 2008

Soberanía y Liberación, Convocatoria Participativa

Alberto J. Lapolla, Ana T. Lorenzo, Marcelo Arbit, María Eva Rearte, Nacho Ivancich, Fanny Martín, Gabriel Rubinstein, Ariel Pascielli, Oscar Oriolo, Jorge Paolini, Graciela Alonso



Adhesiones
Andrés Lazzarini, Jorge Rachid, Reyes Martínez (Villa María, Córdoba)

Soberanía y Liberación se solidariza con el hermano pueblo boliviano.

¡Repudiamos el intento de golpe fascista contra el gobierno popular del compañero Evo Morales Ayma!


Desesperados por el casi seguro próximo alejamiento de los fascistas Bush y Chenney de la Casa Blanca, una rebelión de grupos armados fascistas blancos y ‘cambas’ se han lanzado a voltear al gobierno popular boliviano encabezado por el compañero Evo Morales Ayma.

Grupos armados fascistas y racistas, atacan y aterrorizan a los representantes populares y a los campesinos indígenas indefensos, en las regiones ricas y poderosas de la ‘Media Luna’, que quieren secesionar de la nación boliviana, en cumplimiento de los planes del imperio, que busca la balcanización latinoamericana para detener esta nueva etapa de unidad continental.

Dicha región es también el asiento de la sojización boliviana, vinculada al igual que en Argentina, a los intereses multinacionales del agronegocio. No en vano en el reciente conflicto agrario argentino, los prefectos fascistas de Santa Cruz y Tarija se solidarizaron explícitamente con las ‘entidades del campo argentino’ en su plan desestabilizador contra el gobierno de Cristina Fernández.

Luego del reciente regreso desde los EEUU, del jefe de la oposición, el fascista croata Branco Marinkovic -dueño de inmensos latifundios con decenas de miles de indígenas en su interior-, los comandos fascistas civiles se lanzaron a atacar con acciones armadas y agresiones raciales brutales, al gobierno recientemente re legitimado del compatriota Evo Morales Ayma.

En los deseos de la ultraderecha boliviana y de la Casa Blanca, está lograr la caída del compañero Evo, cuanto antes para impedir que su reciente triunfo por el 67% de los votos en los comicios revocatorios, se extienda a plebiscitar su avanzada Constitución Indigenista, Agraria y Socialista.

Los pueblos de América debemos cerrar filas alrededor de la defensa incondicional del gobierno legítimo de Bolivia. Es necesario aislar y derrotar a la conjura fascista que bajo la consigna racista e infame de ‘tumbar al indio, muerte al kolla’ se propone acabar con el primer gobierno indígena americano en 500 años.

Saludamos y respaldamos la actitud del gobierno argentino de máxima solidaridad con nuestros hermanos bolivianos y su gobierno, con quienes compartimos una historia común en la lucha heroica por la Emancipación y en el destino de la Patria Grande. Así lo fue en las gloriosas campañas de Castelli, Belgrano, Güemes y en las tropas sanmartinianas que participaron de la liberación de Ayacucho. Nos es común el nombre inmortal de la Tenienta Coronela del Ejército Auxiliar del Perú, de las Provincias Unidas del Río de La Plata, doña Juana Azurduy de Padilla. Lo es también la memoria de nuestros héroes comunes, que simbolizamos en el mártir Ignacio Warnes. Así la lucha del pueblo boliviano es nuestra lucha.

Convocamos al pueblo argentino a defender de todas las maneras posibles, al gobierno indígena de Bolivia, esencia de nuestra cultura indo-americana, y a resistir el golpe fascista de los latifundistas, sojeros y gamonales de la ‘Media Luna’, que desean una Bolivia ‘blanca’ y bañada en sangre, con el 80% de su población excluida y sometida a la esclavitud como lo estuvieran durante casi 500 años.

La secesión de Bolivia que promueven Marinkovik, Costas, Valdéz y el embajador yanqui Philip Goldberg, daría inicio a otros procesos similares, de los cuales la Argentina no estaría excluida, tal cual lo expresaron algunos medios de comunicación y algunos dirigentes agrarios durante el reciente lock-out patronal de 120 días. Varios dirigentes ruralistas expresaron que ‘tal vez la Región Centro (Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Norte de Buenos Aires) debería pensar en ser una nación aparte. La nación de la soja’. De allí que la lucha del pueblo boliviano sea nuestra lucha.

Bolivia es toda la América india, mestiza y negra, desangrada, que lucha por su dignidad y su libertad. Desde el cerro sagrado –mancillado por la codicia y el terror español- de Potosí, el Libertador nos pregunta que haremos con su herencia.

Soberanía y Liberación repudia el intento de golpe fascista y llama a movilizarse en solidaridad con nuestros compatriotas bolivianos, apoyando la marcha de mañana lunes 15 de setiembre en el Congreso Nacional a las 15hs.

¡Impidamos el separatismo fascista de Marinkovik, Costas, y Bush!

Apoyamos al gobierno legítimo de Evo Morales Ayma y su decisión de expulsar al embajador norteamericano y en su lucha contra los separatistas fascistas y racistas!

Buenos Aires 10 de setiembre de 2008-09-10

Por Soberanía y Liberación (convocatoria abierta):

Alberto Lapolla, Rubén Drí, Vicente Zito Lema, Ana Lorenzo, Marcelo Arbit, Fanny Martín, María Eva Rearte, Ignacio Ivancich, Anahí Aizpuru, Gabriel Rubinstein, Jorge Paolini, Graciela Alonso, Oscar Oriolo , Jorge Müller...

Soberanía y Liberación saluda la reestatización de las AFJP



Ante el anuncio inminente por parte del gobierno del envío al Congreso Nacional de una Ley que permite la reestatización del sistema de jubilaciones privadas, conocido como AFJP, Soberanía y Liberación expresa su beneplácito y apoyo a la medida del gobierno de la Presidenta Cristina Fernández.

Creemos que la medida es de gran importancia estratégica, pues devuelve al Estado nacional el ahorro genuino de los trabajadores, para acceder a una vejez digna retirando los fondos de las jubilaciones de la ‘timba’ financiera en que los sumergía el infame negocio de las jubiladoras privadas. Jubiladoras que habían logrado -gracias a la traición menemista- transformar en un negocio privado, con altas ganancias para sus ejecutivos pagados por los trabajadores a costa de sus ahorros, un derecho inalienable de la clase obrera, conquistado luego de décadas de heroica lucha, en la gloriosa jornada del 17 de octubre de 1945.

La decisión del gobierno kirchnerista es valiosa en varios aspectos esenciales: recupera fondos genuinos del pueblo y de la nación para las arcas del Estado; fortalece las finazas públicas en medio de la hecatombe mundial producida por el colapso del modelo neoliberal instaurado por el Consenso de Washington en los años ’80 y libera a los trabajadores del chantaje de la patronal que los obligaba a afiliarse a una AFJP y no al estado, pues la AFJP le ‘pagaba una comisión por ese favor’. Es decir que es una decisión que fortalece al Estado nacional, al pueblo de la nación y mejora las condiciones de trabajo de los argentinos y argentinas.

Saludamos con alegría este nuevo paso del gobierno nacional, que vuelve a mostrar como en el caso de Aerolíneas, que luego de la derrota parcial sufrida en el Senado durante el lock-out patronal-sojero mediante el voto traidor del Señor Cobos, el gobierno no sólo no ha retrocedido tomado el camino de las ‘Felices Pascuas’ alfonsinistas, sino que por el contrario, profundiza la marcha hacia un programa de recuperación de soberanía nacional y social, camino que apoyamos.

Repudiamos por el contrario, la actitud de una oposición vacua y antinacional, que no trepida una vez más, en defender los intereses del privilegio y de las multinacionales financieras, en lugar de buscar el bien común de la Patria y el pueblo, preservando mezquinos cálculos electorales e ignorando una medida que devuelve a la Argentina al mundo de las naciones soberanas.
A partir de la aprobación de esta ley seremos una nación más soberana y un poco más justa.

Por Soberanía y Liberación:

Alberto J. Lapolla, Ana T. Lorenzo, Marcelo Arbit, María Eva Rearte, Gabriel Rubinstein, Fanny Martín, Isabel Zanutig, Jorge Paolini, Oscar Oriolo, Ariel Pascielli, Emilio Arquiola, Graciela Ochoa, Pablo Rey, Luis Ángel Luchetta, Celia Marechal, María Cristina Saborido....

viernes, 21 de noviembre de 2008

Reflexiones sobre la nueva época histórica de la Patria Grande, el poder, la revolución y el Socialismo

Por Alberto J. Lapolla
20-6-2008
Reportaje de la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista de Venezuela
Hace algunos años la mayoría de los países de nuestro continente, se vieron afectados en forma coordinada por brutales dictaduras militares auspiciadas por EE. UU. ¿Qué se buscaba en el fondo con esta estrategia imperialista?
En realidad las dictaduras vinieron a quebrar la oleada revolucionaria (una más en la larga lista de oleadas revolucionarias de nuestro continente indo-americano desde 1492, y en particular desde 1780, cuando el gran Túpac Amaru II iniciara la historia moderna de nuestra tierra india, negra y mestiza) que sacudía al continente. Esa oleada tiene distintos inicios y empalmes, pero si uno toma como punto de partida la gran revolución mexicana de 1910-1918, prácticamente el continente no ha dejado de producir movimientos que de una u otra forma, buscaban la Liberación Social pendiente desde la gran Revolución de la Independencia (1809-1824), y la recuperación de la Soberanía Nacional mancillada por las distintas formas de penetración imperialista. Así, a la Revolución Mexicana continuarían movimientos que como el Yrigoyenismo, la Reforma Universitaria, las luchas de Sandino, las rebeliones mineras de Bolivia y Chile, las rebeliones del Perú y Ecuador, combinadas con las luchas de los pueblos panameño, dominicano, haitiano y portorriqueño contra el dominio y las invasiones yanquis. De la misma manera que las luchas del pueblo paraguayo por recuperar sus derechos aplastados por la invasión argentino-brasileña de 1865, en particular su derecho a la tierra y el respeto a sus pueblos indígenas masacrados y perseguidos por las fuerzas oligárquicas. Estas rebeliones continuas durante casi todo el siglo XIX, se manifestaron a lo largo del siglo XX, en sucesivas oleadas que buscaban como decíamos la Liberación Nacional y Social de nuestros pueblos, en los tiempos de la Revolución Socialista a escala mundial, ‘La Patria Socialista’ como la llamábamos nosotros en la Argentina de 1973, más allá de la justeza o no de dicha afirmación. Sería en particular a partir de la profundización de la Revolución Mexicana encabezada por el General Lázaro Cárdenas en México, en los años 30, que este proceso iniciaría una seguidilla de revoluciones y transformaciones, que abrirían una nueva etapa en la vida de nuestros pueblos. Así el Cardenismo, el Peronismo en la Argentina, la Revolución Boliviana de 1952, las luchas del APRA en el Perú, los avances en la construcción de capitalismos independientes con más o menos derechos sociales y económicos, junto a otros países donde se producían principalmente políticas económicas independientes como Brasil, Uruguay y Chile, abrirían una nueva etapa que insertaría a los países de la América morena, en tal vez el mejor período de su vida independiente. Está claro que esta etapa se inscribe, en los impresionantes triunfos políticos y sociales de las masas de todo el mundo y del Tercer Mundo en particular, luego del colosal triunfo del Ejército Rojo sobre la bestia nazi, en 1945, inaugurando lo que los economistas dieron en llamar los ‘golden thirty’. Es decir los ‘treinta años dorados’ de la vida humana en el planeta, comprendidos entre 1945 y 1975, a partir de que la bandera roja soviética flamea triunfante sobre las ruinas del Reichstag alemán, inaugurando la época en que los derechos económicos, sindicales y sociales de los trabajadores pasaran a ser parte de la legalidad burguesa existente, situación hoy tan lejana incluso en la propia Europa. Esta seguidilla de gobiernos liberadores en Nuestra América, incluye también la derrota de la Revolución Guatemalteca encabezada por Jacobo Arbenz, mediante la invasión norteamericana de Castillo Armas en 1954, así como el asesinato del líder popular Eliézer Gaitán en Colombia en 1948, que diera inicio a una guerra civil que aun continúa en parte de las tierras de Bolívar. Estos dos golpes en particular el de Guatemala, marcan el inicio de un período de contrarrevolución y retorno de las fuerzas oligárquicas y pro-imperialistas -y cuando no del propio imperialismo como es el caso de Guatemala- a los gobiernos que tienen su correlato en el sangriento derrocamiento del General Perón en Argentina en 1955, y el posterior vaciamiento de contenido del gobierno del MNR en Bolivia, con las masacres de 1965, y el abandono del APRA peruano de su programa agrario y antiimperialista. De la misma manera el proceso brasileño comienza a retroceder ante la presión del sector gorila y los planteos erróneos de una lucha armada innecesaria. Este período de derrotas y retornos oligárquicos de mediados y finales de los cincuenta, será roto por el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, la que daría inicio a una nueva Oleada Revolucionaria Continental. Aun cuando ella misma fuera en sí misma parte, de esa oleada anterior iniciada por Cárdenas, Perón y la gran Revolución obrera e indígena Boliviana de 1952.
La Revolución Cubana aportará dos elementos centrales que permitirán abrir una nueva etapa histórica en Nuestra América. En principio los revolucionarios cubanos enfrentan y derrotan una invasión norteamericana por primera vez en la historia americana moderna, si se exceptúa la invasión de Pancho Villa a territorio norteamericano, y sus éxitos contra la invasión yanqui posterior. El triunfo de la Revolución Cubana sobre las fuerzas invasoras en Bahía de los Cochinos mostraba de manera contundente que era posible enfrentar y derrotar al imperialismo aun en sus propias narices e incluso con fuerzas aparentemente pequeñas, siempre y cuando se apelara incondicionalmente a la movilización del pueblo. Este hecho impactaría profundamente sobre toda América, pero en particular sobre las masas y los cuadros juveniles Peronistas en la Argentina, cuando comparan que en 1955, Perón se había rendido sin combatir. Esta mirada de Cuba, como la continuación de la Revolución Peronista, daría lugar a una segunda etapa de la Resistencia Peronista que incluiría abiertamente la acción armada. La posterior adhesión de la Revolución Cubana al Socialismo, y la búsqueda de un impulso a la Revolución Continental –más allá de las reales posibilidades de la misma, pero retomando el mandato liminar de los Padres de la Patria, que siempre está allí esperando ser proseguido-, producirán un incendio continental que llevaría a los pueblos de América en los años sesenta y setenta a una lucha general y frontal contra el imperialismo norteamericano y las oligarquías locales. Lucha de enorme magnitud y profundidad. Esta lucha se daría sin embargo, en un período donde el imperialismo derrotado en Asia y África se replegaba ferozmente sobre su ‘patio trasero’, hecho que provocaría la brutal derrota de la lucha continental, con honrosas excepciones. Pero en sus comienzos, la oleada fue fenomenal y una vez mas, como siempre en Nuestra América hasta que concluyamos definitivamente la unidad continental, fue colectiva y encadenada, casi simultánea. Así en los primeros años ‘70 se producirán los triunfos de Salvador Allende en Chile, el retorno del Peronismo y de Perón al poder en Argentina, mediante una verdadera epopeya de Resistencia popular. A ellos se unen los gobiernos nacional-populares de los generales Velazco Alvarado, Torrijos y Torres en Perú, Panamá y Bolivia. La revolución derrotada -mediante una nueva invasión norteamericana- en Santo Domingo, encabezada por el Coronel Caamaño Deno y la irrupción de movimientos insurgentes en la mayoría de los países de Nuestra América, incluidos Brasil, Perú, Venezuela, México, Colombia, Argentina, Uruguay, Bolivia y Chile. Esta lucha será especialmente tenaz y crudelísima en la América Central, sin duda la parte más sojuzgada de Nuestra América por el imperio yanqui y las más sanguinarias oligarquías blancas, opresoras de pueblos compuestos mayoritariamente por culturas originarias increíblemente valiosas, resistentes y persistentes como la Maya o las cientos de culturas ancestrales que pueblan México, Guatemala, Honduras y Nicaragua. El triunfo de la Revolución Nicaragüense en 1979 cierra de alguna este período, produciendo un éxito notable, con el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en medio de la derrota sangrienta y atroz del gran movimiento de Liberación Nacional y social de los años ‘60 y ‘70 en el continente. Derrota que produciría una cifra que orilla el medio millón de muertos, desaparecidos y asesinados, producido por los escuadrones de la muerte y los ejércitos coloniales de los respectivos países hermanos, verdaderas fuerzas de ocupación contra sus pueblos. Cabe recordar que más de 200.000 de esos asesinados son hermanos guatemaltecos especialmente de la etnia maya, que parecería debe soportar genocidio tras genocidio como una maldición, desde la invasión española del siglo XV.
Es a partir del golpe de Estado en Bolivia contra el general Torrez, en Uruguay con el autogolpe de Juan María Bordaberry, con el sangriento derrocamiento de Salvador Allende en Chile y el de Isabel Perón en Argentina (aun cuando la matanza había ya comenzado bajo el mismo gobierno Peronista, cuando Isabel fuera derrocada ya habría más de 2500 muertos y desaparecidos pertenecientes a las fuerzas populares y de la izquierda), cuando se inicia el período contrarrevolucionario abierto mediante la instalación de dictaduras neonazis en todo el continente. Dictaduras que buscarían remodelar y disciplinar las sociedades americanas bajo el control absoluto del Departamento de Estado y el terror de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Las dictaduras que asolarían el continente entre 1972 y 1990, serían la expresión más atroz del poder oligárquico-imperialista que se lanzaría sobre nuestros pueblos desde al emergencia de nuestras naciones, balcanizadas al ser derrotado el proyecto continental de Miranda, Castelli, Moreno, Bolívar, San Martín, O’Higgins, Artigas y Sucre. Matanzas y terror generalizado sólo comparable al aplicado por las oligarquías probritánicas en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, para acabar con las resistencias populares, o al terror español de la invasión iniciada en 1492. La seguidilla de golpes se completa con el derrocamiento de Velazco Alvarado en el Perú. La cadena de dictaduras neonazis buscarían principalmente aplastar al movimiento popular creado desde 1930 en adelante, destruirían físicamente la intelectualidad revolucionaria, buscarían remodelar culturalmente a nuestras díscolas y rebeldes masas americanas, y acabarían con las sociedades de Estado Benefactor creados a partir de la irrupción del cardenismo en 1936. también serían las pioneras en la instalación de los modelos de capitalismo neoliberal en el mundo, como lo prueban los gobiernos de Banzer en Bolivia, Bordaberry en Uruguay, Pinochet en Chile y Videla en Argentina. También consolidarían de una manera no vista hasta entonces la dominación norteamericana sobre nuestras economías y sociedades. En síntesis, las dictaduras terroristas que suceden a la oleada revolucionaria de los 60 y los 70, son en esencia la contrarrevolución continental –tal cual señalara con justeza Noam Chomsky-. Regímenes neo nazis que desgraciadamente empalmarían con el colapso de la URSS y el sistema socialista mundial. En mi opinión no deben considerarse como hechos aislados la derrota de la revolución Sur Americana y el colapso del ‘Socialismo Real’ europeo. Así la derrota de la revolución continental americana, seguida por el colapso soviético, da inicio a esta etapa de restauración conservadora que aun transitamos. Sin embargo una vez más Nuestra América vuelve a mostrar al mundo, al igual que después de 1815, que cuando en Europa hay contrarrevolución, acá estamos los americanos del Sur para mostrar que la revolución sigue viva en el mundo.
Usted ha investigado a fondo la historia de los movimientos revolucionarios latinoamericanos ¿Cual es su impresión sobre las causas de la derrota de esa generación revolucionaria, que pretendió tomarse el cielo por asalto?
Es una pregunta compleja, dada la diferencia de situaciones en el continente, si bien como señalara más arriba nuestros hechos suelen estar relacionados a una lógica colectiva que se origina en los dos proyectos de Patrias continentales que nos han precedido: el Tuwantisullw y la Patria Grande Bolivariana y Sanmartiniana. Siendo así, los hechos si bien respondían a una lógica común como lo era la necesidad de romper la mayor o menor dependencia de nuestros países del imperialismo norteamericano y la dominación más o menos brutal de las oligarquías coloniales, las situaciones diferían en el mayor o menor grado de desarrollo social, económico y político de nuestras sociedades. De allí que en algunos casos la lucha armada fuera imprescindible, tal el caso de Nicaragua, Guatemala,. El Salvador, Colombia y tal vez Guatemala. Pero no lo era tanto en los países más desarrollados industrialmente del continente, donde la presencia de fuertes y, más o menos organizados proletariados industriales, permitían otras formas también eficaces de la lucha de clases, tal el caso de Argentina, Chile, Uruguay, México y Brasil. En estos países las acciones armadas debían o podían jugar otro papel, como lo era el de apuntalar y acompañar las acciones más decididas de los trabajadores, que podían con su organización sindical sumar al conjunto del pueblo a su lucha. También influía en la mayor o menor validez o legitimidad de la lucha armada, la existencia o no de legalidad constitucional republicana en los distintos países. Así, no era lo mismo Argentina donde la oligarquía había retomado el poder por las armas en 1955 con el derrocamiento del gobierno peronista e instaurado un régimen de proscripción política de la mayoría. Lo mismo Brasil donde gobernaban desde 1964 los militares gorilas. Pero no es esa la situación de Uruguay, Chile o México donde pese a sus limitaciones, los regímenes democráticos tenían vigencia. Incluso el hecho de debilitarlos o ignorarlos, como plantearon muchos movimientos guerrilleros de entonces, no fue favorable para la marcha de los propios movimientos insurreccionales, tal cual mostró la experiencia histórica uruguaya, chilena y argentina en particular. En el caso argentino –que es el proceso que más estudié- por ejemplo, cuando el acompañamiento de acciones de violencia popular iniciadas en 1955, apuntalaban el inmenso, potente y formidable movimiento obrero que había dejado el Peronismo como estructura del pueblo argentino, las mismas eran altamente eficientes y apoyadas por la mayoría, lo cual les otorgaba una fuerte legitimidad. Mientras la lucha armada acompañó el desarrollo del movimiento sindical y popular, y actuó con bajas dosis de violencia, sobre todo evitando acciones crueles innecesarias, la misma tuvo éxito, jugó un rol positivo y fue acompañada por la población. Por el contrario cuando después del triunfo popular en las elecciones de 1973, esta lucha se separó de las masas y llegó incluso a enfrentar con acciones armadas al gobierno popular del general Perón elegido por el pueblo con el 62 % de los votos, las acciones armadas se separaron del pueblo, se aislaron, jugaron un rol contrarrevolucionario y fueron destruidas fácilmente por el enemigo. Peor aun, el enemigo las usó como excusa para tomar todo el poder político, acabar con el movimiento sindical, destruir la intelectualidad revolucionaria, endeudar artificialmente la nación, instaurar el terror generalizado provocando parálisis social. Al mismo tiempo se dio a la tarea de comenzar a destruir el país industrial tecnológico y científico con altísima inclusión social que había construido el Peronismo, dando inicio a una nueva etapa de retorno neocolonial de la nación. Este proceso se dio también en Chile, con el MIR enfrentando al gobierno Socialista y Patriótico de Salvador Allende, facilitando el camino a la dictadura de Pinochet, la que pudo completar la destrucción del Chile de postguerra, mediante la reformulación y brutal disciplinamiento de las masas chilenas, cosa que no pudo darse en la Argentina ni Uruguay. Los Tupamaros en Uruguay, una de las pocas guerrillas no leninistas del continente y de acción mas inteligente, se enfrentaron a una situación similar cuando debieron apelar a una dosis de violencia mayor que la que habían utilizado hasta entonces. Aunque cabe aclarar que los Tupas nunca cayeron en el militarismo extremo de ERP, Montoneros o el MIR y mantuvieron un alto apoyo popular, sin embargo fueron impotentes para enfrentar la represión contrarrevolucionaria.
Pero creo que el hecho mayor, no advertido en toda su magnitud por las fuerzas revolucionarias del continente, residía en la cuestión señalada más arriba, respecto de que el Imperialismo norteamericano se replegaba violentamente sobre América Latina, a partir de sus derrotas en Asia, África y Europa. Repliegue que podía hacerlo con éxito, cuestión bastante diferente a la de hoy, según parece. También influía el hecho de que muchas de las luchas no se planteaban un verdadero Frente de Liberación Nacional que incluyera a todas las fuerzas enfrentadas al imperialismo, incluyendo importantes sectores de las burguesías nacionales, lo cual aislaba muchas veces a heroicos y valiosos contingentes revolucionarios. Situación que parece ser muy distinta a la de hoy según manifiestan las revoluciones Bolivariana, Boliviana, Ecuatoriana, Nicaragüense y el proceso brasileño. La Revolución de Bolivia de fuerte raigambre indígena, marca una diferencia central con las luchas de los sesenta y los setenta. Las mismas eran mucho más Eurocéntricas en tanto positivistas, progresistas (en cuanto el paradigma del progreso indefinido) o leninistas. Hay una enorme diferencia entre que la libertad de los pueblos originarios la proclame un blanco que hable en su nombre como lo era el Che, a que sea uno de ellos mismos quien encabece su lucha, como lo es Evo Morales. Es exactamente la diferencia que va de Túpac Amaru II a Juan José Castelli, por ejemplo, sin por ello disminuir la importancia de Castelli o el Che en la emancipación de los pueblos. También jugó un rol importante en la derrota, cierto simplismo en el planteo de la lucha armada, muchas veces planteada ‘porque sí’, ‘porque no había otro camino’, ‘porque estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas’, ‘porque le vía armada es inexorable’, lo cual por supuesto no ayudó al proceso de acumulación política y por el contrario aisló, debilitó y posibilitó el exterminio de los cuadros revolucionarios y de organizaciones enteras. Un elemento crucial en la derrota, lo fue también el hecho de que hubiera un ‘molde’ para la Revolución, y que el mismo proviniera de la URSS, de China o de Viet Nam, o de Cuba (pero de una manera mecánica y repetitiva) lo cual hacía ignorar las condiciones nacionales más peculiares y nuestra propia historia americana, tan rica en Revolución y combate con cuadros inmensos que hubieran podido orientar mejor estos procesos. De la misma manera que había como una necesidad, un imperativo, de que los cambios debían ser hechos de manera inmediata, sin medir correlaciones de fuerza, consensos sociales, estados de ánimo, estado y poder de las fuerzas enemigas, y condiciones materiales concretas de la economía. Siempre recuerdo una reflexión de un compañero del PRT-ERP de Argentina, que señaló en la presentación de uno de mis libros: ‘Nosotros vimos que el mejor proceso revolucionario que habíamos estudiando era el de Viet Nam. Entonces vimos que habían hecho los vietnamitas para obrar tan acertadamente, y vimos que ellos habían estudiado a fondo la historia de Viet Nam. Entonces en la dirección del PRT-ERP decidimos poner a todo el partido a estudiar.... la historia de Viet Nam.’ La excesiva juventud y el excesivo europeísmo del Socialismo existente entonces nos jugó en contra.
Los Partidos Comunistas de nuestro continente no han encabezado ninguna revolución triunfante y salvo contadas ocasiones no se han puesto al frente de los procesos de cambios más significativos. ¿Cuál usted cree que es el motivo de ese fenómeno político social?
Bueno en parte creo haber ido respondiendo esta pregunta, que claro es una de las peculiaridades del proceso político latinoamericano. Creo que la razón principal reside en el mecanicismo de la lectura de Marx en nuestras tierras –que profundizaron errores del propio Marx respecto de nuestras sociedades y del Tercer Mundo en general, tal como puede verse en el escrito horrible de Marx sobre Bolívar o en sus artículos sobre el dominio Británico en la India-, así como en una incomprensión del verdadero carácter de nuestra Revolución Continental de 1809-1824, en su doble carácter de Revolución de Liberación Nacional y de Redención Social del indio, el negro y el mestizo. Por ende había confusión desde el vamos respecto del carácter de la Revolución a realizar o a completar en nuestras tierras, galimatías respondido genialmente por Mariategui cuando señaló ¿cómo vamos a ir al capitalismo para después llegar al comunismo, cuando el Tuwantiswu pasó del comunismo al feudalismo, con la invasión española? Lo que debemos hacer es pasar del comunismo Incaico al comunismo moderno.’ Claro, esta idea genial era inaceptable para el estalinismo y los marxistas de ‘superioridad étnica europea’ como Codovilla o los Ghioldi. Este aspecto étnico-racial-cultural en que se expresaba de manera primordial la lucha de clases en América, así como definir cuál había sido el verdadero carácter de la Revolución de la Independencia, confundía a los primeros marxistas americanos que, claro no podían encontrar la respuesta a estos interrogantes ni en Marx, ni en Engels, ni en Lenin. Tal vez el último Trotzky desde México, entreve de qué se trataba el problema de la Revolución americana. Estos hechos la diferenciaban mucho de la Revolución Rusa que no había tenido ningún proceso democratizador triunfante a lo largo del siglo XIX, y que se producía en un país imperial. Esto era así para todo el continente a excepción de Brasil que no había tenido Revolución de la Independencia, sino por el contrario sólo un cambio de amos portugueses por amos brasileños que habían mantenido a rajatabla la esclavitud, el racismo visceral de las burguesías estaduales y la brutal expoliación y exterminio de sus pueblos indios y de sus recursos naturales. De allí que uno de los pocos procesos revolucionarios armados exitosos en la primera mitad del siglo XX lo haya encabezado Luis Carlos Prestes con su famosa columna, desde una perspectiva Nacional Libertadora. Cabe preguntarse si su adhesión posterior al Comunismo Internacional, favoreció o no la marcha de la revolución brasileña, como pudo verse luego con la derrota de 1935. Todo esto unido, al nefasto papel jugado por la hegemonización estaliniana producida a partir de 1926-1930 a través del papel jugado por Victorio Codovilla, el Partido Comunista Argentino, otros agentes y la propia Komintern, respecto de la valoración de los rasgos nacionales específicos de nuestras sociedades. Llegándose al paroxismo de la alineación de la mayoría de los partidos comunistas –con honrosas excepciones- en su castración revolucionaria transformándolos en meros defensores o agentes de la URSS, desligados –cuando no enfrentados- de la problemática de sus pueblos y países. Así los principales marxistas que entendieron y elaboraron tesis notables respecto del carácter de la Revolución en Nuestramérica, tales como José Carlos Mariátegui, Luis Emilio Recabarren, Jose Penelón, José Antonio Mella, Deodoro Roca o un poco antes dirigentes socialistas como Manuel Ugarte, por nombrar sólo a algunos de los más notables, fueron raleados y sus ideas -claramente originales, americanas y correctas históricamente- reemplazadas por recetas cerradas, que llevaron en general a los partidos comunistas a separase de sus pueblos, o a no poder entender a las sociedades que querían revolucionar. Esto los aisló y no les permitió en general encabezar los movimientos de masas, que se expresaron mayoritariamente a través de Movimientos Nacional Populares. Se llagaría así a extremos notables como lo sería el rol jugado por el Partido Comunista Argentino frente al Peronismo entre 1945 y 1973. Algo tan simple como lo era comprender que el primer rasgo de expresión de la lucha de clases en nuestro continente, como casi en todo el resto del tercer Mundo colonizado por las potencias imperiales europeas, pasaba por el conflicto étnico racial, que se expresaba en el color de la piel y en la defensa de la cultura oprimida por sobre la cultura opresora. Pero claro, llevar adelante esa idea hubiera contradicho el pensamiento europeísta de Marx y de Engels, y de la acción concreta de socialistas y comunistas europeos que consideraban casi natural la superioridad del europeo sobre el indio americano –tal cual señaló de manera errónea y racista Federico Engels en Los Orígenes de la Propiedad Privada la Familia y el Estado. De allí que los socialistas primero y los comunistas más tarde siguiendo la idea eurocentrista y la tesis del ‘progreso indefinido’, se inspiraran en las ideas racistas y antipopulares de Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre, Juan bautista Alberdi o José Ingenieros, negando el rol decisivo de las masas indias en nuestra existencia como cultura, en nuestra resistencia de 500 años ante el domino extranjero, en el rol jugado en la Revolución de la Independencia y en el propio programa que dicha Revolución planteó en tanto, americano, libertario y tupamarista o indiano como se llamaban nuestros padres fundantes. Así, si Sarmiento y lo europeo eran el ‘progreso’, la civilización, ‘el capitalismo’, entonces los caudillos, indios, gauchos, criollos, llaneros y mestizos en general, lo americano, eran la barbarie, lo atrasado y ‘lo feudal’. Y por ende no estaba mal combatirlos –o aceptar su exterminio en nombre del progreso-. De allí al error histórico y político no hay más que un trecho, que en general los Partidos Comunistas recorrieron con rapidez, es decir, confundir el enemigo, aliarse con él y enfrentar a quien debían defender. A esto debe agregarse la lectura errónea de la contradicción proletariado-burguesía en países donde la Revolución Burguesa debía ser completada, y el imperialismo ejercía un dominio económico y político estructural. Esta simplificación errónea, restringía el marco de las alianzas y debilitaba la lucha contra el enemigo principal: el Imperio de turno. Está claro que esto no implicaba la supresión de la lucha de clases al interior del Frente de Liberación Nacional, sólo que debía entenderse que hasta su derrota -en un largo proceso histórico- el enemigo principal era el imperialismo. Y que por supuesto el resultado final no estaba escrito por adelantado, sino que dependería del desarrollo de la lucha de clases en un sentido u otro. Esta situación se repite hoy en la actitud cerril y opositora de muchas corrientes trotzquistas, maoístas o comunistas a los procesos revolucionarios en curso en Bolivia, Venezuela y Ecuador, a los que tildan de ‘reformistas’, ‘burgueses’, cuando no de contrarrevolucionarios. Facilitan así la acción del imperialismo norteamericano, tal como lo hicieran en los años ‘70 con gobiernos como el de Allende, Perón, Velazco Alvarado, la Revolución Cubana o más tarde con la Nicaragüense. Por otra parte la propia experiencia del comunismo en occidente pone en tela de juicio la validez de conceptos como la contradicción burguesía-proletariado, como elemento de construcción política o el slogan de la dictadura del proletariado, en sociedades complejas y conformadas alrededor de consensos políticos, culturales y sociales mucho más intrincados y plurales, que obligan a pensar en articulaciones mucho más complejas, elásticas, pero por sobre todo plurales y democráticas con amplios consensos
¿Piensa usted que los marxistas latinoamericanos, tienen una deuda de elaboración y de praxis, con los trabajadores y los explotados en nuestro continente?
Claro que sí, aunque luego del derrumbe de la URSS esa deuda corresponde a todo el campo del pensamiento revolucionario. Hoy podría decirse que una vez más mientras Europa se instala en la contrarrevolución –gobiernos de Sarkozi, Merkel y Berlusconi- América Latina al igual que ocurriera luego de la derrota de Napoleón en 1815, se transforma una vez más en la vanguardia revolucionaria del mundo. Mientras Asia completa su desarrollo capitalista retornando a la cabeza del capitalismo mundial –el centro de la globalización vuelve a Oriente como lo fuera hasta 1750-, pero sin afectar la estructura brutalmente antidemocrática de sus sociedades. Sin embargo Nuestra América al igual que entre 1815 y 1860 vuelve a estar a la cabeza del cambio social en el mundo. Allí es donde más se nota la presencia hoy de un pensamiento latinoamericano, que de alguna manera retorna a nuestra base teórica fundante como es el pensamiento de los próceres de nuestra Independencia. No hay ningún material escrito en ninguna otra Revolución Burguesa en el mundo entre 1810 y 192, que se compare al Plan de Operaciones de Mariano Moreno para la revolución Continental, escrito en agosto de 1810 en Buenos aires. Sólo con la llegada de la Revolución Rusa. Y eso nos da una ventaja política inmensa que en los 60 y 70 no supimos entender. Las bases de nuestra Revoluciones se deben articular alrededor del pensamiento más avanzado de Bolívar, de Castelli, de Monteagudo, de Moreno, de Simón Rodríguez, de Sucre, de Morelos, de Hidalgo, de Martí, de Belgrano, de Artigas, de Túpac Amaru –el primer hombre en la modernidad en proclamar el fin de la esclavitud- y tantos otros. Desde allí debemos reformular la Liberación Social de nuestros pueblos, asentados sobre la teoría general de la plusvalía, de la lucha de clases, del Estado y del Imperialismo, pero sobre el análisis de nuestra sociedad y Revolución que hicieran nuestros padres fundantes. Nos sobra pensamiento propio para reformular un nuevo Socialismo –que habrá que ver como se denomina en Nuestra América. Si no seguiremos errando.
Según todos los pronósticos, se avecina una crisis alimentaria a nivel global y lógicamente los países menos desarrollados sufrirán las consecuencias más terribles de esta situación. ¿Cuáles son las verdaderas causas de esta crisis y que medidas se pueden tomar en la región para paliar esta situación?
Las razones de la crisis alimentaria global, giran en primer lugar en torno a la decisión de George Bush, en una medida claramente malthusiana, de poner la agricultura mundial a producir combustible para alimentar los 800 millones de automóviles de la burguesía mundial. Esta medida irracional hasta el absurdo, busca impedir el colapso o reformulación de las gigantescas multinacionales petroleras automovilísticas, y las industrias vinculadas al negocio automovilístico, que está claro son las mayores corporaciones del mundo. Por supuesto, si se alentaran las energías alternativas, especialmente la solar, la eólica o la de base de Hidrógeno, no habría nada que circulara por los oleoductos, caños de las refinerías y de las gigantescas cadenas de distribución de la industria petrolera, y esto las llevaría al colapso o a la necesidad de gigantescas inversiones para reformularse, con el agravante que dichas energías son esencialmente descentralizadas y autogestivas. Los ‘biocombustibles’ vienen para resolver esta situación, aun cuando en ello vaya la posibilidad de que más de la mitad de la humanidad se muera de hambre. Este plan, de llevarse adelante en los términos que propuso Bush, haría colapsar de hambre al Tercer Mundo y llevaría a una crisis ecológica total del planeta. La segunda razón se encuentra en la disminución de la producción mundial de alimentos producida por el cambio del sistema mundial de producción del Tercer Mundo, que ha dejado de producir alimentos con base en las necesidades de su población, para producir commodities exportables, para las corporaciones multinacionales dueñas de la producción mundial de alimentos, los agrotóxicos, las simientes y la biotecnología, a partir del cambio durante los años noventa de las políticas de Estado hacia las políticas neoliberales que han obligado a los países del Tercer Mundo a aceptar modelos como los del NAFTA, ALCA o los TLC. Modelos que han destruido la producción básica de alimentos del Tercer Mundo, generando el contrasentido de que muchos países exporten alimentos pero no dispongan de los mismos para alimentar a su población. Ese es, por ejemplo, el debate central hoy en la crisis de la Argentina, que enfrenta a los empresarios productores y exportadores de soja con el gobierno. El otro elemento que ha generado la crisis mundial de alimentos, está relacionado con el calentamiento global –también llamado ‘cambio climático’- que ha afectado la producción de países como Australia, China, los EE. UU., y varios países de África. También lo han hecho, los fuertes procesos de industrialización de China y la India, donde reside casi la mitad de la población mundial. Estos procesos han incrementado enormemente el consumo de alimentos de su población, históricamente vegetariana y autosuficiente en base a la productividad e sus comunidades rurales. Hoy, insertas en el sistema capitalista mundial, han dejado de producir enormes cantidades de alimentos básicos, para pasar a producir grandes cantidades de proteína animal, para lo cual necesitan de vastas extensiones del Tercer Mundo –como la Pampa húmeda argentina, uruguaya y brasileña por ejemplo- para obtener forraje barato –en los términos de su industrialización- que les permita producir carne para sus poblaciones urbanas ‘occidentalizadas’ en sus hábitos de consumo. El último problema grave, es la crisis financiera mundial que ha transformado e los granos en reservas de valor, frente a la caída del dólar y la previsible caída del Euro. De tal forma, la soja, el maíz, el arroz, el trigo –y el costo de la tierra necesaria para producirlos- deben hoy competir en su precio, por un lado con el precio del barril de petróleo y por el otro con el precio del oro. De allí al aumento irracional de los precios de los alimentos hay un solo paso. Este conjunto de factores ha producido la elevación descomunal de los precios de los alimentos, llevando el número de pobres subalimentados a 2800 millones de personas en el globo.
Existe hoy una situación nueva en la Argentina con el gobierno de Cristina Fernández, ¿nos podría decir que intereses representa este gobierno en relación a los trabajadores argentinos?
En principio la derrota de 1976 con la instalación de la dictadura genocida y su continuación y profundización descarada en el gobierno del Infame Traidor a la Patria C. S. Menem, significó la destrucción física de la clase trabajadora argentina, una de las más combativas y organizadas del mundo. Esto se reflejó primero en el terror dictatorial: el 55 % de los 30.000 desaparecidos eran delegados sindicales de base. Es decir más de 16.500 delegados fueron asesinados. Comisiones Internas y Cuerpos de Delegados (en 1976 el 99% de las grandes empresas argentinas poseía Cuerpos de Delegados o Comisión Interna) completos fueron secuestrados sometidos a tortura, asesinados y unos pocos liberados o detenidos legalmente. 800.000 delegados sindicales de base fueron expulsados de sus puestos de trabajo. Luego la política de privatizaciones y desindustrialización del menemismo destruyó física y orgánicamente a la clase trabajadora. A tal punto que si, entre 1945 y 1976 hubo 6 millones de trabajadores ‘en blanco’ y con todos sus derechos laborales (multiplicados por 4 una familia tipo, implicaban casi el 80-90 % de la población argentina de entonces), cuando se llega al final del proceso antiobrero y antiindustrial, al estallar la crisis de diciembre de 2001 -que liquida el modelo neoliberal en nuestro país- sólo restaban menos de un millón de trabajadores industriales, con sus derechos laborales completos. A partir de la rebelión popular de diciembre de 2001, el pueblo argentino ha ido recuperando lentamente sus derechos conculcados en un largo proceso iniciado en marzo de 1976 y concluido en diciembre de 2001, cuando recuperamos nuestra dignidad y comenzamos a reconstruir nuestro sistema democrático. Para tener una idea de qué hablamos, hay que tener en cuenta que la Argentina es la única nación en el mudo que destruyó su sistema ferroviario, que era el más grande de Latinoamérica, con el sólo objetivo de desarticular y destruir al proletariado organizado del cual por supuesto el ferroviario era un núcleo estratégico. Los FFCC tenían 120.000 trabajadores directos distribuidos por todo el país en 48.000 km., de vías férreas que enlazaban toda la nación, incluso al final del gobierno peronista llegaron a abarcar hasta 65.000 Km. Las industrias vinculadas al FFCC daban trabajo a su vez a otros 300.000 trabajadores distribuidos por toda la nación. Hoy sólo restan alrededor de 11.000 trabajadores y el FFCC sólo cubre 10.000 km de vías especialmente destinado a la carga y pasajeros urbanos. Habiendo sido además privatizado a precio vil, o ningún precio, que es la realidad. Lo mismo puede observarse en cada una de las demás ramas de la industria, y en particular en lo referido a las empresas del Estado que habían sido el núcleo de hierro de la poderosa clase obrera argentina estructurada en su Poderosa CGT y en sus miles de comisiones internas y cuerpos de delegados. El grado de destrucción física de la clase obrera ha sido tal que si en 1976 el 99 % de las empresas poseía Cuerpo de Delegados de Base (Comisiones Internas de fábrica) hoy ese logro sólo existe en el 12.8 % de las empresas. Peor aun las nuevas empresas que se crean o se instalan en el país pone como condición la no existencia de Cuerpo de Delegados.
Ahora bien, el gobierno de Néstor Kirchner primero, y el de su esposa Cristina Fernández que es su continuación, han tenido una serie de rasgos muy positivos y otros no tanto. De hecho es el emergente de gobierno de la gran rebelión popular de diciembre de 2001, al no haber podido el campo popular-revolucionario (si es que existe algo que pueda llamarse así en la Argentina de hoy) articular ninguna alternativa por fuera del sistema de partidos políticos hegemónicos. De tal forma, Kirchner aparecía como la ‘izquierda’ del sistema existente. Entre los hechos positivos cabe señalar que se ha retornado a juzgar a los genocidas, cerrando el círculo de la impunidad para los crímenes del Terrorismo de Estado ocurrido entre 1976 y 1983, y una muy correcta política de respeto por los derechos humanos. Estos dos hechos son política e históricamente decisivos para construir una nueva sociedad democrática, interrumpida en 1985 con las rebelión ‘carapintada’ y la claudicación del Presidente Alfonsín en las ‘Felices Pascuas’. Kirchner también ha cerrado el camino al ALCA, y ha sido él en persona, quien se lo ha expresado a Bush en la cumbre de Mar del Plata. Kirchner y Cristina se han sumado abiertamente a la nueva ola de gobiernos populares habidos en Nuestra América, y en particular ha desarrollado una estrecha alianza con la revolución Bolivariana, encabezada por el compañero Hugo Chávez Frías en Venezuela, vanguardia revolucionaria del continente -por designar de alguna manera su lugar histórico. También han sido solidarios y actuado en común con el gobierno de la gran Revolución indígena de Bolivia, con Nicaragua, con Brasil, con Ecuador y han apoyado el triunfo del nuevo gobierno paraguayo. Queda por resolverse el conflicto con la hermana República Oriental del Uruguay por el tema de las pasteras, pero allí faltó grandeza de Argentina y Brasil para desde el Mercosur hacer las inversiones necesarias para transformarlas en papeleras y en resolver el tema de la contaminación. Cabe señalar que el conjunto de estos procesos conforman lo que he llamado –al igual que otros historiadores- una nueva época histórica del continente. Una nueva etapa del proceso de liberación y de unidad continental, con el agregado nada desdeñable de que en esta etapa, Brasil está de este lado de la ecuación, y ese es un hecho altamente positivo y fuertemente debilitante para los planes del Imperio. En ese marco el gobierno de Cristina empalma perfectamente con lo mejor que está ocurriendo en el continente, aun con sus debilidades y limitaciones, debiendo destacarse su actitud y su discurso continentalista cuando la creación del Banco del Sur, pieza estratégica de liberación continental. El gobierno Kirchener también ha sido clave en desmontar el modelo económico especulativo desarrollado entre 1976 y 2001 y en retomar un modelo productivo que ya ha producido siete años de crecimiento continuado de la economía. En ese marco sus políticas han permitido una importante recuperación del empleo, orillando la desocupación el 8-9% aun cuando perduran inmensos sectores con altísimos niveles de pobreza e indigencia. Por su parte el salario está aun a niveles históricos muy bajos, de la misma manera que las condiciones de trabajo, incomparablemente inferiores a las de 1974, por tomar el año pico del desarrollo industrial argentino. Los gobiernos Kirchner no han modificado los rasgos estructurales de la economía argentina neocolonizada, no habiendo recuperado el petróleo, la minería, los recursos hidroeléctricos y demás elementos básicos de la nación, aun cuando ha dado algunos pasos, como lo fueron recuperar algunas empresas que habían sido privatizadas. No modificó sino que profundizó la política neocolonial de la sojización, que acaba de estallarle en las manos, sirviendo de base para una fuerte campaña de desestabilización de su gobierno por parte de las fuerzas de la derecha y del imperio.
Desde el punto de vista de los trabajadores el hecho más importante es la recuperación del empleo, la discusión salarial y el pasaje del Movimiento Piquetero a la ocupación y por ende a la reconstrucción de los sindicatos, lo que ha permitido que hoy la participación del salario en al Renta Nacional trepe a valores cercanos al 40%, habiendo recuperado casi 20 puntos respecto de los valores devastadores de la crisis de diciembre de 2001. En esta recuperación del empleo y de la discusión salarial se encuentran los motivos principales de la actual intentona golpista motorizada por los empresarios y terratenientes rurales. Por supuesto que esta parte es la más positiva, resta por resolver lo principal que pasa por la recuperación de los niveles elevados de vida y organización que poseyó la clase obrera argentina entre 1945 y 1975 y en particular entre 1945 y 1955.
¿Existe en estos momentos un rearme de los trabajadores argentinos y una nueva articulación del movimiento popular en relación a sus intereses de clase?
Si, como les decía, si la lucha principal en los noventa y en los años inmediatos posteriores a la crisis del 2001, residió en el potente Movimiento Piquetero –expresión clarísima de la clase obrera desocupada heredera de una altísimo nivel de organización y experiencia sindical anteriores-, hoy la lucha vuelve lentamente a lo gremial y a los conflictos sindicales de clase aunque enmarcadas en la lucha nacional y popular, más que clasista pura. Luchas que han permitido el surgimiento de fuertes corrientes combativas y clasistas populares en el movimiento obrero. Asimismo también la experiencia del movimiento obrero argentino ha producido el fenómeno de las Empresas Recuperadas las que han significado una respuesta creativa frente al abandono de la patronal de las fuentes de trabajo, con fuertes reminiscencias socialistas, cooperativistas y de autogestión según los casos. Por lo que puede decirse, que luego de su mayor derrota en la historia moderna (el período 1976-2001) el movimiento obrero argentino, centro de la resistencia popular, está de vuelta. Aun cuando se haya generado un potente movimiento social en nuestro país que excede la idea de lo que sería asalariado, proletario u obrero. Pues hay un potente movimiento Piquetero, de Empresas Recuperadas por sus trabajadores, de lucha y defensa ambiental, de derechos humanos, de derechos democráticos en general, de asambleas populares, de derechos sexuales y de género, de pequeños campesinos que reclaman tierra y el cese de su expulsión, de los pueblos originarios que han emergido fuertemente al calor también de las fuertes colectividades, bolivianas, paraguayas y peruanas que viven en Argentina. Podría decirse que el triunfo de Evo Morales provocó un terremoto en la gran masa indígena argentina que debió soportar el largo y tremendo racismo de la clase alta y media de nuestro país. La Argentina vive después de diciembre de 2001, una nueva etapa histórica al calor de lo que ocurre también en el continente, y esa etapa es democrática, popular y de Liberación nacional y social. Se equivocaría quien viera en ella una lucha por el socialismo, término o concepto, que debe volver a ser redifinido. La actual ofensiva de la derecha busca casualmente derrotar ese potente movimiento popular que irrumpió en diciembre de 2001 y cambió el curso de nuestra historia.
Se observa un nuevo mapa político en Latinoamérica y se suceden importantes procesos de cambios en la mayoría de nuestros países. ¿estamos frente a un cambio de época o los cambios son más bien cosméticos?
Bueno creo que le contestado esa pregunta unos párrafos más arriba. Creo haber sido de los primeros allá por 2002-2003 en usar el concepto de Cambio de Época, dado el carácter continental y profundo del proceso suramericano en marcha. En mi opinión este es el momento más importante de la posibilidad de cambiar para siempre la situación en América latina –dispénseme la utilización de dicho término- desde los tiempos de la Revolución de la Independencia -uso ese concepto que acuñó el historiador paraguayo Julio César Chávez dada su precisión respecto al doble carácter de la Revolución Emancipatoria, como social y de Liberación nacional- de allí la profundidad y continentalidad del proceso, más allá que el mismo es heterogéneo en sus distintos países. Pero el sólo hecho que Venezuela, Brasil y Argentina encabecen la idea de una unión continental independiente en lo concreto y real del dominio norteamericano, es algo indudablemente revolucionario que empalma directamente con las ideas y planes de Miranda, Castelli, Moreno, Bolívar, San martín y O‘Higgins. Eso no puede ignorarse y dada la continentalidad indígena que nos precede, este proceso se está difundiendo por toda la extensión de los Andes desde México hasta la Patagonia de manera casi inexorable e indetenible, incluyendo por primera vez al Brasil. Aunque aquí parecería, más desde una perspectiva de proyecto de burguesía nacional independiente, que sabe que va a una confrontación con los EEUU., y necesita no solo fortalecer su mercado interno extendido (Mercosur) sino principalmente la alianza con el resto de Nuestra América para poder sortear dicha confrontación, por cualquiera de las dos vías en que se produzca. Brasil también influye positivamente en el proceso continental –y mundial- a través de su alianza con Rusia, China e India, mediante el grupo BRIC. No debe olvidarse que nuestra base indígena es el sustrato básico donde se procesan y generan los grandes movimientos históricos en el continente, y esta posee una historia propia que está recuperándose rápidamente y se extiende en esa misma dirección señalada casi en forma espontánea y simultánea. El estallido comenzó con el Caracazo, le siguió el Santiagazo (Santiago del Estero en el Norte argentino) y casi inmediatamente emergió la rebelión Zapatista, que conmovió a Los Andes. Al punto que la conmoción posterior de los Inkas, los Ayamras, los Quechwas –y demás pueblos andinos- y los Guaranyes, comienza con la gran rebelión zapatista en territorio maya-zapoteca. Rebelión que además elige el camino de la no confrontación innecesaria, promoviendo la construcción desde abajo, modificando con su ‘mandar obedeciendo’, su lenguaje y su tempo indígena, todos los paradigmas del leninismo y los brutales errores de los ‘60 y los ‘70. Por supuesto reconociendo sus errores y limitaciones, como puede ser el no entender la necesidad de apoyar a López Obrador para acabar con el neoliberalismo en México y sumar al más -importante cultural y étnicamente- hablando de los pueblos indios de América al proceso de cambio continental. No me cabe duda que eso ocurrirá en el próximo período, al igual que en el Perú. El rasgo de gran rebelión indígena que ha adquirido esta nueva etapa de la rebelión continental, sumado al papel que juegan algunas burguesías nacionales y esa tendencia que aflora en los gobiernos, en buscar el acuerdo y la colaboración entre pueblos hermanos de una manera no vista desde los inicios de la Revolución continental –a excepción del infame genocida Álvaro Uribe claro está-, también nos remite a las dos grandes revoluciones que nos dieron origen: la de nuestro padre Túpac Amaru II y la de los criollos, indios y mestizos que hicieron la Revolución de la Independencia. De allí que más allá de las limitaciones y diferencias entre los procesos de los distintos países hermanos, veo esta nueva etapa continental como un claro cambio de Época, que a no ser por una guerra nuclear no veo posible para el imperialismo norteamericano detener.
¿Qué opinión le merece la revolución bolivariana y como ve el papel de Venezuela en el concierto de la lucha antiimperialista?
Algo he dicho, creo que la emergencia de la revolución Bolivariana modificó estratégicamente el escenario continental, como otrora lo hiciera el Cardenismo, o más tarde el Peronismo. Esa conjunción de pueblo y Fuerzas armadas suele ser decisiva para poder avanzar en la construcción de un poderoso Estado Nacional, que debe realizar las tareas no resueltas por nuestras burguesías nacionales industriales inexistentes o siempre coloniales, tal cual planteara Mariano Moreno ciento diez años antes que Lenin y Trotzky. De allí que el proceso Bolivariano impactó en profundidad en Nuestra América, tal cual lo hemos podido comprobar en los años subsiguientes. El hecho de mancomunar a militares, pueblo y una economía fuerte por la posesión de un recurso estratégico, unido al rol indiscutido del Comandante Chávez (una perfecta simbiosis de Fidel y Perón, con matiz, garbo caribeño y color mulato) nos devolvió al centro de la historia a la Patria de Bolívar –a la mitad por lo menos- y eso no es un hecho menor, como no lo fue cuando la Patria de San Martín, a través del primer Peronismo se lanzó –aunque prematuramente- a promover la unidad continental. Eso lo pueden plantear pocos países; Venezuela, Brasil, Argentina, México, tal vez. Y eso está ocurriendo y está en marcha ascendente. Por otra parte el gobierno chavista ha obrado con una habilidad ejemplar en la creación de los consensos, y en no dar un solo paso adelante que el enemigo no hubiera permitido primero con su reacción que lo legitimara –en una profundización de lo hecho por Fidel en la marcha de la Revolución Cubana hasta la crisis de los misiles. Tal el caso de la recuperación de la renta petrolera o de las leyes de pesca y tierras. La Revolución Bolivariana aporta además la idea de la Democracia Participativa como profundización de la democracia, resolviendo uno de los intríngulis más complejos que Lenin y Trotzky habían dejado sin despejar, como lo es crear una sociedad más justa con más libertad y más democracia y no con menos. En este punto tengo mis dudas sobre la conveniencia o no de que la revolución Bolivariana –cabeza de la revolución continental, una vez más- deba llamarse Socialista, me parece que no ayuda, pues es necesario redefinir el concepto del Socialismo, dado que la URSS cayó por sus propios errores y China abandonó el Socialismo y se hizo capitalista. De allí que incluso todo ese complejo de problemas, es una discusión que nos debemos los marxistas, y que si bien los americanos le estamos dando respuesta, me parece que debemos buscar las repuestas más en nuestro pensamiento liminar, que en Lenin, Mao o el Che. Lo he dicho y lo refirmo, que creo que a la Revolución Bolivariana le sería más fácil su tránsito, manteniendo su denominación de Bolivariana, haciendo honor y profundizando lo más radical del pensamiento de Bolívar, de Rodríguez, de Sucre, de Monteagudo, de Bello, que buscando solución en términos que nos cambian el eje del debate. Tal vez, el primer resultado negativo ocurrido en las elecciones de diciembre tenga algo que ver con esta cuestión, que no es sólo de denominación por supuesto.
¿Es posible construir el socialismo en un país rentístico petrolero y con un bajo nivel en el desarrollo de las fuerzas productivas?
Claro, la primera pregunta que surge es ¿qué es el Socialismo hoy?, después de todo lo ocurrido en el mundo y en particular con lo que llamábamos Socialismo Real. Es bueno recordar que el actual presidente del FMI también se llama ‘socialista’. Y que hoy la palabra socialismo debe ser explicada. ‘-Sí, socialista pero no como en la URSS’, por ejemplo, o ‘-Socialista sí, pero no como en China’, por lo que la situación se complica. Me parece mucho más fácil para Venezuela seguir adelante con su Revolución Bolivariana que no debe ser explicada, sino vivida por sus resultados, que es mucho más lindo y fácil. No es lo mismo para los militares venezolanos patriotas jurar por Bolívar que hacerlo por Marx, Engels o el Socialismo. Por otro lado si un proceso se proclama Socialista, inmediatamente aparecen los dueños del Socialismo, que me dicen ‘ah, no el socialismo es así, es asá, es como está en los libros y no como ustedes lo están haciendo’, lo que complica fuertemente la creación de consensos y abre camino rápidamente al sectarismo y al dogmatismo. Por el contrario, mantener nuestras revoluciones en el marco de nuestras ideas fundantes democráticas, igualitarias, redentoras y emancipatorias, no tiene límite alguno y nos permite generar todo lo contrario, desde el punto de vista de los efectos sociales y políticos. Ahora bien, dicho esto, por supuesto creo que Venezuela está dando pasos a su desarrollo que la llevarán a completar un capitalismo nacional, estatal, con un alto contenido social, que es lo que podemos construir en este tiempo histórico, y que incluso es lo que la URSS había construido, sólo que sin democracia política ni libertades públicas, cuestión que hoy sabemos decisivas. Las libertades públicas y la democracia han sido conquistas de las masas y no inventos de la burguesía. Respecto de como funcione es otra cuestión discusión. No puede haber socialismo, ni ningún proceso emancipatorio, ni nada que se le parezca, o como se llame sin libertad, libertad, libertad y más libertad. Tal cual lleva adelante correcta y decisivamente el gobierno de la revolución Bolivariana encabezado por el Comandante Hugo Chávez Frías.